La izquierda recupera fuerza en elecciones de Uruguay pero no le alcanza para evitar el balotaje

MONTEVIDEO (AP) — Pese a que ganó terreno respecto de la última elección, la izquierda uruguaya no obtuvo los votos suficientes para ganar el primera vuelta las elecciones generales y su candidato Yamandú Orsi, del Frente Amplio, se medirá en un balotaje el 24 de noviembre con el postulante del oficialista Partido Nacional, Álvaro Delgado.

El Frente Amplio, que estuvo al mando del país entre 2005 y 2020, confiaba en una remontada para recuperar la hegemonía que perdió en los comicios de 2019 y esperaba cosechar un piso del 45% de los apoyos para hacer frente a la coalición oficialista encabezada por el Partido Nacional.

Sin embargo, según los resultados oficiales, con un 99,92% del conteo escrutado pasado el mediodía del lunes por la Corte Electoral, el histórico bloque de izquierdas logró el 43,9% de los votos frente a 26,8% del Partido Nacional.

Los números suponen una victoria agridulce para la formación izquierdista. Aunque el Frente Amplio del expresidente José “Pepe” Mujica (2010-2015) ratificó su favoritismo con 17 puntos de ventaja, el oficialismo tiene asegurado el soporte de partidos de menor envergadura, que podría ser crucial para la segunda ronda. Una vez más, aunará fuerzas con el Partido Colorado, tercero en los comicios y con un potencial de transferencia de votos de un 16%.

Todo indica que la segunda vuelta será bastante reñida, con las proyecciones apuntando una diferencia de poco más de 1% entre las dos principales fuerzas políticas del país.

Asimismo, la incertidumbre se repetirá en el Congreso, ya que ninguno de los dos bloques logró la mayoría parlamentaria absoluta: si bien la coalición izquierdista ganó un respiro al confirmar que se ha asegurado la mayoría en el Senado con 16 de los 30 escaños, en la Cámara de Diputados la composición final se presenta mucho más fragmentada y sin mayorías fijas.

Así, el próximo presidente de Uruguay, de unos 3,5 millones de habitantes, deberá ser bastante negociador y tendrá el desafío de navegar por las diferentes fuerzas políticas en medio de una composición inédita del Parlamento, en especial en la Cámara de Representantes.

La cámara baja estará compuesta por 48 diputados del Frente Amplio y 49 de la Coalición Multicolor, distribuidos entre 29 del Partido Nacional, 17 del Partido Colorado, dos de Cabildo Abierto y uno del Partido Independiente.

A esto se suma la gran sorpresa de la jornada electoral del domingo: el partido de Identidad Soberana, que logró dos asientos y no apoya a ninguna de las dos principales fuerzas políticas, por lo que la negociación será clave a fin de garantizar la gobernabilidad.

Pese a los resultados por debajo de las expectativas, la votación de la víspera transcurrió sin incidentes y ambos candidatos han alabado la madurez del proceso electoral en el país. Ambos contendientes mostraron su aprecio a la armonía y tanto Orsi como Delgado brindaron discursos ejemplares de reconocimiento al adversario.

Cada uno a su manera indicó su disposición y compromiso para la segunda vuelta e hizo hincapié en mantener una “sana” competencia electoral.

Mientras Orsi prometió respetar la “sana y respetuosa competencia electoral” que tanto se valora en el país, Delgado enfatizó la “tolerancia” que marca el tono político en Uruguay, donde los extremos no son bienvenidos.

"Para los de fuera puede parecer extraño, pero para nosotros es normal. Nos gusta hacer todo con calma, no nos gustan los cambios bruscos ni los extremos”, bromeó el vendedor Luis Alberto sobre la característica moderación del país sudamericano.

El respeto a las bases democráticas se hizo sentir también en las reacciones a los dos plebiscitos que igualmente fueron votados la víspera y que, por amplía mayoría, fueron rechazados por los uruguayos. Con menos del 40% de apoyo, los electores rechazaron tanto el proyecto de permitir los allanamientos nocturnos en las residencias, en el marco de la creciente preocupación sobre la inseguridad, como la propuesta para reformar la seguridad social y el sistema de pensiones.

Desde sus bases, los impulsores de ambas consultas populares han coincidido en que la ciudadanía “habló” y que "hay que respetar el resultado”.