Las joyas de la última corona italiana: están en una caja de seguridad y ahora los Saboya reclaman que se las devuelvan

Umberto II, último rey de Italia, junto a su hermana Marie
Umberto II, último rey de Italia, junto a su hermana Marie

ROMA.- Las joyas de la corona británica pueden verse en el famoso museo de la Torre de Londres, sitio de gran atracción turística y, por ende, fuente de ingresos para el país. En Italia, que tuvo una monarquía hasta junio de 1946, las joyas de la corona son invisibles. Están guardadas desde hace 75 años en una caja de seguridad del sótano de la Banca de Italia (como se llama aquí el Banco Central) y ahora la ex casa real de los Saboya reclama a viva voz que se lo devuelvan.

Se trata de un tesoro de 6372 brillantes y 2000 perlas, de distintas formas y medidas, montados sobre collares, aros, diademas, broches y demás, cuyo valor podría alcanzar los 500 millones de euros.

“Intentamos todas las vías posible, pero no hubo caso”, dijo Sergio Orlando, abogado de los príncipes Víctor Manuel y las princesas María Gabriela, María Pía y María Beatriz, los cuatro hijos de Umberto II, el último rey de Italia, que anunció hoy que emprenderá una batalla legal contra el Estado italiano para que haya una restitución de las joyas.

“En referencia a las joyas, a todos los bienes muebles y personales de la familia de los Saboya, depositados por el rey Umberto II en la Banca de Italia, para que fuera asegurada su custodia y garantizada la vigilancia necesaria para la conservación para los fines de su restitución, solicitamos a la Banca de Italia que gentilmente disponga, dentro de los diez días de la recepción de la presente, a la restitución de los antes mencionado, concediendo, además, su visión, al tener sus herederos el pleno derecho”, indicó el abogado, que lanzó un ultimátum y prometió acciones legales contra el gobierno de Italia, el Ministerio de Economía y la Banca de Italia.

Hijo del rey Víctor Manuel III, que reinó de 1900 a 1946 y apoyó desde 1922 al régimen fascista, Umberto II, el último rey de Italia, reinó apenas 26 días y se fue de Italia con su familia sin abdicar, en junio de 1946. En esa fecha, los italianos se pronunciaron en un referéndum en favor de la República y en contra de la monarquía. Al caer la monarquía, si bien una parte de los bienes pasó a ser parte de la dotación atribuida al presidente de la República, muchos otros –entre los cuales se encontraban las joyas de la corona– cayeron en manos del ministerio de Finanzas, que las custodió en el Banco Central, desde donde nunca más se movieron. ¿Por qué? Porque el mismo rey Umberto II se las confió a Luigi Einaudi, uno de los padres de la república italiana, entonces al frente de la Banca de Italia, para que “fueran entregadas luego a quien tuviera derecho”.

Setenta y cinco años después, el abogado de sus herederos, Orlando, contó a la prensa italiana que hasta ahora fracasaron todas las mediaciones emprendidas para recuperar las joyas. Mientras la Banca de Italia dice que no tiene la facultad de decidir sobre la disponibilidad de los bienes, sino que su única función es la de custodiar las joyas, el gobierno y el ministerio de Economía aseguran que la propiedad es del Estado. “Pero son bienes de la familia que deben ser devueltos a los legítimos propietarios, algo que demostraremos citando en juicio al Estado”, protestó el abogado de los Saboya, que hoy tuvo una nueva y fallida reunión con representantes de la Banca de Italia, en la que también estuvo el príncipe Manuel Filiberto, hijo de Víctor Manuel y nieto del último rey.

“Es ridículo que las joyas hayan quedado encerradas en una caja de seguridad de la Banca de Italia”, comentó el príncipe Manuel Filiberto, al salir de la reunión en la que estuvieron ausentes los representantes del Gobierno y del Ministerio de Economía. Su tía, la princesa María Gabriella, hija del rey Umberto, en tanto, a través de un historiador hizo trascender su “asombro” porque jamás siquiera pudo ver esas joyas, pese a sus pedidos a la Banca de Italia.

Mientras se avecina una batalla legal de lo más ardua, en la que se esperan golpes de escena, porque a diferencia de los demás bienes reales, las joyas no fueron confiscadas en junio de 1946, crecen las especulaciones en torno a su valor, que algunos creen que rondaría los 500 millones de euros. “Son sin dudas de valor inestimable, ya que las joyas de origen real alcanzaron precios siderales en recientes subastas”, consideró Imelde Corelli Grappadelli, diseñadora de arte y orfebre, en declaraciones al diario La Repubblica. Aunque Gianni Bulgari, de la famosa joyería homónima, que vio las joyas “invisibles” en una inspección que pudo hacer en 1976, opinó distinto: “recuerdo mi desilusión y haber dicho: ¿es posible que el tesoro de la corona sea éste?”.