Huw Edwards: la prominente carrera del conductor de la BBC ahora está manchada por un escándalo sexual
Cuando sucedió lo impensable, pero inevitable, en septiembre pasado, los ojos de la nación se posaron en un hombre. “La televisión de la BBC está transmitiendo este programa especial” —graznaron los tonos claramente conmovidos del locutor galés Huw Edwards— “para informar la muerte de su majestad la reina”. Fue un momento de duelo nacional, que cerró el libro de un capítulo de historia británica. Y todo salió del prisma de un hombre que parecía singularmente capaz de capturar el momento, en toda su gravedad solemne.
Ahora, Edwards, de 61 años, fue nombrado como el conductor suspendido de la BBC en el centro de un escándalo de imágenes sexuales, y su esposa anunció el miércoles por la noche que él está en el hospital recibiendo tratamiento por problemas graves de salud mental. Vicky Flind dijo que su esposo había recibido tratamiento por una depresión severa en los últimos años y agregó: “Los eventos de los últimos días han empeorado mucho las cosas, sufrió otro episodio grave y ahora está recibiendo atención hospitalaria donde se quedará en el futuro previsible”.
La revelación sacudirá no solo a la industria, sino también la confianza de la nación. Durante décadas en el negocio, Edwards, a su manera poco llamativa, se convirtió en el hombre más capaz de expresar el racionalismo impasible de la emoción británica. Su caída en desgracia, para muchos, sacudirá algo en el centro de su identidad. Entonces, ¿cómo alguien que enfrenta acusaciones tan graves sobre su conducta personal se convirtió, a pesar de todo, en un tesoro nacional?
Nacido en Bridgend en 1961, hijo de Hywel Teifi Edwards, un destacado académico de la lengua galesa, la carrera de Edwards en la BBC comenzó en 1984. Edwards, que una vez se describió a sí mismo como “muy matado” en una entrevista con The Guardian, había completado un posgrado en francés medieval y había alcanzado el grado 8 de piano cuando se unió a la BBC como aprendiz. En pocos años, fue corresponsal político de la BBC de Gales a la edad de 25 años (el más joven en la historia de la corporación) y, en la década de 1990, se convirtió en locutor de noticias en Six O’ Clock News, el boletín insignia de la tarde de la BBC. Siguiendo los pasos de celebridades como Jeremy Paxman, John Humphrys, Moira Stuart y Sue Lawley, es, en la actualidad, el presentador con más experiencia en la lista actual del programa.
The News at Six (reinventaron el nombre en 1999) fue el programa de noticias más visto en el Reino Unido, hasta 2006, cuando fue superado por News at Ten, en el que Edwards es el presentador principal. Ambos programas se mantienen entre los boletines de noticias mejor clasificados, cada uno con audiencias de varios millones de hogares, lo que brinda a Edwards una oportunidad casi única de hablar directamente en las salas de estar de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte.
Durante su mandato de casi 30 años como presentador de noticias en horario de máxima audiencia, de 1994 a 2023, Edwards ha cubierto algunos de los eventos noticiosos más importantes de nuestras vidas. “Estados Unidos resulta afectado en el mayor ataque terrorista del mundo”, dijo Edwards a la nación a las 6 de la tarde del 11 de septiembre de 2001. Durante los noventa y los 2000 fue el hombre que articuló para la audiencia británica las noticias definitorias, desde la “guerra contra el terrorismo” hasta desastres naturales como el tsunami del Boxing Day (segundo día de Navidad) y el huracán Katrina. En 1999, formó parte del equipo que cubrió el asesinato de Jill Dando, otra presentadora de Six O'Clock News, que conmocionó a la nación.
Y luego, en 2010, subió a las grandes ligas.
El hecho de que lo eligieran para presentar las ceremonias televisadas de la boda del príncipe William y Kate consolidó su reputación como “el nuevo maestro de ceremonias del país”. Con una presencia tranquila y sin complicaciones en la cabina de comentaristas, su desempeño en ese gran día en abril de 2011 le consiguió el trabajo de brindarla cobertura de la boda del príncipe Harry y Meghan, sin mencionar el funeral de la reina Isabel II y la coronación del rey Carlos III. Al igual que Bollinger, Burberry y Barbour, parecía tener el sello de la realeza.
“De esto se trata”, les dijo a los espectadores, mientras William y Kate se paseaban por The Mall en un carruaje dorado. “De esto se trata el gran desfile británico”. Para ser un galés flemático (con aspecto de exjugador de rugby), Edwards comprende de manera instintiva la relación del proletariado británico con sus amos reales. Situado entre la adulancia de los comentaristas de palacio y el cinismo de los republicanos, Edwards tiene una capacidad natural para analizar los acontecimientos como historia. Tanto si se trata de campanas de boda como de noticias de última hora, su voz cadenciosa pide al público que no despegue los ojos de la pantalla.
