Irlanda acogió centros de datos que requiere el auge de IA. Ahora consumen demasiada de su energía

CLONDALKIN, Irlanda (AP) — Decenas de centros gigantescos de datos que zumban en las afueras de Dublín consumen más electricidad que todos los hogares urbanos de Irlanda y han comenzado a desgastar la cálida bienvenida que los trajo aquí.

Un país que se convirtió en una fábrica informática para Amazon, Google, Meta, Microsoft y TikTok se pregunta ahora si ello valió la pena, en un momento en que los gigantes tecnológicos buscan en todo el mundo dónde construir más centros de datos que impulsen la próxima ola de inteligencia artificial.

Los temores de apagones continuos llevaron al operador de la red de Irlanda a detener la instalación de nuevos centros de datos cerca de Dublín hasta 2028. Estas construcciones enormes y sus poderosas computadoras consumieron el 21% de la electricidad del país el año pasado, según registros oficiales. Ninguna otra nación ha informado de una carga mayor a la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).

Irlanda es un “microcosmos de lo que muchos países podrían enfrentar durante la próxima década, especialmente con el crecimiento de la IA”, dijo Paul Deane, investigador de energía de la Universidad College Cork.

PUBLICIDAD

Los límites de los centros de datos de Dublín

Darragh Adelaide, un activista de 26 años, vive en un suburbio de clase trabajadora de Dublín, al otro lado de una transitada autopista desde el Grange Castle Business Park, uno de los mayores centros de datos de Irlanda. Podría crecer aún más si Adelaide no fuera una espina en los planes de expansión de Google.

“Es una cantidad escandalosa de centros de datos”, dijo Adelaide. “La gente ha comenzado a vincular la cantidad de electricidad que utilizan con el aumento en los precios de la electricidad”.

Irlanda ha atraído a empresas tecnológicas globales desde el auge del “Tigre celta” en los primeros años del siglo XXI. Los incentivos fiscales, una fuerza laboral altamente calificada y de habla inglesa, y la pertenencia del país a la Unión Europea han contribuido a hacer del sector tecnológico una parte central de la economía irlandesa.

Casi todos los centros de datos se encuentran en las afueras de Dublín, donde su proximidad a la capital facilita las actividades que requieren conexiones rápidas. Las bajas temperaturas de Irlanda también facilitan que las computadoras de los centros de datos no se sobrecalienten, lo que permite que no sea necesario consumir tanta agua.

PUBLICIDAD

Aun así, construcciones que durante años pasaron prácticamente desapercibidas han atraído una atención no deseada a medida que aumentaba su demanda de energía, mientras que los hogares irlandeses pagan facturas de electricidad que están entre las más altas de Europa. La Agencia de Protección Ambiental de Irlanda también ha expresado su preocupación por la contaminación que producen los generadores instalados en los centros de datos, la cual afecta a zonas cercanas a Dublín.

A partir de 2021 se empezaron a tomar medidas estrictas, impulsadas por los pronósticos de que los centros de datos van en camino a absorber un tercio de la electricidad de Irlanda en esta década. Los reguladores declararon que Dublín había llegado a su límite y ya no podía integrar más centros de datos a su red. El gobierno instó a las empresas tecnológicas a buscar fuera de la capital y a encontrar maneras de suministrar su propia energía.

En junio, la campaña de Adelaide contra los centros de datos ayudó a que fuera elegido para un asiento en el Consejo del Condado de Dublín Sur por el partido izquierdista People Before Profits. Poco después, el consejo rechazó el plan de Google de construir otro centro de datos. Google apeló la decisión en septiembre.

La reacción negativa de las autoridades de planificación local del área de Dublín ha sido frustrante para los desarrolladores de centros de datos.

“Lo que nos impide aprovechar esto es el hecho de que las restricciones energéticas que tenemos, o la moratoria energética que tenemos, está afectando en gran medida nuestra capacidad de proporcionar espacio a los clientes”, dijo Dermot Lahey, quien dirige la implementación del centro de datos de Digital Realty, una empresa que ofrece una gama completa de centros de datos, alojamiento compartido e interconexión.

PUBLICIDAD

¿Mudarse a las ciénagas?

Cuando llega el clima más frío, la fragancia ahumada de las chimeneas que queman briquetas de turba persiste en el condado de Offaly, un área al oeste de Dublín en una región a la que se le llama Midlands. Es en lugares como este donde algunos desarrolladores de centros de datos, frustrados por las limitaciones de Dublín, ven ahora una oportunidad.

