Una investigación estatal impulsó un entendimiento erróneo de los retrasos durante la respuesta de la policía en el tiroteo de Uvalde

La Escuela Primaria Robb, lugar del tiroteo masivo en Uvalde, Texas, el 24 de mayo de 2022. (Departamento de Policía de Uvalde vía The New York Times)
La Escuela Primaria Robb, lugar del tiroteo masivo en Uvalde, Texas, el 24 de mayo de 2022. (Departamento de Policía de Uvalde vía The New York Times)

Tras la masacre de Uvalde, Texas, en mayo, se impuso un recuento sencillo de la respuesta policial: un jefe de la policía escolar interpretó mal la amenaza y decenas de agentes de más de una decena de organismos federales, estatales y locales, bajo su mando, se quedaron de brazos cruzados, a la espera de equipos y SWAT, mientras los niños atrapados en las aulas con el pistolero llamaban al 911 para pedir ayuda.

Esa impactante escena fue descrita por la agencia que dirige la investigación criminal del tiroteo masivo, el Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS, por su sigla en inglés).

Casi cinco meses después, a pesar de las preguntas planteadas por otras revisiones gubernamentales y por los periodistas, el DPS sigue afirmando que las pruebas apoyan esa versión de los hechos y la comprensión pública que impulsó.

Sin embargo, un análisis de las imágenes realizado por The New York Times encontró importantes brechas y contradicciones en las conclusiones del DPS.

Las pruebas visuales del lugar de los hechos, aunque limitadas, indican que el problema no fue simplemente un jefe de policía escolar incompetente o agentes que sabían lo que hacían, pero no actuaron. Las imágenes disponibles muestran que los oficiales de alto rango, los policías estatales experimentados, los instructores de la academia de policía — incluso los especialistas federales de SWAT— llegaron a las mismas conclusiones y fueron desviados por los mismos retrasos por los que se ha condenado al jefe de la policía escolar.

Tres días después del tiroteo, el director del DPS, Steven McCraw, anunció que su equipo de investigación había identificado por qué la policía tardó 77 minutos en matar al pistolero. McCraw aseguró que todos los agentes estaban capacitados para neutralizar de inmediato a los tiradores activos, pero que se vieron perjudicados cuando el comandante del incidente, Pete Arredondo, determinó de manera errónea que el pistolero era un “sujeto atrincherado”, lo que exige una respuesta más lenta y deliberada.

McCraw fue más directo durante una audiencia del Senado estatal en junio.

Pete Arredondo, a la izquierda, tiene problemas con una cerradura atascada mientras intenta evacuar el aula 109, dos puertas más abajo de donde se encuentra el atacante durante el tiroteo masivo en la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, el 24 de mayo de 2022. (Departamento de Policía de Uvalde vía The New York Times)
Pete Arredondo, a la izquierda, tiene problemas con una cerradura atascada mientras intenta evacuar el aula 109, dos puertas más abajo de donde se encuentra el atacante durante el tiroteo masivo en la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, el 24 de mayo de 2022. (Departamento de Policía de Uvalde vía The New York Times)

“Lo único que impidió que el pasillo de agentes dedicados entrara en los salones 111 y 112 fue el comandante en la escena que decidió anteponer la vida de los agentes a la de los niños”, declaró McCraw.

No obstante, las afirmaciones de McCraw de que Arredondo obstaculizó a 360 agentes con órdenes erróneas o información equivocada no se ven respaldadas por las imágenes disponibles, que muestran pocas pruebas de que el jefe de la escuela emitiera órdenes y mucho menos que las comunicara ampliamente.

Las imágenes disponibles muestran que la línea de tiempo del DPS —que McCraw dijo a los legisladores que fue corroborada por el análisis de video “cuadro por cuadro”— malinterpretó el papel de Arredondo y omitió las acciones, y la inacción, de otros oficiales, sobre todo los policías del DPS y los agentes federales, que participaron antes o más centralmente de lo que señala.

