La Iglesia deploró el asesinato del colectivero y denunció un “territorio liberado o negociado” con las mafias en La Matanza

Familiares y compañeros de Daniel Barrientos, el colectivero asesinado de un tiro en la cabeza en La Matanza
Familiares y compañeros de Daniel Barrientos, el colectivero asesinado de un tiro en la cabeza en La Matanza - Créditos: @Santiago Filipuzzi

Los obispos de San Justo y de Laferrere, dos diócesis en el corazón de La Matanza , denunciaron que los vecinos viven “en territorio liberado o negociado” , al expresar su fuerte dolor y preocupación por el asesinato del colectivero Daniel Barrientos y exigieron un refuerzo de la presencia policial en la convulsionada zona del oeste del conurbano.

“Necesitamos una política de seguridad que encare esta problemática y que la resuelva con más efectivos en la zona de los hechos hasta que las aguas bajen”, dijeron los obispos Eduardo García (San Justo) y Jorge Torres Carbonell (Laferrere). Advirtieron, además, sobre los riesgos de constituir “una sociedad que empiece a hacer justicia por su propia mano”.

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La advertencia de los obispos sobre la existencia de un “territorio liberado o negociado” le quita sustento a algunas teorías que comenzaron a manejarse en el oficialismo, que atribuían motivaciones políticas al luctuoso suceso.

“En las puertas de la Semana Santa, los hechos acontecidos el día de ayer [por el lunes] y que son de público conocimiento nuevamente nos han confirmado que la Pasión sucede hoy: un inocente asesinado fruto de la falta de seguridad instalada en nuestros barrios y de los pequeños intereses creados”, señala el pronunciamiento de las más altas autoridades de la Iglesia en La Matanza.

“Si bien nos consterna, no nos asombra porque es uno más en la lista de los últimos años, en los cuales ningún barrio ni zona ha quedado exento del robo, la entradera, el apriete, el choreo de celulares a plena luz del día; muchos de ellos seguidos de muerte”, añaden los obispos.

El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García
El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García - Créditos: @Ignacio Sánchez

“La sensación de los vecinos es que vivimos en territorio liberado o negociado. Liberado porque se hace la vista gorda a menos que el hecho se venga encima y no haya más remedio que actuar”, denunciaron. “Negociado –añadieron en el fuerte documento- porque atrás de esta inseguridad sabemos que operan las grandes mafias de los narcos que han invadido con su negocio nuestros barrios y tienen como soldaditos a nuestros pibes o como consumidores que salen a robar lo que sea para poder ir a comprar la merca que necesitan para seguir viviendo.”

Los obispos insisten en que los vecinos necesitan “una política de seguridad que encare esta problemática y que lo resuelva con más efectivos en la zona de los hechos hasta que las aguas bajen”.

“Pobres contra pobres”

Una de las cosas más lamentables es que no se trata de grandes atracos, desfalcos o robos programados a los ricos -lo cual tampoco está bien-, sino que se está generando una guerra de pobres contra pobres”.

Detallan, al respecto, que “los que van a trabajar a las 5 de la mañana son pobres, los choferes de colectivos son pobres, las amas de casa son pobres y los docentes son pobres” .

“Nadie queda afuera de la inseguridad y del temor por sus vidas”, afirmaron los obispos García y Torres Carbonell, que trabajan en sus diócesis con poblaciones barrios vulnerables y mantienen una estrecha relación con el papa Francisco.

Tras expresar su acompañamiento a la familia de Daniel Barrientos y a las de tantas otras víctimas, pidieron que se trabaje “por una sociedad en paz, lo que solo se logrará con la base de una justicia verdadera y de un compromiso auténtico de aquellos que asumieron la responsabilidad de cuidar la vida de los ciudadanos”, en relación a la dirigencia polírica.

Los obispos expresaron, también, su repudio a los hechos de violencia que derivaron en la agresión al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y recordaron que “la violencia solo engendra más violencia”.

“También sabemos que es difícil pedir un diálogo sereno con la sangre de un compañero trabajador en las manos, sabiendo que mañana puede ser la propia o la de un ser querido” .

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Los obispos reclamaron “un diálogo profundo y sincero” y advirtieron: “Si bien hasta ahora ha habido silencio de parte de las autoridades, es más honesto hacer silencio que realizar promesas que no se van a cumplir y que llevan a la frustración”.

Los representantes de la Iglesia reclamaron “respuestas visibles que cuiden la vida de nuestro pueblo, de otro modo estamos corriendo el riesgo de ser una sociedad que empiece a hacer justicia por su propia mano y eso es algo que no queremos, porque la injusticia y la violencia que generarían serían aún más grandes”.