La imitadora vietnamita

Una estrategia defensiva de los nudibranquios como el de la imagen superior es la de producir toxinas. <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-024-66465-4" rel="nofollow noopener" target="_blank" data-ylk="slk:Science Report;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas" class="link ">Science Report</a>, <a href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/" rel="nofollow noopener" target="_blank" data-ylk="slk:CC BY;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas" class="link ">CC BY</a>

Ella, la imitadora, es una nueva especie de gusano marino, un poliqueto, y una belleza de tamaño diminuto y brillantes colores.

La encontramos durante nuestras expediciones científicas, viviendo sobre corales en los fondos marinos de Vietnam y de Japón. Es muy frágil y poco frecuente. Por ello, nos limitamos a recoger suficientes ejemplares para poder confirmar sus extraordinarias características y demostrar que era una especie desconocida.

Ya sin los trajes de submarinista, y tras un minucioso estudio en el laboratorio, nos encontramos con lo inesperado: no sólo pertenecen a una nueva especie, sino también a un nuevo género dentro de la familia Syllidae.

Tal como observamos en su hábitat natural, estos gusanos son imitadores exquisitos. A lo largo de la evolución, han adaptado su cuerpo para mimetizarse con un grupo de babosas de mar, los nudibranquios.

Estos moluscos, los nudibranquios, son admirados por submarinistas y aficionados al mar por sus vívidas coloraciones. Sin embargo, sus brillantes colores van más allá de lo estético: en realidad, sirven para advertir de sus defensas químicas a posibles depredadores. El nuevo gusano imitador no posee esas defensas, pero ha adoptado la forma y el color de las babosas marinas para obtener sus mismas ventajas.

En la imagen superior, el polqueto; abajo, el nudibranquio al que imita.
En la imagen superior, el polqueto; abajo, el nudibranquio al que imita.

La investigación la hemos llevado a cabo personal investigador de las Universidades de Nagoya (Japón) y Sains (Malasia), del Instituto de Ecología y Evolución de la Academia Rusa de Ciencias (Moscú, Rusia) y del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC, Catalunya, España). El estudio se ha publicado en Scientific Reports.

Roja, blanca y amarilla

La evolución ha permitido a la imitadora evitar a los depredadores, que le atribuyen una toxicidad que, en realidad, no posee. Sin embargo, el descubrimiento de este animal conlleva otra importante novedad: es la primera vez que se detecta este tipo de mimetismo entre los anélidos, el grupo de gusanos segmentados que incluye a los poliquetos.

Este poliqueto representa un nuevo género y especie de la familia Syllidae. Vive sobre corales en los fondos marinos de Vietnam y Japón y presenta adaptaciones morfológicas únicas. Es de pequeño tamaño y tiene un número reducido de segmentos, en contraste con la alta segmentación del cuerpo anillado de la mayoría de anélidos. También presenta las quetas (estructuras pilosas en formas de cerdas) ganchudas típicas de los poliquetos que viven asociadas a otros organismos, aunque en su caso están siempre ocultas dentro de su cuerpo. Finalmente, sus antenas y apéndices son grandes y tienen forma de huso y una vívida coloración roja, blanca y amarilla.

Estas características hacen que el poliqueto se asemeje a unos animales con los que suele convivir, los nudibranquios.

Babosa de mar

Los nudibranquios

Estos vecinos son moluscos sin caparazón, que poseen también una coloración brillante que les sirve para advertir a los depredadores de su toxicidad. Al mimetizarlos, el poliqueto obtiene los mismos beneficios, incluyendo evitar ser comido, sin tener que invertir en los complejos mecanismos que permiten a los nudibranquios desarrollar sus defensas químicas.

Naoto Jimi, el científico de la Universidad de Nagoya que ha liderado la investigación, ha descrito numerosos poliquetos para contribuir a entender la biodiversidad marina en Japón. En los últimos años ha centrado su investigación particularmente en las especies que viven simbióticamente con corales y gorgonias.

Fue durante uno de sus estudios cuando se encontró de forma inesperada con este animal peculiar, descubrimiento que no habría sido posible sin el apoyo y la cooperación de miembros de la comunidad no científica, como los pescadores y buceadores locales.

Hoy en día conocemos muchos poliquetos con patrones de colores vivos que, a menudo, se mimetizan con otros animales para camuflarse y pasar desapercibidos para sus posibles depredadores. Sin embargo, imitar tanto la coloración como los rasgos morfológicos para destacar y parecer protegido sin estarlo realmente representa una estrategia de adaptación completamente distinta y nueva, no sólo entre los poliquetos, sino entre todos los anélidos.

El hallazgo vietnamita

Temir A. Britayev, también coautor del artículo científico, fue el primero en descubrir un ejemplar de este nuevo poliqueto (en su caso en las costas de Vietnam). Aunque ha estudiado a los poliquetos durante más de 40 años, especialmente los que viven asociados a otros animales, cayó inicialmente en la trampa mimética de esta especie, ya que pensó que se trataba de un nudibranquio. No fue hasta que la observó detalladamente en el laboratorio que pudo confirmar que se trataba de un poliqueto imitador.

La colaboración del equipo internacional que ha llevado a cabo esta investigación nos ha permitido combinar técnicas clásicas de observación morfológica y ecológica con análisis moleculares. Como resultado, hemos demostrado que este gusano pertenece no solo a una nueva especie, sino también a un nuevo género.

Cryptochaetosyllis imitatio: un nombre merecido

Como nombre para el nuevo género hemos elegido “Cryptochaetosyllis”, destacando el hecho de que las quetas que caracterizan a todos los poliquetos están, en esta especie, ocultas dentro del cuerpo (cryptos significa escondido en griego).

En cambio, el nombre de especie, imitatio (que en latín quiere decir imitador/a), hace referencia a su aparente parecido con los nudibranquios.

Esta es la primera vez que se documenta un caso de este tipo de mimetismo entre anélidos y nudibranquios. Este hallazgo amplía la comprensión de la adaptación evolutiva y las estrategias ecológicas de los invertebrados marinos, demostrando que su complejidad es igual o incluso superior a la de los organismos terrestres.

Cryptochaetosyllis imitatio es un ejemplo más de la extraordinaria diversidad de la vida marina. Su descubrimiento subraya el escaso conocimiento que aún tenemos de ella. De hecho, se estima que puede haber hasta un millón de especies de eucariotas en los mares y océanos, de las cuales sólo conocemos en torno a un 30 %. Un porcentaje que es aún mucho mayor si incluimos a los procariotas.

Así pues, todavía hay muchas formas de vida en los océanos esperando a ser descubiertas. Este es el minucioso trabajo que llevamos a cabo los taxónomos, actuando como detectives de la biodiversidad.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Daniel Martin Sintes no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.