Las imágenes muestran que BORTAC, los agentes tácticos de élite de la Patrulla Fronteriza, tomaron el mando a mitad de la respuesta y se enteraron enseguida de que había niños atrapados dentro con el tirador. Pero se necesitaron 37 minutos de planificación, prueba de llaves y preparación del equipo antes de que el BORTAC entrara en las aulas.

El Times analizó las grabaciones de las cámaras corporales de siete agentes del Departamento de Policía de Uvalde que están a disposición del público, así como una recopilación de las grabaciones de las cámaras de seguridad que publicó por primera vez el Austin American-Statesman. El DPS se ha negado a publicar las pruebas de su investigación, que incluye comunicaciones por radio y más de 30 cámaras corporales. El Times forma parte de una coalición de medios de comunicación que ha demandado al DPS por motivo de las solicitudes de registros públicos.

Varios medios de comunicación y un comité de investigación de la Cámara de Representantes de Texas han culpado a Arredondo. En septiembre, el DPS reconoció haber revisado su protocolo para incidentes con tiradores activos y señaló que el inspector general estaba analizando a siete empleados.

En una entrevista con el Times la semana pasada, McCraw afirmó que la respuesta fue un “fracaso de varias agencias” y que ningún agente se libraría del escrutinio: “Las acciones de todos — en todos los rangos, en todas las agencias— van a ser evaluadas para determinar la culpabilidad penal”, declaró. La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y el Departamento de Policía de Uvalde se negaron a responder a las preguntas de los periodistas del Times, citando investigaciones internas. Dos agentes del condado de Uvalde y el distrito escolar de Uvalde no respondieron a las preguntas del Times. El distrito anunció hace poco una investigación interna y suspendió a su fuerza policial. El Times se puso en contacto con los agentes individuales mencionados en este artículo, pero algunos no respondieron y otros se negaron a hacer comentarios.

McCraw declaró al Times que su evaluación sobre Arredondo no ha cambiado.

“Él es el quien está a cargo. No hay duda al respecto. Está emitiendo órdenes y todas sus órdenes están diseñadas o previstas en torno a un escenario de atacante atrincherado cuando en realidad se trataba de todo lo contrario”, acusó.

Arredondo se negó a hacer comentarios para este artículo. Antes de ser despedido en agosto, admitió que había pensado que el atacante estaba “atrincherado”, pero dijo que debido a que la “ola de crímenes” comenzó fuera de la jurisdicción del distrito escolar, actuó solo como socorrista de primera línea, no como comandante de incidentes.

Arredondo fue designado para tomar el mando por el plan del tirador activo de la escuela, que él escribió, y las imágenes muestran que algunos oficiales se refirieron a él como “comandante a cargo”, pero hay poca evidencia visual de que en realidad dirigiera la respuesta o incluso se mantuviera al tanto de los sucesos clave desde la posición que adoptó durante el incidente.

Más allá de los errores que cometió Arredondo, las imágenes indican que los hallazgos del DPS son selectivos, a menudo imprecisos y no explican cómo un jefe que no logró establecer el mando podría obligar a cientos de oficiales capacitados, varios con familiares en la escuela, a ignorar el protocolo policial establecido desde hace tiempo. casi sin discrepancia perceptible. The Times encontró discrepancias durante tres fases de la respuesta policial.

Fase de tirador activo

Después de la masacre, McCraw señaló que el protocolo del tirador activo requiere que cada oficial individual, local, estatal o federal se enfrente de inmediato al atacante sin esperar órdenes o refuerzos.

McCraw testificó que los agentes del DPS y los federales llegaron demasiado tarde y agregó que, cuando llegaron a la escuela, Arredondo ya había desbaratado la respuesta al decidir que el atacante ya no era un tirador activo.

Sin embargo, esa secuencia de eventos se opone a las pruebas visuales, que indican que varios oficiales, incluyendo agentes estatales y federales, llegaron en el mismo periodo que Arredondo, también oyeron disparos, pero no se enfrentaron al tirador a pesar de su entrenamiento para enfrentar a tiradores activos.

