El intento fallido de clausurar una conferencia de la extrema derecha provoca una lluvia de críticas
Una reunión de políticos europeos de extrema derecha celebrada en Bruselas se vio interrumpida el martes tras la intervención de la Policía belga, que intentó clausurarla. El intento fallido de cerrar el evento ha provocado críticas y condenas.
El Consejo de Estado belga anuló la orden de suspensión dictada por el alcalde de Saint-Josse-ten-Noode, Emir Kir, quien también recibió reproches del primer ministro belga, Alexander de Croo.
Los ponentes de la conferencia reivindicaron su derecho a la libertad de expresión. Uno de ellos, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dijo a su llegada que "en todas partes de Europa estamos al borde de la libertad y la opresión", comparando la situación actual con la opresión comunista en Hungría en los años 80.
"Alquilamos un lugar en Budapest. Y apenas unas horas antes de la reunión, dijeron que lamentablemente ya no estaba disponible. Y entonces buscamos otro, y nos dijeron que si nos daban cerveza y algo de comida, se quedarían sin negocio", dijo Orbán.
"El mismo tipo de presión que se ha experimentado aquí fue muy común en la segunda mitad de los años 80 en Hungría", añadió.
Una amenaza para el orden público
Una amenaza para el orden público fue el motivo oficial para suspender la conferencia, pero parecía más bien un pretexto para boicotear a la extrema derecha, convirtiéndose más bien en un regalo para su narrativa.
"Por supuesto, esta acción puede considerarse como algo que puede ayudar a la extrema derecha en lugar de desestabilizarla, porque, por supuesto, sabemos que la extrema derecha impulsa un discurso de victimización", dijo el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Bruselas, David Sinardet.
"Siempre intentan decir que el 'establishment' quiere impedirles decir lo que piensan", añadió Sinardet.
Este episodio ha reabierto un viejo debate sobre la posibilidad de tolerar incluso ideas intolerantes, como las que a menudo promueven los partidos nacionalistas contra los inmigrantes, los musulmanes y la comunidad LGBTQ+. Es un tema muy debatido en Bélgica.
"En la Bélgica francófona, van un poco más allá y tienen lo que llamamos un "cordón mediatico". Esto también significa que a los representantes de la derecha radical, de la extrema derecha, no se les permite hablar en los medios de comunicación clásicos. Eso es algo que ya no existe en el norte del país", aseguró Sinardet.
Al final, la conferencia del Conservadurismo Nacional no sólo se llevó a cabo según lo previsto, sino que atrajo mucha más atención de los medios.