Juez mexicano condena a tres miembros de Los Zetas hasta 82 años de cárcel por masacre de migrantes
CIUDAD VICTORIA, México (AP) — Un juez mexicano sentenció entre 73 y 82 años de cárcel a dos jefes y un miembro del violento grupo de Los Zetas relacionados con la masacre de 72 migrantes de diferentes nacionalidades ocurrida en 2010 en el estado norteño de Tamaulipas, en México.
La Fiscalía General de México informó el lunes que un juez federal condenó a los tres integrantes de Los Zetas por los delitos de delincuencia organizada, secuestro con agravante y corrupción de menores de 18 años.
En agosto de 2010, personas de diversas nacionalidades fueron ejecutadas por miembros de una organización delictiva y posteriormente localizadas dentro de una bodega. En ese momento, Los Zetas eran un brazo armado del Cártel Del Golfo y al separarse se inició una guerra entre bandos que alcanzó a Tamaulipas y otros estados del país.
El entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012) había declarado la guerra a los cárteles, quienes también luchaban entre sí.
En la matanza de los 72 migrantes, que conmocionó a México, no sólo participaron miembros de Los Zetas; también hubo policías bajo investigación.
Una de las sentencias fue para el cabecilla Ricardo Román Palomo Rincones, alias “El Coyote”, con una pena de 82 años y nueve meses de cárcel y una multa de 1.042.899 pesos (unos 52.144 dólares).
Otro de los líderes del grupo, Martín Omar Estrada de Luna, alias “El Kilo”, fue sentenciado a 73 años y tres meses de prisión y multa de 948.090 pesos (unos 47.404 dólares). Asimismo, el pistolero identificado como Juvenal Burciaga Venegas, alias “El Alacrán”, recibió 76 años y nueve meses de prisión y 676.591 pesos (unos 33.829 dólares) de multa.
Según documentos oficiales mexicanos, una decena de personas en vehículos marcados con una “Z” interceptaron en agosto de 2010 en el noreste del país dos camiones cargados de migrantes a quienes les preguntaron si querían “trabajar para la guerra”. Solo uno aceptó. A todos los demás les vendaron los ojos, les ataron las manos y tumbados en el suelo los ejecutaron. Un ecuatoriano que sobrevivió logró huir del lugar y alertó a la Marina sobre los hechos.