La inversión en el desarrollo de medicamentos caros hace que la sociedad pierda años de vida
Los nuevos medicamentos pueden ser un salvavidas para millones de pacientes, pero durante dos décadas en Inglaterra, el gasto público en ellos ha venido acompañado de importantes contrapartidas que indican que el dinero pagado por los nuevos fármacos podría utilizarse mejor en otros servicios sanitarios, según un nuevo análisis.
Una vez que el Instituto Nacional para la Atención y la Excelencia (NICE) de Inglaterra recomienda un nuevo fármaco para los pacientes, el Servicio Nacional de Salud (NHS) debe pagarlo, si se lo receta un médico. Similar a la subvención de la Seguridad Social en España.
Pero con un presupuesto limitado, el gasto del NHS en nuevos fármacos implica que no se financien otros servicios sanitarios, y esto no siempre se tiene en cuenta cuando los responsables políticos y los profesionales sanitarios sopesan la rentabilidad de los nuevos medicamentos, según el estudio publicado en la revista médica 'Lancet'.
Con esta laguna en mente, los investigadores de universidades británicas y estadounidenses modelizaron cómo esta compensación influye en la salud de la población inglesa en general.
"Sabemos que los pacientes se benefician de los nuevos fármacos, pero eso tiene un coste para otros miembros de la sociedad que pueden tener que renunciar al acceso a los servicios porque la financiación tiene que reasignarse a pagar los medicamentos en lugar de a cualquier otra cosa", explica a 'Euronews Health' Huseyin Naci, profesor asociado de política sanitaria en la London School of Economics y autor principal del estudio. "Son las personas invisibles que salen perdiendo como resultado de priorizar explícitamente los beneficios sanitarios que obtenemos de los medicamentos".
Contrapartidas del gasto público
Otros análisis han demostrado que, de media, cuesta unas 15.000 libras (18.000 euros) pagar por un año de salud, una medida conocida como años de vida ajustados por calidad (AVAC).
Los investigadores utilizaron esa cifra para calcular el número de años de salud que podrían comprarse con los 75.100 millones de libras (90.200 millones de euros) que el SNS gastó en nuevos fármacos entre 2000 y 2020, si la financiación se hubiera destinado a otros servicios o tratamientos médicos.
Los autores descubrieron que los nuevos fármacos permitieron obtener casi 3,75 millones de AVAC para unos 19,8 millones de pacientes, pero si esa financiación se hubiera destinado a otros servicios sanitarios, podría haber contribuido a 5 millones de AVAC.
Esto supone una pérdida neta de 1,25 millones de años de vida sana. Los investigadores no vincularon los AVAC sacrificados a ninguna atención médica específica, sino que estimaron el impacto sanitario agregado, dijo Naci.
Por ejemplo, en 2010 el NICE recomendó el fármaco 'trastuzumab' para pacientes con cáncer de estómago en fase avanzada, y calculó que el valor de 'trastuzumab' en unas 43.200 libras (51.900 euros) compra un año de vida sana. En el análisis, eso se traduce en 2,88 años de vida sana perdidos en otros lugares.
Un portavoz del NICE reconoció que gastar dinero en nuevos medicamentos desplaza la financiación de otros servicios sanitarios, pero afirmó que el organismo sólo recomienda nuevos tratamientos que "ofrezcan una buena relación calidad-precio para el contribuyente".
"Cada libra del presupuesto del NHS sólo se puede gastar una vez", dijo el portavoz del NICE, añadiendo que incluso si la agencia no recomendara los nuevos medicamentos, es probable que se prescribieran a algunos pacientes de todos modos, dando lugar a disparidades en el acceso a nivel local.
Medicamentos cubiertos
Parte del problema radica en que la cobertura del NICE da prioridad a los pacientes con necesidades sanitarias insatisfechas más graves que podrían beneficiarse de los nuevos medicamentos, como los enfermos de cáncer o los que reciben cuidados al final de la vida. A menudo, estos medicamentos son más caros que otros tratamientos, como las prótesis de cadera o rodilla.
Durante los 20 años que duró el estudio, dos tercios de las evaluaciones de nuevos medicamentos correspondieron a tratamientos oncológicos e inmunológicos, mientras que sólo el 8% se destinaron a problemas vasculares más comunes, como el ictus o la enfermedad coronaria.
Según el estudio, sólo el 19% de los 183 nuevos fármacos recomendados por el NICE tenían alternativas genéricas o biosimilares, que suelen ser más baratas que los medicamentos de marca.
Amitava Banerjee, catedrático de Ciencia de Datos Clínicos del University College de Londres, señaló que los resultados indican que debe hacerse más por fomentar el desarrollo de fármacos para enfermedades más comunes, con el fin de maximizar los beneficios sanitarios del gasto público.
En el caso de los medicamentos contra el cáncer, los responsables políticos y los investigadores deberían "examinar la diferencia entre los resultados indirectos, como los cambios en el tamaño del tumor en las imágenes, y el impacto a largo plazo en la reducción de la mortalidad y la mejora de la calidad de vida", señaló Banerjee en un comunicado.
Una visión más holística de la rentabilidad de los fármacos
Los resultados son especialmente relevantes en un momento en que los sistemas sanitarios del Reino Unido y otros países europeos debaten si deben pagar los nuevos fármacos contra la obesidad que también pueden ayudar a los pacientes a tratar otros problemas de salud.
Las autoridades sanitarias están preocupadas por el impacto presupuestario a largo plazo de estos medicamentos, que los fabricantes han sugerido que podrían tomarse de por vida.
Los autores del estudio señalan que el Gobierno británico debería considerar la posibilidad de ajustar su sistema de decisión sobre la rentabilidad de los nuevos medicamentos, e incluso podría presionar para reducir los costes de los fármacos de modo que estén más en consonancia con otros servicios médicos.
Sin embargo, es probable que la industria farmacéutica se oponga ferozmente. Mientras tanto, Naci afirma que el NICE debería ser más transparente sobre las posibles consecuencias de dar prioridad a los nuevos medicamentos frente a otros tratamientos.
"Sospecho que los miembros del comité del NICE podrían tomar decisiones diferentes si se les presentara esa disyuntiva", dijo Naci. "Sólo hablamos de beneficios (de los nuevos fármacos) como si no hubiera costes de oportunidad o consecuencias imprevistas de esos beneficios a nivel poblacional".