Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa: “Nadie puede saber cómo será el futuro de Gaza”

Palestinos sacan un cuerpo entre los escombros de una iglesia ortodoxa en Gaza
Palestinos sacan un cuerpo entre los escombros de una iglesia ortodoxa en Gaza - Créditos: @Abed Khaled

JERUSALÉN.- Vivió la primera Intifada, la segunda Intifada, seis guerras y es conocido por haber sido el mediador y “héroe” del sitio a la Iglesia de la Natividad de Belén de abril de 2002, que conmovió al mundo y que duró 39 días. Pero el padre Ibrahim Faltas, franciscano y vicario de la Custodia de Tierra Santa, admite que jamás se imaginó lo que está pasando ahora.

“Nunca vi algo así, los israelíes están bajo shock, los palestinos también están bajo shock y pienso que para Israel lo que pasó el 7 de octubre marca un antes y un después… Es mucho más grave que el 9-11 de Estados Unidos”, dice a LA NACION este sacerdote nacido en Alejandría, Egipto, hace 59 años y que vive en este rincón del mundo hace más de tres décadas.

“Nadie en Israel jamás pudo imaginar lo del 7 de octubre… Algo así era imposible”, agrega este religioso de 60 años, en una entrevista en un bar semivacío de la parte cristiana de la espectacular Ciudad Vieja. “Es algo horrible lo que hizo Hamas, nadie se explica cómo pudieron hacer semejante ataque sorpresa, desafiando al ejército más fuerte del mundo. Se entiende la respuesta de Israel, que tiene derecho a defenderse, pero quienes pagan las consecuencias son mujeres y chicos inocentes de Gaza”, lamenta.

El padre Ibrahim Faltas
El padre Ibrahim Faltas - Créditos: @Elisabetta Piqué

Patrimonio de la humanidad de la Unesco y meta de peregrinación de miles de fieles de las tres grandes religiones monoteístas, desde el ataque sorpresa de Hamas que desató una guerra de consecuencias impredecibles en todo Medio Oriente, la Ciudad Vieja de Jerusalén luce impresionantemente desierta.

Sus coloridas callejuelas de piedra, normalmente atestadas de turistas y peregrinos, están vacías, así como los lugares más emblemáticos, como la Basílica del Santo Sepulcro, la iglesia más importante de la cristiandad, donde lo normal es hacer largas filas para ingresar a venerar el lugar donde se cree que ocurrió la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús, hace más de 2000 años.

“Normalmente un sábado, shabat, también los israelíes venían a pasear a la Ciudad Vieja. Ahora no porque la gente tiene miedo”, dice Faltas, que tiene una licencia en Filosofía y otra en Teología. “En Casa Nova, el convento para peregrinos nuestro, hasta hace dos semanas teníamos que rechazar pedidos de reserva, porque teníamos todo completo por meses y meses. Ahora nuestros 95 cuartos están vacíos y quién sabe hasta cuándo”, lamenta. “Paradójicamente, justo antes de que se desencadenara la guerra, habíamos inaugurado la primera pileta de la Ciudad Vieja”.

No oculta su preocupación por la parálisis de las 18 escuelas que los franciscanos tienen en Tierra Santa, en las que estudian 13.000 alumnos, no sólo palestinos cristianos sino mayoritariamente musulmanes. “Desde el 7 de octubre todas las ciudades de Cisjordania (ocupada por Israel) están bloqueadas, los israelíes no dejan salir ni entrar a nadie y la mayoría de los maestros y profesores de las escuelas viven ahí, así que los colegios están cerrados, es un desastre”.

Aunque aún más alarmante y grave es lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza. El padre Faltas está en permanente contacto telefónico con la pequeña comunidad cristiana que hay allí, de poco más de mil personas. Tanto es así que, en medio de la entrevista, llama por teléfono a la hermana del Rosario Sabila Salah, egipcia como él -que hace unos días recibió un llamado del papa Francisco-.

Sabila, que habla italiano, como el padre Faltas, cuenta que los bombardeos no cesan y que está sobreviviendo en la parroquia católica de Gaza, donde no hay luz, electricidad y escasea el agua y la comida, junto a unas 500 personas que se han refugiado en el complejo de la Iglesia. Aunque, teniendo pasaporte egipcio, podría tratar de salir, en caso de haber una ventana, el padre Faltas destaca que sor Sabila no quiere, porque quiere quedarse con su gente.

“En los últimos días llegaron aquí periodistas de todo el mundo, llegaron los poderosos de la Tierra, ¡pero nadie reclamó un cese del fuego ni usó palabras de paz!”, deplora Faltas, aludiendo a las visitas de figuras clave del tablero internacional como el presidente Joe Biden, el premier británico Rishi Sunak o la presidente de la comisión de la Unión Europea, Ursula Von der Leyen. “¿Quién pidió un cese del fuego?”.

Preguntado por la cumbre que organizó este sábado en El Cairo a las apuradas el presidente egipcio, Abdel Fattah Al-Sisi, en la que brillan por su ausencia representantes de Israel, Estados Unidos e Irán, Faltas se muestra poco esperanzado. Aunque destaca la posición de su país.

“Egipto está haciendo de todo lo posible para resolver el problema y para no ampliar el conflicto, que es un gran peligro porque pueden entrar Hezbollah, Irán... Egipto no quiere guerra, tampoco quiere que los refugiados palestinos de Gaza se instalen en la península del Sinaí, porque eso podría significar una guerra ahí, sino que quiere resolver el problema sin que haya más víctimas”, explica.

“Egipto siempre fue un mediador entre Hamas e Israel, pero por primera vez fue Qatar quien medió para la liberación de los dos primeros rehenes (madre e hija estadounidenses)”, precisa. “No sé, espero que termine todo esto, aunque un cese del fuego es muy difícil, sobre todo si los poderosos de la Tierra no lo han pedido… Hay que rezar”.

Consultado sobre los planes esbozados en la víspera por el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, que habló de tres fases -la “neutralización de los terroristas”, la puesta en marcha de “una nueva realidad de seguridad para los ciudadanos de Israel” y el “fin de las responsabilidades de Israel” en Gaza-, el padre Faltas es escéptico.

“Nadie puede saber cómo será el futuro de Gaza: ¿quién se va a quedar ahí después de todos los muertos y heridos que estamos viendo ahora? Y ni siquiera comenzó la ofensiva terrestre, así que no podemos imaginarnos nada... Nadie puede hablar sobre el futuro de Gaza”, concluye.