El impacto que podría tener la eliminación del ministerio de Ambiente como propone Javier Milei
Era 1° de agosto, y hacían 30 grados en Buenos Aires. Faltaban solo 12 días para las PASO cuando se registró el primer día de agosto más caluroso en 117 años. Esto, sin embargo, no logró colarse en la agenda electoral. Los récords se repiten, pero el cambio climático y la agenda ambiental estuvieron ausentes en la campaña y casi por completo de las plataformas electorales. Aunque ni Sergio Massa, el candidato oficialista, o Patricia Bullrich, la vencedora de la interna de Juntos por el Cambio, presentaron propuestas concretas sobre ambiente, quizás el más extremista es Javier Milei, el candidato más votado en las PASO, que directamente niega el cambio climático.
El libertario ha dicho que el planeta se encuentra en “el nivel de temperatura más bajo” de los últimos 10.000 años. “Cuando mirás 420.000 años de historia, vas a ver es que hay ciclos de temperatura, hay momentos donde el planeta está caliente y momentos donde el planeta está frío. De esos años hay cinco picos de calor, el actual es el más bajo de todos. Cuando vos mirás los últimos 10.000 años del planeta tierra, hoy es el nivel de temperaturas más bajo. Tenés un problema de parámetros, de ciclos”, dijo en una entrevista con LA NACION luego de las elecciones de 2021.
“Hace 10 o 15 años se discutía que el planeta se iba a congelar. Ahora discuten que se calienta. Aquellos que conozcan cómo se hacen esas simulaciones van a ver que las funciones están sobresaturadas en determinados parámetros a propósito para generar miedo”, había sumado en una entrevista con Julián Serrano.
El ministerio de Ambiente está entre las carteras que el candidato eliminaría en caso de llegar a la presidencia. Milei considera que la agenda ambiental “parece un poco tirada de los pelos” y suele repetir que el calentamiento global es “otra de las mentiras del socialismo”.
Desde hace años que hay consenso científico sobre que es un hecho y que está influenciado por la acción humana. Pero como ejemplo, basta con citar el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) donde los miles de científicos que lo integran advirtieron una vez más que las actividades humanas son los principales responsables del claro y progresivo calentamiento global proveniente de emisiones de gases de efecto invernadero.
Consultados por LA NACION, desde La Libertad Avanza contestaron que no iban a participar de la nota.
“La Argentina iría prácticamente a contramano del mundo y mayor parte de la región. Es complejo en un país donde el rol de Nación es asegurar el presupuesto mínimo. El ministerio de Ambiente tiene una función de coordinación y además de estructuración presupuestaria, como también el equipamiento para los provincias”, apuntó a LA NACION Andrés Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
“Es una estructura de gestión, promoción, apoyo para que las jurisdicciones implemente las cuestiones ambientales”, sintetizó Manuel Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre Argentina y detalló que Nación tiene muy pocas herramientas para actuar, pero es quien debe articular con las provincias, que tienen las jurisdicciones de los recursos nacionales. “¿Cómo vamos a hacer para tener una coordinación con otros gabinetes si no tenemos ninguna figura que articule?”, se preguntó.
“Ponerlo en otras órbitas como pasó en otros gobiernos puede ser un error porque no se tiene una mirada holística de los problemas. Por ejemplo, si se incluye en el Ministerio de Seguridad, se tiene una mirada de emergencia: apagar incendios. Cuando en realidad cuando uno afronta la cuestión de los incendios lo que tiene que hacer es trabajar en la prevención y en todo lo que es la preparación de los procesos críticos”, ejemplificó Nápoli, magíster en Derecho Ambiental por la Universidad del País Vasco.
Regulaciones y poder de policía
Entre las normas de presupuestos mínimos de protección ambiental que el ministerio debe controlar que se cumplan se encuentran las leyes de Residuos Industriales (N° 25.612), de Gestión de Bifenilos Policlorados (N° 25.670), de General del Ambiente (N° 25.675), de Gestión de Aguas (N° 25.688), de Información Ambiental (N° 25.831), de Gestión de Residuos Domiciliarios (N° 25.916), de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (N° 26.331), de Control de Actividades de Quema (N° 26.562), de Protección de glaciares y ambiente periglacial (N° 26.639), de Creación del Sistema Federal de Manejo del Fuego (N° 26.815), de Gestión de los envases vacíos de fitosanitarios (N° 27.279), de Adaptación y mitigación al Cambio Climático (N° 27.520), de Implementación de la educación ambiental integral (N°27.621).
A modo de ejemplo, la ley de bosques establece qué áreas se pueden convertir para otros usos y cuáles se deben conservar. Es tarea del Ministerio asegurar que las áreas se deforesten correctamente. “¿Quién sería el encargado de administrar los recursos y asegurarse que se preserven los bosques?”, apuntó Jaramillo.
La articulación con los municipios para gestionar los basurales a cielo abierto, o el monitoreo de los agroquímicos y la cantidad que se utilizan se suman a esta lista. Hay obras en curso que también podrían verse afectadas, como el saneamiento del Riachuelo que está próximo a terminarse, y tuvo un costo de 1300 millones de dólares y contó con financiamiento internacional del Banco Mundial.
“El control ambiental requiere necesariamente de regulaciones y de ejercicio del poder de policía del Estado y no puede dejarse librado a las leyes de mercado”, sintetizó Nápoli.
Y siguió: “De igual forma, los compromisos internacionales que la Argentina ha asumido por su adhesión al Acuerdo de París de Cambio Climático, que implica una importante reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, requieren de una autoridad ambiental que sea capaz de coordinar el accionar tanto del sector público como el privado en su cumplimiento”.
El ministerio de Ambiente es también quien representa al país ante los compromisos firmados y rinde cuentas sobre los avances. “Hay temáticas técnicas que los países están acordando, acciones para que se realicen a escala global y a su vez el Ministerio de Ambiente tienen la responsabilidad de hacer la bajada subnacional. Si no hay, el país queda con un vacío muy grande para dar respuesta a estos requerimientos y necesidades que tiene nuestro planeta actualmente”, apuntó Carolina Vera, investigadora del CONICET en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera y Vicepresidenta del grupo de trabajo 1 del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
“En la mayoría de los países desarrollados y en los de desarrollo también, hemos visto un incremento de la creación de ministerios de Ambiente justamente con la convicción de que hoy el desarrollo Social y Humano no es posible de hacer sin hacerlo en armonía con la naturaleza. Con la población actual que tenemos, los patrones de producción y consumo, están impactando de una manera nunca vista en los recursos o bienes naturales de nuestro planeta. Es necesario tener un área nacional que regule y que también de el marco para cómo poder desarrollarse en armonía con la naturaleza”.
“Hemos trabajado durante muchos años para que el Estado argentino tenga un ministerio de Ambiente. Teníamos la expectativa que con esa creación se cumplieran las cosas que planteábamos. La experiencia con los dos gobiernos no ha colmado todas las expectativas y los indicadores a nivel nacional no son mucho mejores que antes, pero eso no quiere decir que lo que deba hacer es su desaparición sino dotarlo de recursos y capacidad de gestión para que cumpla el objetivo que debe cumplir. ¿Quién va a ser la autoridad que controle un ambiente sano como indica la Constitución Nacional?”, cerró Jaramillo.