Inspeccionan dañada cápsula espacial rusa acoplada a la EEI

La tripulación de la Estación Espacial Internacional inspeccionaba el domingo una cápsula espacial rusa acoplada a la base orbital y que podría haber resultado dañada por un micrometeorito, mientras los controladores en tierra estudiaban la conveniencia de enviar una nave espacial de reemplazo para transportar a algunos astronautas de vuelta a casa.

La corporación espacial rusa, Roscosmos, informó que la tripulación estaba utilizando una cámara en un brazo robótico de fabricación canadiense para capturar imágenes de la Soyuz MS-22 donde se detectó una fuga de refrigerante el pasado miércoles por la noche, hora estadounidense. Una vez transmitidas las imágenes a tierra el lunes, los responsables espaciales las analizarán —junto con otros datos sobre el problema— a finales de mes y decidirán los pasos a seguir.

Una opción, dijo Roscomos, es acelerar la entrega de otra cápsula Soyuz a la estación espacial. Los trabajadores del cosmódromo de Baikonur en Kazajistán ya se estaban preparando para lanzar en marzo la Soyuz MS-23 a la estación espacial, con tres astronautas, pero podrían enviarlo antes sin tripulación. Eso permitiría que algunos de los siete tripulantes que ahora están en la estación espacial regresen a casa.

Un funcionario espacial ruso informó el jueves pasado que un micrometeorito podría haber causado la fuga. Roscosmos dijo que el daño fue en la cubierta exterior de un compartimiento de instrumentos y equipos.

Tanto Roscosmos como la NASA han dicho que el problema no representa ningún peligro para los ocupantes de la estación. La filtración provocó que un par de cosmonautas rusos abortaran una caminata espacial planeada el miércoles pasado. Se planea una caminata espacial estadounidense el miércoles próximo.

La NASA dijo que los propulsores de la cápsula Soyuz se probaron el viernes pasado y que funcionaron normalmente.

Sergei Krikalev, cosmonauta veterano y director de los programas de vuelos espaciales tripulados de Roscosmos, declaró que la fuga podría afectar el rendimiento del sistema de refrigeración de la cápsula y la temperatura en la sección de equipos de la cápsula. La agencia de noticias rusa Ria-Novosti informó que la temperatura de la cápsula había aumentado, pero que los controladores en tierra pudieron reducirla a niveles normales. La agencia no explicó cómo se redujo la temperatura.

Los cosmonautas rusos Sergey Prokopyev y Dmitri Petelin y el astronauta de la NASA Frank Rubio utilizaron la cápsula para llegar a la Estación Espacial Internacional el 21 de septiembre y sirve como bote salvavidas para la tripulación. La cápsula estaba programada para regresar a la Tierra con parte de la tripulación de la base orbital, como parte de rotaciones regulares, en marzo próximo.