Independiente gana y crece: le quitó el invicto a Instituto en Córdoba y se ilusiona pensando en el clásico
Independiente logró en la Docta una de esas victorias que valen más que tres puntos. Con oportunismo y ráfagas de buen juego en el primer tiempo, y una gran tarea defensiva en el segundo, le quitó el invicto a Instituto con un 2-0 inobjetable, se acomodó en lo alto de su zona, y aumentó su ilusión y su convicción para encarar de la mejor manera el clásico de Avellaneda del próximo sábado.
A la teoría que sostiene que el fútbol lo juegan y deciden quienes se visten de pantalón corto se le opone otra, creyente en la trascendencia de los que planifican y miran el encuentro desde el banco de suplentes. En Alta Córdoba todo estaba preparado para darle la razón a la segunda, pero la realidad terminaría por dar vuelta la taba.
La tarde había arrancado con sorpresa y polémica. Sorpresa cuando se dio a conocer la formación del Rojo, con tres cambios en la mitad de cancha que tan bien había funcionado ante Rosario Central. Polémica un rato más tarde, cuando se supo que la planilla presentada no era válida y los titulares serían los mismos que el martes pasado. ¿Cambio sobre la marcha al conocer la alineación del local o maniobra prevista de antemano? La sospecha puso en ventaja a la influencia de los técnicos incluso antes del arranque.
‼️ CAMBIOS EN LA FORMACIÓN INICIAL#Independiente va de la siguiente manera:
Rey; Isla, Laso, Fedorco, Pérez; L. González, Neves, Marcone, Mancuello; Luna y Avalos.#TodoRojo 🔴 https://t.co/Ooubu6lDxl— C. A. Independiente (@Independiente) February 18, 2024
En concreto, en esa primera nómina, David Martínez, Jhonny Quiñónez y Alexis Canelo iban a ser titulares contra la Gloria. Sin embargo, a la hora de entrar en calor, el DT dispuso que en su lugar ingresen Gabriel Neves, Federico Mancuello y Lucas González. Después del partido, Tevez deslindó responsabilidades: “No se que pasó con el equipo. Yo entregué la planilla como se tiene que entregar y con el equipo que tenía que salir”.
A estas alturas de su carrera como entrenador, ya se puede asegurar que a Diego Dabove le sonríe más la suerte en las provincias. Vivió su mejor campaña como jefe absoluto de un vestuario en Godoy Cruz de Mendoza, tendría más sinsabores que alegrías en las varias estaciones recorridas en el AMBA, y ahora vuelve a ganar protagonismo y aplausos en Córdoba. Pero más allá de los resultados, sus equipos han tenido siempre una marca indeleble: corren, marcan, meten y hasta pegan si hace falta, con una intensidad casi fanática. La prioridad es agotar al adversario, impedirle que desarrolle su juego, y sólo después plantearse cómo atacar.
Frente a esto, Carlos Tevez le opuso la intensidad del mediocampo que tan buen pinta enseñó frente a Central, y durante 25 minutos, el partido se volcó hacia el predominio de los planteos tácticos. Con el césped convertido en campo de combate, las escaramuzas se sucedían ahí donde hubiera un choque entre dos camisetas distintas. Hasta que en ese momento la desgracia se ensañaría con Manuel Roffo y cambiaría los escenarios, del partido y del debate. El arquero recibió un pase sencillo hacia atrás de Roberto Bochi, Gabriel Neves fue a presionarlo, el ex Boca pifió el despeje y el uruguayo tocó de zurda ante el arco vacío para el 1 a 0.
El error de Roffo
El gol sacudió a Instituto y acomodó al Rojo. Independiente, que ya había enseñado una mayor prolijidad en la circulación en los contados instantes de fútbol vistos hasta ahí, aprovechó el despiste rival para incrementar esa virtud. Así, a los 31, Iván Marcone -hoy por hoy uno de los mejores volantes centrales del torneo- cruzó una cortada perfecta para Mauricio Isla por derecha. El chileno la bajó de pecho, tocó hacia atrás y Lucas González acomodó el derechazo contra el palo izquierdo.
La segunda mitad terminó por resolver la discusión. El afán de La Gloria por defender el invicto chocó contra el del Rojo por sostener un triunfo valiosísimo, y también con el centro de una defensa inexpugnable (y el travesaño, que devolvió un remate de Ignacio Russo). Rodrigo Rey le tapó un mano a mano a Facundo Suárez; Juan Manuel Fedorco y Joaquín Laso tuvieron firmeza para rechazar cualquier intento local, y concentración para anular por fuera de juego varias llegadas profundas, y Marcone brindó otro recital de quite y salida limpia. Enfrente, Instituto nunca encontraría luces de mitad de cancha en adelante para torcer la historia.
Los jugadores, por activa o por pasiva, le ganaron -una vez más- la pulseada a los técnicos en el debate. Independiente tuvo a los mejores y el Rojo se dio el gusto de estirar su momento dulce y sentarse a esperar el clásico con la ilusión y la convicción por las nubes.