En internet, abundan las conversaciones sobre 'guerra civil' motivadas por el allanamiento de Mar-a-Lago
Poco después de que el FBI allanó la residencia del expresidente Donald Trump en Florida en busca de documentos clasificados, los investigadores del internet detectaron una tendencia preocupante.
Las publicaciones en Twitter con las palabras “guerra civil” se dispararon casi un 3000 por ciento en cuestión de horas, a medida que los seguidores de Trump denunciaban la acción como una provocación. A esto le siguieron aumentos similares en Facebook, Reddit, Telegram, Parler, Gab y Truth Social, la plataforma de redes sociales de Trump. Las repeticiones de estas palabras se duplicaron con creces en programas de radio y pódcasts, según mediciones de Critical Mention, una firma que da seguimiento a los medios.
Las publicaciones que mencionaban “guerra civil” volvieron a aumentar transcurridas unas semanas, después de que el presidente Joe Biden dijo que Trump y los “republicanos MAGA” (en referencia a la consigna de Trump “Make America Great Again”, hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo, en español) eran una amenaza para “los fundamentos mismos de nuestra república” en un discurso sobre la democracia en Filadelfia.
Ahora, los expertos se preparan para un nuevo debate sobre la guerra civil, a medida que se acercan las elecciones intermedias del 8 de noviembre y las conversaciones políticas se vuelven más urgentes y acaloradas.
Más de un siglo y medio después de la verdadera Guerra Civil, el conflicto más sangriento en la historia de Estados Unidos, las referencias a la “guerra civil” son cada vez más frecuentes en la derecha. Aunque en muchos casos el término se utiliza de manera imprecisa, para referirse a la intensificación de las divisiones partidistas del país, los observadores señalan que para ciertas personas la frase es mucho más que una metáfora.
Las encuestas, los estudios sobre las redes sociales y el aumento de las amenazas sugieren que cada vez más estadounidenses anticipan, o incluso aprueban, la posibilidad de violencia política sostenida, según los investigadores que estudian el extremismo. Lo que antes era objeto de serio debate exclusivo de la periferia política se ha ido acercando a la corriente dominante.
Pero aunque esta tendencia es clara, hay mucho menos acuerdo entre los expertos sobre lo que significa.
Algunos elementos de la extrema derecha lo interpretan de manera literal: un llamado a una batalla organizada para apoderarse del gobierno. Otros imaginan algo más parecido a una insurgencia prolongada, con erupciones intermitentes de violencia política, como el ataque en agosto a la oficina de campo del FBI en Cincinnati. Y un tercer grupo afirma que el país está entrando en una guerra “fría” civil, manifestada por la polarización y desconfianza intricadas, más que una guerra “caliente” con conflicto.
No obstante, las conversaciones sobre violencia política no están relegadas a los foros cibernéticos anónimos.
El sábado por la noche, en un mitin de Trump en Míchigan, la representante republicana de Georgia Marjorie Taylor Greene dijo que los demócratas querían a los republicanos muertos y agregó: “Joe Biden declaró enemigos de Estado a todos los estadounidenses amantes de la libertad”. En un evento de recaudación de fondos, Michael Flynn, quien durante muy poco tiempo fue asesor de Seguridad Nacional de Trump, afirmó que los gobernadores tenían el poder de declarar la guerra y que “era probable que viéramos eso”.
El lunes, fiscales federales le mostraron a un jurado en Washington un mensaje encriptado que Stewart Rhodes, fundador del grupo extremista armado Oath Keepers, les envió a sus lugartenientes dos días después de las elecciones presidenciales de 2020: “No vamos a salir de esta sin una guerra civil”.
Los expertos afirman que la constante charla beligerante contribuye a normalizar la expectativa de violencia política.
A fines de agosto, una encuesta entre 1500 adultos organizada por YouGov y The Economist encontró que un 54 por ciento de los participantes que se identificaban como “republicanos fuertes” creía que era al menos un poco probable que hubiera una guerra civil en la próxima década. Solo alrededor de una tercera parte de todos los participantes consideraba que tal acontecimiento era poco probable. Una encuesta similar, que llevaron a cabo los mismos grupos hace dos años, encontró que casi tres de cada cinco personas sentían que una “fractura similar a una guerra civil en Estados Unidos” era algo o muy poco probable.
