El incidente del globo subraya el estado frágil de la relación entre Estados Unidos y China

Tras años de una desconfianza cada vez más profunda y tensiones crecientes, los lazos entre Estados Unidos y China parecían preparados para un modesto repunte después del encuentro de los líderes de las dos naciones en una cumbre en noviembre pasado y los esfuerzos recientes por parte de Pekín para estabilizar sus relaciones con el mundo. Se esperaba que una visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Pekín este fin de semana siguiera avanzando esa línea de progreso.

Un globo fue lo único que se necesitó para acabar con todo.

El descubrimiento de lo que funcionarios militares estadounidenses calificaron como un “globo de vigilancia de gran altitud” sobre Montana la semana pasada y la decisión del viernes de Blinken de cancelar su viaje han expuesto de nuevo la fragilidad de una relación entre dos potencias enfrascadas en una rivalidad increíblemente tensa por el dominio militar, geopolítico y tecnológico.

La revelación del globo, que Estados Unidos derribó el sábado, generó indignación bipartidista en Estados Unidos y dio al gobierno del presidente Joe Biden poco espacio para maniobrar (incluso cuando, de manera inusual, China expresó su pesar por la aparición del globo).

Ambos países emitieron afirmaciones opuestas sobre la naturaleza del objeto volador. El Pentágono declaró que se usó para “recopilación de inteligencia”, mientras que China aseguró que era un artículo civil usado para investigación científica y que se había desviado de su curso.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de China señaló a través de su sitio web que Wang Yi, el funcionario de más alto rango en la jerarquía de política exterior de China, le dijo a Blinken en una llamada telefónica la noche del viernes que “China es un país responsable y siempre se ha apegado de manera estricta a la ley internacional”.

El resumen breve de su llamada no mencionó el globo ni la cancelación del viaje de Blinken, pero indicó que los líderes chinos creían que el gobierno de Biden habían sacado de proporción el asunto.

Aunque no había nada que indicara que el globo representaba una amenaza militar seria o de inteligencia para Estados Unidos, el simbolismo de un objeto chino a la deriva sobre el Estados Unidos continental agregó un nuevo elemento de volatilidad a una relación que está en el centro de los desafíos más apremiantes del mundo (incluyendo mantener la paz en el estrecho de Taiwán, reconstruir la economía pospandémica y combatir el cambio climático).

Respecto al globo, Rorry Daniels, directora gerenta de Asia Society Policy Institute en Nueva York, mencionó: “Es una pequeña acción con una gran consecuencia. Es de cierta manera impresionante cuando observas la historia de las relaciones Estados Unidos-China y todas las fases diferentes que la relación ha atravesado para acabar aquí”.

Añadió que niveles de contacto cada vez menores entre los dos gobiernos en años recientes han hecho que les sea más difícil poner a probar afirmaciones sobre las intenciones del otro durante crisis diplomáticas.

En los meses previos al incidente del globo, los cuerpos diplomáticos de China había atenuado su retórica típicamente mordaz sobre Washington. Un punto importante fue el llamado de parte del entonces entrante ministro chino de Relaciones Exteriores, Qin Gang, a construir “entendimiento mutuo y afinidad entre los dos pueblos” en comentarios que expresó el mes pasado al dejar su puesto como embajador en Estados Unidos.

China ha estado buscando reducir las tensiones en el extranjero para enfocar su energía en reparar su economía afectada y hacer la transición para salir del aislamiento inducido por la COVID-19. Liu He, el vice primer ministro del país, asistió el mes pasado a la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, para atraer inversión extranjera y declarar que China estaba de nuevo abierta a los negocios.

Los analistas afirman que el que un aparente globo espía chino acabara flotando sobre Estados Unidos en medio de un contexto como este indica divisiones dentro del gobierno chino acerca de su estrategia hacia su principal competidor geopolítico.

Ryan Hass, un socio sénior en la Institución Brookings y exdirector para China del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, opinó: “La dirección en general de los mensajes diplomáticos recientes de China a Estados Unidos han sido para buscar reducir las tensiones”.

Agregó: “El incidente del globo espía es discordante con el mensaje en general. Eso plantea preguntas sobre la calidad de la coordinación dentro del sistema de seguridad de China”.

Hass afirmó que el presidente chino, Xi Jinping, no puede permitir que las relaciones chinoestadounidenses resulten todavía más afectadas. Manejar esos lazos está entre las responsabilidades principales de Xi ante los ojos de la élite del país.

La respuesta de China el viernes a la revelación del globo destacó el tono más mesurado del país desde el año anterior. La táctica de confrontación del pasado (conocida como la diplomacia del “guerrero lobo”, así llamada por una película china jingoísta) no habría expresado nada cercano a pena por el sucedo del globo. En cambio, la aceptación del hecho por parte de Pekín de que el objeto era chino y su promesa de seguir comunicándose con Estados Unidos, indica un deseo de continuar con la visita de Blinken.

Shen Dingli, un académico de Relaciones Internacionales enfocado en los lazos entre Estados Unidos y China y que vive en Shanghái, manifestó: “Es digno de reconocer que China aceptó que era suyo el globo”.

c.2023 The New York Times Company