Las imágenes recicladas de conflictos pasados pueden socavar el costo real en la guerra entre Israel y Hamás

Miembros de la prensa internacional se reúnen en una colina en Sederot, Israel, con vistas a la Franja de Gaza, en la mañana del sábado 28 de octubre de 2023. (Tamir Kalifa/The New York Times).
Miembros de la prensa internacional se reúnen en una colina en Sederot, Israel, con vistas a la Franja de Gaza, en la mañana del sábado 28 de octubre de 2023. (Tamir Kalifa/The New York Times).

En un video que circula en línea que intenta transmitir los horrores de la guerra entre Israel y Hamás, un niño pequeño llora, con el rostro cubierto de polvo. Aferrado al sándwich que comía cuando un ataque aéreo arrasó la casa de su familia, solloza por sus dos hermanas adolescentes perdidas en medio del caos. Más tarde, una de ellas sería confirmada muerta.

“Un niño pequeño llora por sus hermanas en Gaza”, se lee en una publicación que acompaña al video que se compartió extensamente en las últimas semanas en X, la plataforma antes conocida como Twitter.

No obstante, los gritos del niño en realidad resonaron en Siria, a cientos de kilómetros de distancia, casi una década antes de la campaña de bombardeos de Israel en la Franja de Gaza durante las últimas tres semanas.

Ahora que Israel envía sus tropas a Gaza, con la promesa de erradicar a Hamás en represalia por un descarado ataque a principios de octubre, una masacre en la que asesinaron a más de 1400 personas, los videos y fotografías del conflicto ofrecen un poderoso registro de los estragos de la guerra. Pero en línea, esos relatos compiten con representaciones usurpadas de tragedias no relacionadas, un ciclo que, según los expertos, no solo menoscaba las experiencias de las víctimas pasadas y presentes, sino que también corre el riesgo de sembrar dudas sobre la evidencia legítima de las atrocidades de la guerra. Las fotografías y los clips sacados de contexto son un tipo común de desinformación, pero los especialistas aseguran que su uso indebido para transmitir el alcance del sufrimiento es particularmente atroz.

“¿Te imaginas el tipo de mercantilización de la violencia contra un ser querido y que otros la utilicen como una especie de descripción genérica de la violencia?” dijo Elisa Massimino, directora ejecutiva del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Georgetown. “Es horrible”.

Entre las imágenes y los videos populares que supuestamente ilustran el costo humano de la guerra: un montón de niños muertos envueltos en sábanas blancas, descritos como palestinos asesinados por las fuerzas israelíes. (De hecho, los niños son sirios y la fotografía fue tomada en 2013). Un niño temblando en la oscuridad, cubierto con un residuo blanco y agarrado a un árbol, presentado como “otro niño traumatizado en Gaza”. (De hecho, el video fue captado después de una reciente inundación en Tayikistán). Una turba golpea y quema mortalmente a una adolescente, una acción promovida como prueba de la crueldad de Hamás. (De hecho, el video fue grabado en Guatemala en 2015 y, según informes, la niña fue atacada por acusaciones de estar involucrada en el asesinato de un taxista).

Para el fotógrafo que grabó al niño sirio llorando por sus hermanas en Alepo, en 2014, mientras el gobierno sirio bombardeaba partes de la ciudad que estaban controladas por rebeldes, la apropiación de su trabajo para ilustrar la brutalidad del conflicto le resulta familiar y cree que puede menoscabar la realidad actual.

“Esta no es la primera vez que escucho que mis fotos y videos se usan fuera de su contexto original”, dijo el fotógrafo Hosam Katan en una entrevista. Katan, que ahora vive en Alemania, trabajó para el Aleppo Media Center, un grupo de activistas antigubernamentales y periodistas ciudadanos. “Tal vez algunas personas estén tratando de obtener más empatía por Gaza, pero al mismo tiempo, esos videos o fotografías falsos tendrán el impacto contrario, perdiendo credibilidad de la historia principal”.

En su libro, que muestra imágenes de la vida en Siria durante la guerra, Katan relata cómo captó el video del niño, Mahmoud, cuyas hermanas mayores, Asma’a y Nadima, desaparecieron tras el ataque aéreo. Posteriormente se confirmó la muerte de Asma’a. Otro hermano, Muhammad, cargaba a un bebé, su hermanito Bayan, a quien Katan comparó con una rosa por el traje rojo que llevaba ese día, el Día de San Valentín.

No faltan fotografías y videos que muestran el sufrimiento en Gaza e Israel. En Gaza, los implacables ataques aéreos de Israel han matado a más de 8000 personas, según el Ministerio de Salud dirigido por Hamás. Los hospitales hacinados y la escasez de alimentos y agua en Gaza han puntualizado una terrible crisis humanitaria. Y los israelíes han estado enterrando a sus muertos y viven temerosos por el destino de más de 200 personas secuestradas por Hamás y otros grupos palestinos en el ataque de octubre.

Para algunos, la tergiversación y la circulación continua de imágenes de tragedias anteriores les recuerda el concepto de “revictimización”, en el que se obliga a los sobrevivientes a revivir perpetuamente su dolor.

“Creo que hay un derecho humano real y algunas cuestiones morales profundas sobre este tipo de cosas”, dijo John Wihbey, profesor asociado de Innovación y Tecnología de Medios en la Universidad Northeastern que ha estudiado la desinformación. “A medida que recirculan fotos de personas que quedaron traumatizadas o que estuvieron en situaciones horribles, se produce una revictimización o retraumatización”.

Sin embargo, este tipo de publicaciones (sobre todo aquellas que sin duda sintetizan un momento particular) logran captar la atención porque apelan a las emociones de las personas. Los investigadores descubrieron que a medida que crece el número de víctimas, la compasión puede comenzar a desvanecerse.

“Las narrativas pueden transmitir poderosamente una comprensión y una emotividad que los números no pueden transmitir", afirmó Paul Slovic, profesor de psicología de la Universidad de Oregón.

Slovic destacó una fotografía de 2015 de un niño sirio encontrado boca abajo en una playa turca, arrastrado a la orilla después de que el barco que lo transportaba a él y a su familia se volcó mientras intentaban huir de la guerra en Siria. Slovic y sus colegas descubrieron que la imagen era más eficaz para motivar la respuesta pública que las sombrías estadísticas sobre los cientos de miles de personas que habían muerto en la guerra. En los días posteriores a que la fotografía obtuviera una atención generalizada, las búsquedas en Google sobre el conflicto y los refugiados aumentaron considerablemente, al igual que las donaciones a un fondo de la Cruz Roja Sueca, según la investigación.

Pero la inserción de información errónea respecto a tales historias y relatos visuales, advirtió Slovic, podría dar a la gente motivos para rechazar o ignorar esa evidencia en general.

c.2023 The New York Times Company