Irán celebra unas elecciones parlamentarias en las que se mide el descontento popular

Teherán, 29 feb (EFE).- Irán celebra mañana viernes unas elecciones parlamentarias y a la Asamblea de Expertos dominadas por los conservadores a causa de las descalificaciones de reformistas, en unos comicios en los que parece más importante el número de votantes que acudan a las urnas que quién sea elegido, entre las llamadas al boicot.

La indiferencia del electorado marca unas elecciones que de alguna manera miden el nivel de descontento de la población con la República Islámica después de las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico en 2022 y en medio de una mala situación económica que acentúa el malestar.

Un descontento que se medirá con el nivel de participación de los 60 millones de iraníes llamados a las urnas para elegir a los 290 diputados del Parlamento -dominado ahora por los conservadores- y a los 88 miembros de la Asamblea de Expertos, órgano que elige al líder supremo de la República Islámica en caso de vacante.

Al parlamento iraní optan 15.200 candidatos -1.713 de ellos mujeres-, mientras que 144 clérigos pelearán por un puesto en la Asamblea de Expertos.

Este organismo se elige cada ocho años y el resultante de estas elecciones podría tener una gran importancia en el futuro de la República Islámica, dada la elevada edad del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, de 84 años.

Llamadas a votar

La República Islámica ha dado siempre gran importancia a la alta participación como prueba de su legitimidad y respaldo popular, y ante la evidente apatía se han multiplicado las llamadas a votar en los últimos días.

Así, Jameneí llamó el último día de campaña a una participación masiva para “salvar al país” y declaró que "todos resultarán perjudicados” si no se vota.

“Los enemigos de Irán quieren ver si el pueblo está presente (en las urnas)”, afirmó el religioso en un encuentro televisado en Teherán con jóvenes que podrán votar por primera vez en unos comicios iraníes.

El portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, Naser Kananí, declaró directamente que cada “voto del pueblo de Irán es un voto de aprobación de la política exterior de Irán”.

Las previsiones, sin embargo, apuntan a una baja participación, entre llamadas a la abstención de cientos de figuras públicas, entre ellas la encarcelada premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi, que considera el boicot como "una obligación moral para los iraníes que aman la libertad y buscan la justicia”.

Las encuestas sitúan la participación entre un 30 % y un 41 %, en comparación con las legislativas de 2020 en las que votó un 42 %, el nivel más bajo en la historia de la República Islámica.

Descalificaciones, economía y protestas

Entre los motivos que alegan para no votar aparece la descalificación de candidatos reformistas, entre ellos el expresidente reformista Hasan Rohani (2013-2021), quien aspiraba a la Asamblea de Expertos.

El también expresidente Mohamad Jatamí (1997-2005) afirmó a medios iraníes que Irán “está muy lejos de unas elecciones libres y competitivas".

Y también una menguante economía duramente golpeada por las sanciones estadounidenses, con una inflación en torno al 40 % y un rial en continua depreciación, una situación que empobrece a la población.

Pero sobre todo es un factor la represión de las protestas desatadas por la muerte de Amini, en las que murieron 500 personas a manos de las fuerzas de seguridad y por las que fueron ahorcadas ocho personas, una de ellas en público.

Algo que no olvidan muchos iraníes, especialmente jóvenes y mujeres.

“Votar en las elecciones de la República Islámica me convertiría en cómplice de sus crímenes”, dijo a EFE Maryam, una vecina de Teherán de 34 años, que participó en las protestas.

Por su parte, la universitaria Arezu asegura a EFE que no votará mientras gobiernen el país los religiosos.

“La próxima vez que vote será cuando se realice un referéndum que permita decidir sobre el futuro del sistema político”, dice Arezu.

Jaime León

(c) Agencia EFE