Israel tiene varios frentes abiertos, pero su prioridad sigue activa: matar Yahya Sinwar, líder de Hamas
WASHINGTON.- En enero, los gobiernos de Israel y Estados Unidos pensaron que habían tenido un golpe de suerte en su cacería de uno de los hombres más buscados del mundo.
El 31 de enero, grupos comando de Israel tomaron por asalto una intrincada red de túneles en el sur de la Franja de Gaza, en base a datos de inteligencia que indicaban que allí se ocultaba el líder de Hamas, Yahya Sinwar.
Resultó que allí había estado, pero ya no: apenas unos días antes, Sinwar había abandonado ese bunker cavado debajo de la ciudad de Khan Yunis, dejando atrás documentos y fajos de shekels -la moneda israelí- por valor de 1 millón de dólares. La cacería siguió, aunque con nulas evidencias concretas de su nuevo paradero.
Desde los cruentos ataques contra Israel del 7 de octubre que ayudó a planificar y dirigir, Sinwar es una especie de fantasma: no se muestra jamás en público, rara vez postea mensajes para sus seguidores y no da pistas de dónde podría estar.
Sinwar es, por lejos, la figura más importante de Hamas, y su habilidad para evadir su captura o la muerte le han negado a Israel la posibilidad de afirmar de manera contundente que ganó la guerra y erradicó a Hamas, en un conflicto que no solo diezmó las filas del grupo terrorista, sino que también dejó a Gaza en ruinas y se cobró la vida de decenas de miles de civiles.
Los funcionarios israelíes y norteamericanos afirman que Sinwar abandonó las comunicaciones electrónicas hace mucho tiempo y que logró esquivar la sofisticada redada de inteligencia para ubicarlo. Se cree que se mantiene en contacto con la organización que dirige a través de una red de mensajeros humanos. ¿Cómo funciona ese sistema? Eso sigue siendo un misterio…
Es el mismo manual ya utilizado en el pasado por los líderes de Hamas y otros jefes terroristas, como Osama bin Laden. Y sin embargo, para Israel y Estados Unidos, la situación de Sinwar es más compleja y aún más frustrante que en otras ocasiones.
A diferencia de Bin Laden en sus últimos años, hoy Sinwar maneja activamente una campaña militar en curso. Los diplomáticos que participan de las negociaciones en Doha, Qatar, para lograr un alto el fuego, dicen que los representantes de Hamas insisten en que antes de tomar cualquier decisión importante necesitan la opinión de Sinwar. Como es el líder más respetado de Hamas, es la única persona que puede garantizar que lo que se decida en Doha se aplique realmente en Gaza.
Las entrevistas con más de dos docenas de funcionarios de Israel y Estados Unidos revelan que ambos países han invertido inmensos recursos para tratar de encontrar a Sinwar.
De hecho, dentro de la sede del Shin Bet, el servicio de inteligencia interior de Israel, se ha creado una unidad especial dedicada a su búsqueda, y las agencias de espionaje norteamericanas han recibido la tarea de interceptar las comunicaciones del líder terrorista. Para colaborar en la búsqueda de Sinwar y otros comandantes de Hamas, Estados Unidos también le proporcionó a Israel un radar de penetración terrestre, o georradar.
La muerte o captura de Sinwar sin duda tendría un dramático impacto en la guerra entre Israel y Hamas. De concretarse, dicen los norteamericanos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, podría adjudicarse una importante victoria militar y hasta estar más dispuesto a poner fin a las operaciones militares en Gaza.
Lo que está menos claro es qué efecto tendría la muerte de Sinwar en las negociaciones para la liberación de los rehenes capturados el 7 de octubre. Eliminarlo podría hacer que sus sucesores estuvieran mucho menos dispuestos a llegar a un acuerdo con Israel.
Los funcionarios israelíes, qataríes, egipcios y norteamericanos coinciden en que comunicarse con Sinwar se ha vuelto muy difícil. Solía responder a los mensajes en cuestión de días, pero los funcionarios dicen que desde hace unos meses tardan mucho más en obtener de él una respuesta, y que en esos intercambios a veces Sinwar se hace representar por algunos de sus subordinados.
Sinwar tiene 61 años y fue declarado máximo líder político del grupo a principios de agosto, días después de que Ismail Haniyeh, el jefe político anterior, fuera asesinado por Israel en un ataque en Teherán, la capital de Irán.
Pero en realidad, Sinwar es considerado desde hace mucho tiempo como el líder de facto de Hamas, por más que las credenciales oficiales las tengan los operadores políticos del grupo con sede en Doha.
La presión de la búsqueda ha hecho que a Sinwar también le sea mucho más difícil comunicarse con sus comandantes militares y dirigir las operaciones diarias, aunque los funcionarios norteamericanos dicen que sigue dictando la estrategia bélica del grupo.
La lista de los principales comandantes y funcionarios políticos de Hamas a asesinar fue aprobada por un comité especial de altos funcionarios de inteligencia y militares israelíes semanas después de los ataques del 7 de octubre. Muchos de los hombres que figuran en la lista, incluido Haniyeh, fueron asesinados en los meses posteriores.
Después de cada uno de esos asesinatos, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, fue tachando con una “X” uno a uno los nombres en el organigrama de la cúpula de Hamas que tiene colgado en la pared.
Pero Sinwar, el más importante de todos, sigue en libertad.
La vida en la clandestinidad
Antes de la guerra, Sinwar era omnipresente en Gaza.
Concedía entrevistas, presidía ejercicios militares y hasta hizo una aparición televisiva para entregarle un premio a un programa que mostraba un ataque de Hamas contra Israel, una inquietante precuela del 7 de octubre.
Los funcionarios de inteligencia y los militares israelíes creen que durante las primeras semanas de la guerra Sinwar vivía en un laberinto de túneles debajo de la ciudad de Gaza, la ciudad más grande de la franja y una de las primeras en ser atacadas por las fuerzas israelíes.
Durante una de las primeras incursiones en un túnel de Ciudad de Gaza, los soldados israelíes encontraron un video filmado días antes donde se veía el traslado de Sinwar y su familia a otro escondite debajo de la ciudad. Los espías israelíes creen que Sinwar mantuvo a su familia junto a él durante al menos los primeros seis meses de la guerra.
En aquel entonces, Sinwar todavía usaba teléfonos celulares y satelitales, y de vez en cuando hablaba con funcionarios de Hamas en Doha. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos e Israel pudieron monitorear algunas de esas llamadas, pero no pudieron rastrear su ubicación. Cuando Gaza se fue quedando sin combustible -y a contrapelo del ala ultraderechista del gobierno de Netanyahu, que quería castigar a los gazatíes- el ministro Gallant presionó para que se realizaran nuevos envíos de combustible para alimentar los generadores que mantenían en funcionamiento las redes celulares, y así poder seguir con las escuchas telefónicas y el rastreo de llamadas.
Durante este período, las agencias de espionaje obtuvieron algunos atisbos de su vida subterránea, incluido su voraz consumo de medios de comunicación israelíes y su insistencia en ver las noticias de las 8 de la noche en la televisión israelí.
Los funcionarios israelíes dicen que todos los agentes de Hamas que se esconden bajo tierra, incluso Sinwar, tiene que salir ocasionalmente de los túneles, aunque sea por razones de salud. Pero la red de túneles es tan vasta y compleja —y los combatientes de Hamas tienen tan buena información sobre el paradero de las tropas israelíes— que al parecer Sinwar a veces sale la superficie sin ser descubierto.
Por Mark Mazzetti, Ronen Bergman, Julian E. Barnes y Adam Goldman
Traducción de Jaime Arrambide