Por la inseguridad. Controversia por la decisión de una universidad de levantar un muro frente a barrios marginales

MENDOZA.– En medio de la pelea ideológica mundial, con medidas concretas como la construcción de “muros” para frenar a los migrantes, con Donald Trump a la cabeza en los Estados Unidos, con el aval de Javier Milei en la Argentina, la controversia también se instaló en esta provincia, pero con otra problemática social. La Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) tomó una decisión no muy alejada de esa concepción: construye un sorprendente paredón frente a barrios marginales por la “inseguridad” que se vive en la zona.

Así, la polémica no se hizo esperar y comenzaron a surgir voces en favor y también un gran rechazo, que se potenció en las redes sociales. La casa de estudios superiores está convencida de seguir con la medida, a pesar de que ahora tuvo un freno de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza por no haber presentado los papeles habilitantes.

Al mismo tiempo, empiezan a surgir reclamos por la falta de consulta de la universidad para dar un debate público sobre la obra que, curiosamente, comenzó en diciembre y se encuentra muy avanzada. Es una inversión de $590 millones, aprobada por el Consejo Superior durante el tratamiento del presupuesto en el primer trimestre de 2024.

Estefanía Villarruel, secretaria general de la UNCuyo, explicó que la obra “no es contra los barrios”, sino una medida necesaria ante la falta de cierre perimetral en la zona, ya que registraron un crecimiento de hechos de inseguridad, que incluyeron asaltos y amenazas con uso de armas. En ese sentido, la funcionaria aclaró que la acción del claustro se determinó tras una consulta a una comisión de expertos en seguridad, quienes incluso recomendaron el paredón para evitar también el constante robo de cables.

“Nos sentimos discriminados y marginados. Aunque haya robos, no se puede generalizar y bloquear el paso a quienes vivimos por acá. Lo que falta es mayor presencia policial para disuadir cualquier delito. Ahí debe ponerse la voluntad, no en levantar paredes, que lo único que hacen es dividirnos como sociedad, con un mensaje de que la universidad no es para los chicos de la zona”, se quejó a LA NACIÓN, María, una vecina del lugar, molesta y preocupada por las placas de cemento prefabricadas de gran espesor que se van instalando e impiden ver hacia dentro del campus, desde el reconocido canal Papagayos hasta la calle Champagnat.

“No se puede ser más papistas que el Papa. Se necesita actuar y cuidar a los estudiantes y todo el personal de la universidad frente a los constantes hechos de inseguridad. Bienvenido el muro porque habrá más protección para todos”, expuso Alberto, otro habitante de las barriadas de la zona, al oeste de la capital provincial.

Así, las opiniones están divididas entre los vecinos del lugar, pero hay voces de diferentes sectores que ponen sus reparos, con contundencia. Por caso, un grupo de arquitectos mendocinos dio a conocer una carta firmada por una veintena de especialistas que cuestionan la obra. Aseguran que “contradice” los principios urbanísticos y paisajísticos de la universidad, por contaminar incluso la vista de la montaña y la ciudad. También señalaron que se generará una “isla de calor urbana”, que tendrá mayor impacto en la época estival. Sobre el tipo de construcción, desde la universidad indicaron que se trata de bloques de hormigón de “alta durabilidad”, con estructuras estables y resistentes, con técnicas de sostenibilidad ambiental.

También, en diálogo con este diario, la reconocida socióloga mendocina, Graciela Cousinet, exdecana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo y actual profesora consulta de esa institución, fue contundente con su definición. “Por un lado, es el símbolo de un muro que significa separación, aislamiento. Por otro lado, un obstáculo, hasta visual con respecto al contexto, donde la universidad está cerca. En cuanto a la seguridad, la entiendo, pero creo que hay otros modos más eficientes de garantizarla. Incluso, un muro, es fácilmente traspasable”, expresó Cousinet, que fue diputada nacional y la impulsora del programa “Universidad sin muros”.

Toda una paradoja frente a lo que hoy ven quienes transitan por la zona y que supieron tener una mayor conexión con una de las universidades públicas más importantes del país. “No hubo una discusión amplia, pública sobre el tema. Genera toda una reacción en los barrios que se sienten marginados”, expuso Cousinet.

El muro de la polémica es hoy una “construcción clandestina”, aseguran desde la comuna, aunque permitirán avanzar si cumplen con la normativa. “La Universidad no tiene ningún privilegio. Cualquier obra, ya sea de una institución pública o privada, debe cumplir con los procedimientos establecidos”, explicó el intendente Ulpiano Suárez. El cese de los trabajos se decretó por razones de seguridad pública y por contravenir al Código Urbano y de Edificación, pero podría continuar la semana próxima.