Indígenas amazónicos reclaman ayuda contra incendios al gobierno de Bolivia

LA PAZ, Bolivia (AP) — Comunidades de indígenas de la Amazonia boliviana demandaron el lunes ayuda al gobierno para detener el avance de los incendios forestales que el fin de semana redujeron a cenizas cuatro viviendas precarias y obligaron a evacuar a más de una decena de familias en el norte de La Paz.

“No hay una ayuda efectiva, el fuego sigue avanzando y está afectando a comunidades. El fin de semana la gente debió salir con lo que llevaba encima. Estamos tratando de combatir el fuego con lo que podemos, pero es insuficiente. Hace cuatro meses que no llueve”, dijo el lunes por teléfono Jorge Kelamari, dirigente del pueblo Tacana, en declaraciones a radio Panamericana.

Por el contrario, el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, indicó en un informe de prensa que “el fuego está bajo control. Hay columnas de humo en las serranías, estamos desplegando ayuda y bomberos forestales para controlar. Si bien a momentos el fuego crece peligrosamente, terminamos controlando. Los daños en la comunidad Buena Vista son menores”.

Imágenes difundidas en redes sociales el fin de semana muestran columnas de humo del bosque cerca de, poblado de San Buenaventura en las puertas del Parque Nacional Madidi, una de las mayores reservas de flora y fauna a 230 kilómetros al norte de La Paz, una zona que años anteriores no registró incendios forestales.

La escasez de lluvias, las altas temperaturas y los ventarrones están prolongando los incendios por casi cuatro meses, más del tiempo habitual. A su vez, la humareda está contaminando el aire en varias ciudades, entre ellas Santa Cruz y La Paz. Hace dos semanas las clases debieron ser suspendidas.

Autoridades locales y legisladores han pedido el gobierno solicitar ayuda internacional para controlar una de las peores temporadas de incendios forestales. El gobierno lo ha descartado y dijo que lo peor ya pasó.

Un helicóptero que descarga 500 libros trabaja en la zona del Madidi. Calvimontes dijo que otro helicóptero de más capacidad ha sido enviado a la zona el lunes.

El funcionario reconoció que las débiles y dispersas lloviznas registradas en los últimos días han sido insuficientes para aplacar las llamas. El calor y la ráfagas de viento están reactivando las quemas, pero los grandes incendios ya han sido controlados, dijo.

Las quemas forestales son habituales en esta época seca. Los agricultores usan esa técnica tradicional y cuestionada para estimular el crecimiento de pastizales y habilitar tierras nuevas para la agricultura, pero con frecuencia se salen de control. La ley es tolerante y débil para castigar estas actividades, según organizaciones ambientalistas.

La estatal Autoridad Boliviana de Bosques y Tierras dijo que hasta octubre se quemaron más de dos millones de hectáreas, un 70% de pastizales y áreas agropecuarias y un 23% de bosque virgen. Organizaciones independientes dicen que la afectación fue mayor.

Durante septiembre y octubre los satélites detectaron numerosos incendios en las tierras bajas de Bolivia, según un reciente informe de la NASA, cuyas imágenes desde el espacio mostraban enormes bancos de humo sobre territorio boliviano.

Expertos en clima atribuyen la fuerte sequía y las altas temperaturas al fenómeno climático de El Niño, que provoca un calentamiento estacional de las aguas del Pacífico que reduce las lluvias, y al calentamiento excepcional del Atlántico producto del cambio climático. La sequía golpea a gran parte de Sudamérica, sobre todo a Uruguay, Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia.

Según la organización ecologista Greenpeace, a fines de octubre Bolivia se ubicó en segundo lugar con más incendios forestales en el mundo por debajo de Australia y por delante de Brasil.

Detrás de estos incendios hay un negocio especulativo sobre la tierra en esas regiones donde la frontera agrícola se expande sin control, según la privada Fundación Tierra.

De acuerdo con expertos la caída de ingresos por exportaciones de gas natural y el estancamiento de precios de la minería tradicional están expandiendo el agronegocio y la ganadería para exportación, así como la minería ilegal del oro.