Un informe encargado por el gobierno del condado de Offaly promueve la región salpicada de ciénagas, diciendo que es un lugar para “crear miles de empleos verdes” y rivalizar con “Dublín, Francfort, Londres, Ámsterdam y París en ser un ancla para centros de datos alimentados por energía renovable”.

Brian Sheridan, un granjero y ambientalista de 83 años, tiene sus dudas. Ya vio cómo esta región se transformó previamente, de ser un vasto humedal llamado ciénaga de Allen a convertirse en parches desolados de terrenos en desuso a medida que la gente excavaba zanjas de denso suelo de turba para producir combustible local.

“La ciénaga empezó a desaparecer y no era reemplazada”, dijo Sheridan mientras caminaba por un paseo entablado sobre alfombras de musgo y juncos en la Reserva Natural de la Ciénaga de Clara, ahora protegida.

PUBLICIDAD

La extracción rápida durante décadas favoreció la independencia energética de Irlanda y generó empleos para gran cantidad de trabajadores en el corte de turba, las fábricas de briquetas y las centrales eléctricas, pero también provocó contaminación atmosférica y devastó un medio ambiente delicado. Las ciénagas que capturaban grandes cantidades de dióxido de carbono de manera natural fueron excavadas hasta el lecho de roca, lo que contribuyó al calentamiento global. Cuando se quema, la turba es más sucia que el carbón.

Irlanda ha prohibido en gran medida la venta de turba y ha cerrado las últimas centrales eléctricas que producían electricidad a base de turba, pero Bord na Móna, la empresa con respaldo estatal a cargo de la extracción de turba, todavía controla grandes extensiones de terrenos que antes eran ciénagas. Ha rediseñado sus actividades para ser un proveedor de energía renovable, y ahora instala turbinas eólicas y parques solares. Se asoció con Amazon para construir un centro de datos cerca del pueblo de Rhode.

Bord na Móna rechazó varias solicitudes de entrevistas sobre sus planes, y algunos residentes sienten que no se les proporciona información suficiente. Amazon también declinó hablar sobre proyectos específicos y ha señalado repetidamente que podría trasladar fuera de Irlanda sus nuevas inversiones para centros de datos.

¿Podría la energía eólica salvar los centros de datos de Irlanda?

Está en marcha una carrera impulsada por la tecnología para aprovechar la energía eólica de la región. Con el respaldo de un acuerdo de compra de energía por parte de Microsoft, la empresa noruega de energía eólica Statkraft construye nueve turbinas gigantescas en antiguas ciénagas remotas a lo largo del borde oriental del condado de Offaly. Kevin O’Donovan, director general de Statkraft para Irlanda, dijo que, de hecho, los centros de datos están ayudando a acelerar la transición de Irlanda hacia la energía limpia.

“En muchos países de Europa continental, la demanda está disminuyendo y eso genera un reto para implementar energías renovables”, explicó O’Donovan. “En cambio, en Irlanda tenemos una demanda que aumenta porque el país está creciendo económicamente, y, obviamente, una parte de eso es el crecimiento de los centros de datos”.

Al otro lado de Offaly, un grupo de residentes que viven junto a la ciénaga de Lemanaghan, cerca de donde se encuentra un monasterio del siglo VII, se muestran escépticos ante tales afirmaciones. Se oponen a lo que el parque eólico propuesto por Bord Na Móna hará con su patrimonio cultural y su ecología.

KK Kenny llevó sus preocupaciones a Dublín este otoño en una reunión con Simon Harris, el taoiseach (primer ministro) del país. Kenny quiere que se preserve la ciénaga en aras de la biodiversidad. Estaría feliz si viera que los desarrolladores de centros de datos cumplen con su promesa de tomar en cuenta a otros países europeos para sus planes.

“Dicen que se van a retirar”, declaró Kenny. “Eso sería magnífico. No podemos mantenerlos”.

Algunos vecinos del centro de datos propuesto por Amazon en Rhode están más abiertos a la idea. Un residente del pueblo ya se traslada diariamente hasta Dublín para trabajar en un centro de datos. Otro espera que dé trabajo a personas que quieran comprar casas nuevas.

“Todos estamos a favor del cambio”, dijo Gerard Whelan. “Conseguiré trabajo porque construyo casas. Es un efecto dominó”.

Lo que suceda después con los centros de datos de Irlanda podría depender en parte del nuevo gobierno del país, el cual asumirá el poder el año próximo.