Japón envejecido y endeudado debate derecho a 'morir con dignidad'

TOKIO (Reuters) - Un empleado retirado de una aerolínea, Tarou Tanzawa, dijo que no había pensado mucho sobre su propia muerte hasta que su madre de 84 años fue diagnosticada con un linfoma maligno y decidió no elegir un tratamiento caro e invasivo para prolongar su vida. Observó a su madre morir en paz en una residencia donde solo recibió cuidados paliativos después de salir del hospital donde fue diagnosticada. Poco después, Tanzawa hizo su propio "testamento vital", donde estipuló que no quería tratamientos para prolongar su vida si se convertía en enfermo terminal o estaba en estado vegetativo. "Me pareció muy pronto (para que su madre muriera), pero también pensé 'Ah, existe esta forma de morir'", dijo a Reuters Tanzawa, de 68 años. "Mi generación de 'baby boomers' (...) está llegando a la vejez, y debemos enfrentarnos a la muerte como una cuestión práctica". Aunque Japón tiene una de las poblaciones de más rápido envejecimiento del mundo, el país no tiene leyes relativas a "testamentos vitales", por no hablar de suicidio asistido, que es legal en algunos estados de Estados Unidos como California y algunos países como Canadá y Bélgica. Japoneses como la familia Tanzawa, con "testamentos vitales", son una pequeña minoría. Pero a medida que los 'baby boomers' ponderan su propia desaparición y el país lucha con la peor deuda pública de entre todos los países desarrollados, debido en parte al aumento de los gastos de atención médica, el tabú de evitar los cuidados de prolongación de la vida se está disipando. El tema de la "muerte natural" cada vez se está abordando más en programas de televisión, periódicos, revistas y libros, los seminarios sobre la preparación para la muerte son muy populares y los expertos en salud dicen que el uso de sondas de alimentación para los pacientes ancianos débiles está disminuyendo. "Creo que estamos en un punto de inflexión en cuanto a actitudes", dijo Teruhiko Mashiko, un legislador de la oposición y líder de un grupo de parlamentarios que se creó hace una década para discutir una ley que da protección legal a los médicos que retiran los tratamientos de prolongación de la vida con el consentimiento de los pacientes. "La opinión de que no se dignifica como ser humano a quien se mantiene vivo simplemente por tratamiento médico es cada vez más común", dijo Mashiko en una entrevista.