El karma familiar, o las deudas de nuestros antepasados que cargamos encima | Opinión

La ley del karma afirma que cada acción libera una energía kármica que retornará a ti en una vida futura, o podría heredarse por tu linaje familiar. Esto se llama “karma familiar”, y es transmitido de generación en generación. Estamos endeudados por las acciones de nuestros antepasados.

El karma, un concepto utilizado por varios movimientos espirituales, estipula que la ley cósmica de “causa y efecto” puede reencarnarse, por ende, en esta vida estamos subordinados a las acciones de vidas pasadas.

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Muchas personas tienen conflictos familiares, algunas relaciones son a medias o inexistentes, pero podemos cortar los cordones emocionales con los miembros de nuestra familia y eliminar el karma familiar.

Los cordones emocionales se forman en esta vida o en vidas anteriores. Los miembros de tu familia no fueron seleccionados al azar, fueron una selección estratégica realizada por tu alma que influye en tus experiencias como humano. Los miembros de tu familia son almas que han experimentado numerosas vidas entre sí, y han tenido diferentes roles en tu linaje familiar en vidas pasadas aquí en la tierra.

Los cordones emocionales están unidos a ti por sucesos específicos como traumas, o por personas que te transfieren su energía. Esos cordones emocionales pueden ser positivos o negativos, y encontramos este tipo de lazos energéticos cuando estamos enamorados, o cuando alguien nos envidia.

Algunos de nosotros tenemos “karma familiar” desde que nacemos, esta energía kármica se manifiesta a nivel subconsciente. Si tus familiares se han reencarnado en tu mismo linaje familiar, la misma dinámica familiar se perpetúa.

Otros nacemos puros, pero a medida que crecemos, progresa nuestro ego, juzgamos, criticamos, y hasta deseamos la muerte a otros seres humanos. Esto trae como consecuencia que sintamos miedo, y nos atrasemos emocionalmente, nuestra alma pierde su pureza. Si todas esas energías nocivas no son sanadas, nuestros descendientes las absorben.

Lo que no se paga en una generación, se paga en la siguiente. Las energías de nuestros predecesores se impregnan en nosotros por acciones que pueden haber cometido por resentimiento, falta de amor, u odio.

Es fácil detectar si cargas un karma familiar, por ejemplo, si te pones en un segundo plano sin pensarlo cuando se trata de un familiar, ya que tu familia es lo primero, lo segundo y lo tercero, es decir tienes una facilidad increíble para sentirte responsable de todo, incluso si el problema no tiene nada que ver contigo. Te metes en problemas que no te corresponden solo para ayudar, y siempre haces más de lo que puedes, y te autocriticas con facilidad.

La mayoría de las familias luchan contra las llamadas “tinieblas del karma”: injusticias, adicciones, crueldades, pobreza, enfermedades, abandonos e infidelidades. Existen varios métodos para detectar si alguna de estas “tinieblas” está perturbando o ha dañado a tu familia. Estos incluyen, pero no se limitan a, tener un diario, mapeo kármico, meditación, sanación bioenergética, lectura de Registros Akáshicos, y rituales chamánicos.

Cada ser humano puede volver a escribir su libreto en esta vida, nadie está condenado a repetir la historia de otros, estos karmas deben tomarse como experiencias que sirven para solidificar patrones de conducta propios, y no caer en su trampa. Tú tienes el poder de cortar cualquier cordón emocional ya que están todos dentro de ti, explora las lecciones integradas en tus relaciones familiares, ten compasión por las “tinieblas del karma” que están presentes, y transmuta las emociones negativas sobre tu familia que te sofoquen.

Vivimos en un Universo que quiere que evolucionemos, la familia es un regalo, no una maldición, sin embargo, no debes sentir apego por aquellos que te dañan, sean quienes sean. Rodéate de personas que sientan amor por ti.

El propósito del “karma familiar” no es martirizarnos, nos trajeron a este mundo los padres que escogimos mientras preparábamos nuestra encarnación. Optamos por esas experiencias porque las requeríamos para nuestra evolución espiritual. Comprender los mensajes del “karma familiar” es parte del proceso evolutivo.