“Lo que vemos es que un discurso que se limitaba a los márgenes está haciéndose más común”, explicó Robert Pape, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Chicago y fundador del Proyecto de Chicago sobre Seguridad y Amenazas.
Los investigadores del instituto buscaron tuits con menciones de guerra civil antes y después del anuncio de Trump del allanamiento de Mar-a-Lago. Cinco días antes, registraron un promedio de casi 500 tuits por hora. Eso aumentó a 6000 en la primera hora después de que, la tarde del 8 de agosto, Trump publicó en Truth Social: “estos son tiempos oscuros para nuestra Nación”. Las menciones llegaron a un máximo de 15.000 tuits por hora esa misma tarde. Una semana después, el número de menciones seguía estando seis veces por encima del número de referencia y la frase volvió a ser tendencia en Twitter para fin de mes.
Desde hace años, en los grupos extremistas se habla de una especie de derrocamiento del gobierno y Pape afirma que las posturas más radicales —a menudo pertenecientes a la supremacía blanca o el fundamentalismo religioso— siguen siendo marginales, en voz de no más de 50.000 en todo el país.
Pero, en su opinión, hay un grupo mucho más grande enardecido por las quejas de Trump sobre el “pantano de Washington” y las fuerzas del “estado profundo” que trabajan en su contra y de sus aliados.
Estas nociones, revueltas en un crisol humeante con las teorías de la conspiración de QAnon, las opiniones antivacunas y el negacionismo electoral, han alimentado una creciente hostilidad hacia el gobierno federal y el aumento de las conversaciones sobre los derechos de los estados.
Las plataformas de las redes sociales están plagadas de grupos y tableros dedicados a los debates sobre la guerra civil. Uno, en Gab, se describe a sí mismo como un lugar para los “informes de acción” y los “videos de combate” e informes de gente muerta en acción en “la guerra civil que también busca ser la segunda revolución de Estados Unidos”.
En agosto, un solo tuit que decía: “Me parece que la guerra civil acaba de ser declarada” logró llegar a más de 17 millones de perfiles, a pesar de que provenía de una cuenta con menos de 14.000 seguidores, según Cybara, una firma israelí que monitorea información.
“Las ideas entran en cámaras de eco y se convierten en la única voz que se escucha; no hay voces de disidencia”, afirmó Kurt Braddock, un profesor de la Universidad Americana que estudia cómo los grupos terroristas se radicalizan y reclutan a sus integrantes.
Braddock comentó que no creía que estos mensajes indicaran que se estuviera planeando una guerra. Pero le preocupa lo que los académicos llaman “terrorismo estocástico”: actos de violencia en apariencia aleatorios que, de hecho, son provocados por “el lenguaje codificado, las palaras clave y otro tipo de subtexto” en declaraciones de figuras públicas.
Según Braddock, Trump es experto en hacer este tipo de declaraciones y como ejemplo citó el tuit de abril de 2020 en el que decía “!Liberen Míchigan!”. Menos de dos semanas después, turbas de manifestantes fuertemente armados ocuparon el Capitolio estatal en Lansing. También señaló el discurso de Trump antes de los disturbios del Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando alentó a miles de partidarios a marchar hacia el Capitolio de Estados Unidos y, más tarde, en las mismas declaraciones les dijo: “si no luchan hasta la muerte, se van a quedar sin país”.
“Las declaraciones de Trump no son llamados abiertos a actuar, pero cuando tienes bastante seguidores fervientes, las posibilidades de que una o más personas sientan que deben hacer algo son bastante altas”, explicó Braddock.
Un vocero de Trump no respondió a la solicitud de comentarios.
Después de que Biden pronunció su discurso sobre la democracia, Brian Gibby, un especialista independiente en entrada de datos oriundo de Charlotte, Carolina del Norte, escribió en una publicación de Substack que creía que “la Segunda Guerra Civil comenzó” con los comentarios del presidente.
“Nunca había escuchado un discurso más divisorio y lleno de odio de un presidente estadounidense”, escribió Gibby.
Cuando The New York Times le pidió que explicara su opinión, Gibby dijo que creía que Biden estaba “intensificando un conflicto candente en Estados Unidos”. Le preocupa que ocurra algo en torno a las elecciones de noviembre que sea “parecido al 6 de enero, pero mucho más violento”, en el que grupos de protesta armados de ambos lados del espectro político se enfrenten.
“Hagan sus planes, vayan por provisiones, manténganse seguros y salgan de las ciudades si pueden”, escribió.
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