Impacto en Brasil: Jair Bolsonaro regresó en busca de un papel protagónico, pero su futuro judicial lo amenaza
BRASILIA.- Habían pasado menos de tres horas desde el aterrizaje de Jair Bolsonaro en el aeropuerto de Brasilia, cuando el expresidente, ya en la sede del Partido Liberal (PL), tomó el micrófono para pronunciarse ante las decenas de aliados que, poco antes, lo habían recibido al canto “O capitão voltou” (”Volvió el capitán”).
“Ese grupo [por el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva], con poco tiempo en el poder, no va a hacer lo que quiera con el futuro de nuestra nación”, desafió el expresidente de Brasil (2019-2022)
Bolsonaro no perdió el tiempo. Pocas horas después de haber asegurado que las presidenciales de 2022 son una “página que quedó atrás”, arengó a sus aliados, en su llegada al país, a trabajar para obtener el 60% de las alcaldías en 2024, año de las próximas municipales, para pavimentar el regreso al poder de la oposición dos años más tarde.
A poco de pisar suelo brasileño tras un autoexilio de tres meses en Orlando, el exmandatario demostró su intención de conservar un lugar relevante en la oposición a Lula, aunque sobre ese plan aparecen interrogantes sobre su papel y, al mismo tiempo, cómo lidiará con los frentes abiertos en la Justicia, según coinciden analistas consultados por LA NACION.
Antes de embarcar hacia Brasil, desde el aeropuerto de Orlando, Bolsonaro, de 68 años, aseguró a la CNN Brasil que no regresaba para “liderar” la oposición, sino para trabajar en ella.
“Todavía es difícil codificar qué papel tendrá. Salió muy grande de las presidenciales y perdió el timing, cuando fue derrotado, para reconocer el resultado y asumir un papel de oposición institucional. Inclusive el 8 de enero (día de la invasión a las sedes de los tres poderes) afectó su imagen, y el papel de líder de oposición ya empieza a ser disputado”, asegura Marco Teixeira, politólogo de la Fundación Getulio Vargas (FGV) en San Pablo.
En el llano, Bolsonaro vivirá con la exprimera dama Michelle Bolsonaro en una casa alquilada en el Jardim Botanico, un barrio acomodado de Brasilia, a 15 minutos del Palacio del Planalto y del Congreso.
En la capital tendrá su oficina dentro del PL, agrupación de la cual será presidente honorario con un salario de 8000 dólares mensuales. El líder ultraderechista dijo que pretende recibir y conversar con muchas personas, además de realizar hasta dos o tres viajes mensuales por Brasil con su esposa.
“Bolsonaro demuestra que está dispuesto a luchar por el comando de la oposición”, aseguró a LA NACION Leandro Consentino, politólogo del Insper de San Pablo, que ponderó que esa disputa podría quedar en un segundo plano si la justicia comienza a avanzar en su contra.
La llegada del exmandatario también supone un nuevo desafío para Lula, quien emergió de los ataques al corazón de la democracia brasileña, el 8 de enero, “fortalecido”, dijo Teixeira, y sin la sombra de su principal opositor, en silencio y a miles de kilómetros de Brasilia.
“No sabemos si tendrá pericia para articular a la oposición, pero Bolsonaro será alguien escuchado todo el tiempo por la prensa, que va a publicar en redes sociales, hacer ruido y criticar. El desafío de Lula será no caer en las provocaciones”, agregó el profesor.
Consentino, en tanto, dijo que el regreso de Bolsonaro, quien comienza a coquetear con partidos que lo apoyaron el año pasado, podría dificultar el “armado de una base parlamentaria” para el gobierno del izquierdista, que prometió avanzar en una agenda económica y social en 2023.
Amenaza judicial
Pero sin fueros de privilegio, y blanco de cinco investigaciones en el Supremo Tribunal Federal y 16 acciones administrativas en la corte electoral, Bolsonaro deberá empezar a brindar explicaciones este miércoles, citado por la policía federal por el último escándalo revelado por el diario O Estado de S. Paulo: el ingreso irregular de valiosas joyas de la marca suiza Chopard provenientes de Arabia Saudita en 2019.
En los Estados Unidos, admitió que la posibilidad de que sea inhabilitado para disputar cargos electivos es concreta.
En el Tribunal Superior Electoral existe la expectativa de que al menos uno de los procesos abiertos contra el expresidente por abuso de poder político en las presidenciales de 2022 sea juzgado antes de fin de año.
El más avanzado fue abierto por una reunión de Bolsonaro, en la residencia oficial, con 40 embajadores en julio del año pasado en la que presentó un power point en el que cuestionó -sin pruebas- el sistema electoral de urna electrónica y la transparencia del proceso electoral.
“Es muy difícil que escape de una condena. Los votos están”, dijo a LA NACION una calificada fuente judicial, que estimó noviembre como el mes límite para que ese proceso sea juzgado.
En caso de recibir un revés, el exmandatario quedaría inhabilitado por 8 años y automáticamente estaría fuera de la carrera para las presidenciales de 2026, abriendo un escenario imprevisible para el futuro del bolsonarismo.
“Es muy difícil pensar en un heredero [de Bolsonaro] natural fuera de su familia. Pero la historia de Brasil ha mostrado que no existe esa transferencia de padre para hijo. Getulio Vargas no puso ningún nombre en el camino y Lula tampoco”, dijo Teixeira.