El Instituto San Carlos, un templo a la lucha del pueblo cubano por su libertad, está de fiesta | Opinión

Cualquier turista un tanto despistado que estuviera paseando por la cautivadora calle Duval de Cayo Hueso y tropezara de pronto con las puertas abiertas del Instituto San Carlos, estoy seguro de que, si sabe apreciar la belleza, se quedaría deslumbrado al acceder al vestíbulo del edificio, por la cálida hermosura arquitectónica que le da la bienvenida.

Desde los arcos del portal hasta el bien plantado blanquinegro de los mosaicos del piso; desde el mármol de la escalera, hasta los coloridos azulejos que la bordean, desde lo solemne de estatuas y pinturas hasta el toque clásico del teatro, desde lo impresionante del largo balcón frontal, hasta los anaqueles de la biblioteca, de finas maderas barnizadas, todo allí es un regalo a los sentidos y un reto a la curiosidad.

¿Qué es todo esto?, se preguntará nuestro sorprendido amigo. ¿Un museo? ¿Un centro cultural? ¿Un rezago de la antigüedad en medio del dinámico bullicio del Cayo?... Todo eso, y además, un templo a la lucha de un pueblo por su libertad, un monumento a los más altos ideales de la raza humana.

El Instituto San Carlos, en Cayo Hueso, Florida.
El Instituto San Carlos, en Cayo Hueso, Florida.

El San Carlos fue fundado el 11 de noviembre de 1871 por los exiliados cubanos de la época, tabaqueros casi todos, como un centro de auxilio y vinculación a la lucha por la independencia que se libraba entonces en la Isla, en la epopeya que la historia recogería como “la guerra de los diez años”.

Se le llamó San Carlos como homenaje al Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, el iniciador de aquel esfuerzo bélico, terminado el cual sin lograr la meta soñada, quedó el lugar como una brasa encendida en el exilio para que no se apagara del todo el compromiso con la libertad de Cuba.

Los niños de la Escuela San Carlos (ahora Instituto San Carlos) de Cayo Hueso sostienen su mensaje navideño ante un público encantado durante su obra de Navidad de 1954.
Los niños de la Escuela San Carlos (ahora Instituto San Carlos) de Cayo Hueso sostienen su mensaje navideño ante un público encantado durante su obra de Navidad de 1954.

Aquella brasa independentista fue avivada por José Martí durante su peregrinaje de desterrado, cuando echaba los cimientos para el nuevo esfuerzo bélico, tratando de unir fuertemente a los cubanos de la Isla y los de Nueva York, Tampa, Cayo Hueso, Madrid, México… A los del Cayo, que habían puesto a los pies del fogoso orador la tribuna del San Carlos, fue a los primeros a quienes confió las bases de lo que sería el Partido Revolucionario Cubano, a principios de 1892.

Con el advenimiento de la República, el San Carlos siguió ostentando la más auténtica representación del patriotismo cubano fuera de Cuba. En sus salones radicó por mucho tiempo el consulado cubano. Funcionó allí una escuela bilingüe que fue la primera en rechazar la segregación racial en el sur de los Estados Unidos. Tras el triunfo de la revolución castrista, el edificio cayó en desuso, se fue deteriorando y llegó el momento que amenazaba ruina.

En 1985, mientras algunos intereses mercantiles clamaban por la demolición del edificio, un grupo formado por residentes de Cayo Hueso y Miami, empeñados en salvar aquel pedazo de la historia que une a Cuba y a Estados Unidos, especialmente a Cayo Hueso, apeló a la Comisión Hispana del Estado de la Florida, una entidad formada por voluntarios que presidía el entonces joven abogado cubanoamericano Rafael A. Peñalver, Jr. Este visitó lo que quedaba del San Carlos, y el resto es historia.

“La Casa Cuba”, que fue como Martí llamó al San Carlos, fue como un imán para el patriotismo y la conciencia cívica de Peñalver. Se rodeó de un dedicado grupo de personas igualmente amantes de la historia y su legado, unos de Miami, los otros de Cayo Hueso y en un esfuerzo titánico que se extendió por siete años, se logró la restauración del edificio con absoluta fidelidad al diseño original.

El Dr. Rafael Peñalver. “La Casa Cuba”, que fue como Martí llamó al San Carlos, fue como un imán para el patriotismo y la conciencia cívica de Peñalver.
El Dr. Rafael Peñalver. “La Casa Cuba”, que fue como Martí llamó al San Carlos, fue como un imán para el patriotismo y la conciencia cívica de Peñalver.

El año pasado se cumplió el sesquicentenario, 150 años de la fundación del Instituto. Campeaba entonces por sus respetos la pandemia del Covid-19 y ello impidió la celebración que la fecha reclamaba. Pero, donde hay desquite, no hay agravio y este 12 de noviembre estamos convocados para rendir tributo a todo lo bueno y lo hermoso que el San Carlos representa.

Varios autobuses saldrán de Miami ese día en la mañana para que todos los interesados podamos disfrutar de la celebración en Cayo Hueso. Se ofrecerá un variado programa artístico y cultural, y nuestra presencia allí tratará, modestamente, de imitar lo del Apóstol y los tabaqueros de 1892. Estoy seguro de que, si está todavía por allí nuestro imaginario amigo turista, se sorprenderá agradablemente al ver que, 150 años después, la brasa de la libertad nos alumbra y nos calienta todavía.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­Para más información sobre la excursión a Cayo Hueso por el 150 aniversario del Instituto San Carlos, llamar al 305-333-0250

Una balsa neumática utilizada por los emigrantes cubanos expuesta en el instituto.
Una balsa neumática utilizada por los emigrantes cubanos expuesta en el instituto.