El atacante entró en uno de los edificios de la escuela con un rifle semiautomático a las 11:33 a. m. Pasaron casi tres minutos de disparos antes de que la policía identificara su ubicación.

Las imágenes muestran a los agentes locales que entraron en el edificio desde dos direcciones. El grupo que entra por el extremo norte a las 11:36 a. m. tiene seis oficiales del Departamento de Policía de Uvalde, incluyendo al jefe en funciones y a los oficiales de mayor rango. También se ve a un oficial del distrito escolar, Rubén Ruiz, cuya esposa está dentro del aula 112.

En cuestión de segundos, las imágenes de las cámaras corporales muestran a cuatro agentes, incluido Arredondo, que entran en el mismo pasillo desde el sur.

El grupo de Arredondo converge con los agentes del norte fuera de las salas 111 y 112, conectadas por una puerta interior. Los agentes se preparan para entrar. El sargento Eduardo Canales, comandante del equipo SWAT de la policía de Uvalde, coloca su rifle. No se oyen disparos ni sonidos de socorro. Las radios de la policía emiten un pitido mientras los agentes intentan ponerse en contacto con los despachadores, pero las señales están bloqueadas en el interior del edificio. Un agente intenta mirar por la ventana de la puerta.

“No puedo ver por la ventana”, dice. “No puedo ver”.

Justo entonces, el atacante dispara a través de la pared. Canales y otro agente resultan heridos. Todo el grupo se retira, unos hacia el extremo norte de la sala y otros hacia el sur, una división que acaba creando dos frentes en la respuesta policial, lo cual dificulta la comunicación y la coordinación.

Aunque McCraw acusó en repetidas ocasiones a Arredondo por no volver a enfrentarse de inmediato al tirador, no criticó en público a los agentes que no actuaron durante esta fase, incluidos los que en última instancia están bajo su mando.

El jefe de policía en funciones de Uvalde, el teniente Mariano Pargas, aparece en silencio y quedándose atrás.

Las imágenes también captan al sargento Juan Maldonado del DPS de pie fuera de la entrada norte a las 11:37 a. m., cinco minutos antes de que la línea de tiempo del DPS indique que su primer agente llega a la escena.

El DPS afirmó que Maldonado condujo a Ruiz a la escuela, pero se omitió en la línea de tiempo porque no entró en el edificio con él y los otros oficiales. En la grabación, Maldonado, armado con un rifle y un chaleco táctico, mantiene la puerta abierta. Cuando Canales sale sangrando y dice: “Tenemos que entrar ahí”, Maldonado no corre hacia los disparos como dicta el protocolo de tirador activo. En vez de eso, dice: “El Departamento de Policía está enviando gente” y se queda afuera.

McCraw declaró al Times que ahora tienen evidencia adicional de la cámara de Maldonado que indica que se estacionó en la escuela a las 11:34 a. m. (El DPS señaló que Maldonado actualmente está bajo investigación interna. Pargas quedó en suspensión administrativa).

La línea de tiempo del DPS también indica incorrectamente que los primeros agentes de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. llegaron a las 11:51 a. m., mientras que las imágenes muestran a uno entrando al edificio a las 11:38 a. m. El agente no se enfrenta al pistolero, a quien se puede escuchar disparar.

McCraw le dijo al Times que el cronograma del DPS se “consolidaba” para evitar divulgaciones que pudieran comprometer el proceso de enjuiciamiento, pero dijo que era “objetivo” y “preciso” e incluía solo información confirmada por imágenes de video.

El cambio a una respuesta de ‘atacante atrincherado’

Lo que paralizó la respuesta de la policía, aseguró McCraw en mayo, fue la “decisión equivocada” de Arredondo de que el tirador activo pasó a ser un sujeto atrincherado.

El entrenamiento de sujetos con barricadas instruye a los oficiales para contener la amenaza, intentar establecer comunicación y llamar a especialistas tácticos. Pero un atacante que está disparando activamente, incluso después de una pausa, requiere la respuesta opuesta, explicó McCraw.

Arredondo no fue el único que malinterpretó la amenaza, en contraste con las afirmaciones de McCraw.

Las imágenes muestran que el primer mensaje de radio que escuchan los oficiales que indica que el atacante está “contenido” y “atrincherado” no proviene de Arredondo, sino del sargento de policía de Uvalde, Daniel Coronado.

Cuando el atacante dispara a los agentes, Coronado se retira al extremo sur del vestíbulo, sale al exterior e informa por radio a las 11:38 horas que el tirador está “contenido”, un mensaje que, según las imágenes, llega a los agentes de todo el campus, pero que no aparece en la cronología del DPS. Coronado añade más tarde que el atacante está “atrincherado en una de las oficinas”, lo que equivale a su ubicación real.

No está claro por qué Coronado describió a un hombre armado dentro de una escuela como “contenido” o “atrincherado”. Declaró ante la comisión de la Cámara de Representantes de Texas que pensaba que el sospechoso quizá había huido de la escuela durante una “fuga”, un término para las persecuciones policiales en las que están implicados los traficantes de personas y que, según la comisión, han provocado casi 50 cierres de escuelas y alertas de seguridad en los tres meses anteriores.

Según el informe de la comisión, los agentes que acudieron en un principio “declararon de manera uniforme” que no oyeron “gritos ni llantos dentro de los salones” y que no sabían si había alguien atrapado adentro.

Arredondo declaró ante el comité que observó agujeros de bala en un salón de clases vacío junto al aula 111, lo que llevó a dar prioridad a la evacuación de otros salones posiblemente en la línea de fuego antes de volver a atacar al pistolero, que él creía que estaba “atrincherado”, una decisión que el comité calificó de “terrible y trágico error” en retrospectiva.

McCraw dijo al Times que el DPS no tiene pruebas de que Arredondo provocara el mensaje de “contención” de Coronado o de que los dos se comunicaran siquiera durante ese periodo, pero sostuvo que Coronado actuaba a menudo como representante del jefe de la escuela, que estaba físicamente aislado de la posición principal de la policía y no tenía contacto por radio.

McCraw también subrayó que el error de diagnóstico de Arredondo se extendió cuando llamó al Departamento de Policía de Uvalde y solicitó armas, una radio y un equipo SWAT.

“Hay consecuencias cuando eres la persona a cargo, pues la gente te escucha”, opinó McCraw.

Pero las consecuencias no son evidentes en las imágenes, que muestran que para cuando las solicitudes de Arredondo son transmitidas por radio por un despachador, ya han pasado casi cinco minutos desde que el mensaje de “contención” de Coronado se transmitió por el campus. También se habían pedido por radio refuerzos, escudos, apoyo aéreo y, críticamente, un informe de que las clases en las salas 111 y 112 estaban “en sesión”. Y, más disparos.

Los disparos adicionales, testificó McCraw, debieron indicar a cada oficial individual que volviera de inmediato a las tácticas de tirador activo. Pero las imágenes muestran que eso no sucede.

Entre el nuevo grupo de agentes que entran en el pasillo norte, tres son instructores de la academia de policía regional con décadas de experiencia en la aplicación de la ley entre ellos, y también sirven como funcionarios electos. Johnny Field y Emmanuel Zamora son alguaciles del condado de Uvalde y J. J. Suárez es miembro del consejo escolar de Uvalde.

También se puede ver a Crimson Elizondo, una agente del DPS, que se queda fuera mientras los demás entran. Cuando entra, permanece junto a la puerta y sale en menos de dos minutos.

El tirador vuelve a disparar a las 11:44 a. m. Ningún oficial corre a los salones. Los instructores de policía apenas se mueven.

Tres minutos después, las imágenes muestran a los instructores que discuten cómo negociar con el tirador. Uno sale a buscar un megáfono.

Si bien el DPS detalló ampliamente los intentos de Arredondo de comunicarse con un tirador activo, en lugar de matarlo, otras personas involucradas en las negociaciones, como los instructores de la policía, no fueron mencionadas públicamente.

BORTAC toma el control

McCraw criticó a Arredondo por dejar que los niños y maestros heridos languidecieran mientras esperaban al SWAT, equipo de protección y llaves.

Pero la evidencia visual indica que BORTAC (la Unidad Práctica de la Patrulla Fronteriza) esperó 37 minutos cosas que McCraw dijo que la policía no necesitaba.

A las 12:12 p. m., las imágenes muestran a los oficiales en el pasillo norte escuchar a un despachador de radio que informa que un niño atrapado con el tirador llamó al 911 y dijo que el salón de clases estaba “lleno de víctimas”.

Esa información se transmite un minuto más tarde a un agente de BORTAC que acaba de llegar, uno de los especialistas SWAT que Arredondo y otros han estado esperando para entrar en las habitaciones 111 y 112. Usando información del informe del comité de la Cámara, el Times determinó que el agente es el comandante interino de BORTAC, pero la agencia se negó a confirmarlo.

Incluso con BORTAC en control y las víctimas que llamaban desde las aulas, no se lanza ningún asalto inmediato. En su lugar, se habla de gases lacrimógenos, máscaras de gas y explosiones de flash, ninguno de los cuales se utiliza.

Mientras tanto, las imágenes muestran que Arredondo y los agentes de la posición sur parecen pasar por alto los informes sobre las llamadas al 911 mientras se fijan en la evacuación del aula 109, dos puertas más abajo del pistolero, donde la cerradura está atascada. Cuando un agente les advierte que se preparen para un asalto dirigido por la BORTAC desde la posición norte, Arredondo, que acaba de conseguir unas llaves que cree que abrirán la 109, dice que les digan que esperen, utilizando un improperio. “No entra nadie”, añade.

Pero el DPS no afirma que este mensaje haya retrasado realmente un avance dirigido por el BORTAC. En las imágenes disponibles, no parece que estén preparados para entrar de forma inminente.

A las 12:21 horas, tras 37 minutos de silencio desde el salón, el atacante reanuda los disparos.

Los agentes avanzan hacia las aulas 111 y 112, pero no intentan entrar. No está claro por qué se detienen. Parte del retraso podría deberse al aula 109, que por fin está siendo desalojada por las ventanas. Un profesor y un alumno que se encontraban en esa sala sufrieron heridas por disparos que atravesaron las paredes. Pero el tráfico de radio indica que la evacuación se ha completado a las 12:26 p. m. y todavía no hay ninguna entrada al lugar donde se encuentra el atacante.

Las imágenes muestran una variedad de equipos que se transportan, se prueban y se consideran insuficientes a medida que pasan los minutos.

El comandante en funciones del BORTAC pasa varios minutos probando las llaves en un armario del conserje. Ninguna abre la puerta.

Casi diez minutos después, las imágenes muestran que lleva una herramienta de apertura al pasillo.

Según la comisión de la cámara, el comandante en funciones prueba la herramienta en una puerta cercana y decide que utilizarla “llevaría demasiado tiempo y expondría peligrosamente” a los agentes a los disparos.

A las 12:36 p. m., las imágenes muestran a un oficial del DPS, el comando Christopher Kindell, que entrega otro juego de llaves. Esta vez, una abre el armario del conserje, lo que sugiere que también abrirá las habitaciones 111 y 112. (Kindell está bajo investigación interna, señaló el DPS).

Después de que pasen doce minutos más, llega otra herramienta de apertura: un mazo.

A las 12:50, casi 40 minutos después de la llegada del BORTAC, el equipo de agentes entra en las aulas y mata al pistolero.

© 2022 The New York Times Company