A pesar de su formación académica en humanidades, Edwards se convirtió en una parte cada vez más importante de la cobertura política de la BBC. La confianza que la corporación tenía en él quedó demostrada en 2019 cuando lo eligieron para reemplazar a David Dimbleby, el veterano presentador de las noches electorales, como conductor de la cobertura de las elecciones generales de la BBC. Al igual que cuando anunció la muerte de la reina Isabel, fue una gran encomienda, repleta de la carga de comunicar un momento histórico. “Nuestra encuesta de salida sugiere que habrá una mayoría conservadora”, expresó a los espectadores mientras Boris Johnson barría a la victoria . “La mayor mayoría conservadora desde la tercera victoria de Margaret Thatcher en 1987”.
En el mundo de la política británica centrado en Londres, Edwards ha sido una voz regional excepcional y fuerte. Habla galés con fluidez, ha transmitido con frecuencia en su idioma nativo, además de producir una serie documental para la BBC, The Makings of Wales. “Esta es nuestra historia”, exclamó para los espectadores, en lo alto de un acantilado en la península de Gower, “la historia de Gales”. Su padre Hywel había disputado en 1983 el escaño de Llanelli para Plaid Cymru, el partido nacionalista galés, y terminó en un decepcionante cuarto lugar. Huw completó un doctorado en 2018 y presentó un tesis doctoral, en galés, que examina los 300 años de disidentes galeses que, como su familia, procedían de Llanelli.
A pesar de haberse criado en este entorno ferozmente galés, Edwards eligió el camino del escrutinio en lugar del activismo. De todos modos, se metió en terrenos pantanosos en 2022 después de que calificara un artículo de opinión de Telegraph sobre Mark Drakeford, el primer ministro de Gales, como “débil”. “Pensaba que los escritores habían ido más allá de las ovejas y Richard Burton”, tuiteó, antes de agregar: “Duw â’n gwaredo”, que significa “Dios nos librará”.
Al igual que todos los mejores lectores de noticias, parte de la mística de Edwards proviene de estar involucrado en pifias y errores garrafales. En 2017, pasó más de 2 minutos en vivo al aire sin darse cuenta, gracias a fallos técnicos en el estudio de la BBC. Su reputación también fue cimentada por la revelación, a través de un meme de Twitter, de que comenzaba la transmisión de cada noche en la misma posición de inclinación hacia la izquierda, lo que generó una compilación viral.
Luego estuvo el momento en el 2022 elecciones municipales cuando lo sorprendieron comiendo un croissant en la madrugada. “Voy a admitirles que acabo de comer un poco de croissant”, les dijo a los espectadores, limpiándose las migas de las comisuras de la boca. “Me lo estoy terminando, y me da vergüenza decirlo, pero así fue”. Fue el tipo de momento tierno que validó la percepción general de que él era, como dirían los niños, un favorito sin problemas.
La combinación de seriedad y fantasía lo mantuvo en una buena posición mientras administraba la transición entre las eras isabelina y carolina. “Cuando Huw Edwards llega a casa, ¿creen que no puede dejar de narrar?”, tuiteó @ultrabrilliant. “La nevera, por supuesto... un gran artículo para mantener fríos los líquidos, como lo ha hecho durante muchos años. La leche, una de las favoritas de su difunta majestad, ahora... en mi té”. (Ese tuit tiene más de 65.000 likes). Para una corporación sacudida por una década de escándalos sexuales y delictivos, desde Jimmy Savile hasta Rolf Harris, Stuart Hall y Chris Denning, Edwards representaba un estándar de trabajo duro y responsabilidad.
Para bien, pero a menudo para mal, la BBC le ha brindado a su personal de noticias un grado de privacidad que no es habitual para personalidades con su nivel de celebridad. Edwards, que está casado y tiene hijos, vive en el frondoso sur de Londres, lejos del ajetreo y el bullicio del escrutinio de los medios y de las acusaciones de sesgo liberal del norte de Londres.
En 2021, abordó su lucha contra la depresión en un documental en galés para S4C. “No puedo decirles que hay un detonante para esto o un detonante para aquello”, más tarde le dijo al pódcast de la BBC Access All. “He tenido episodios de depresión y, sinceramente, no puedo nombrar un desencadenante”. La depresión, se sinceró, lo había dejado postrado en cama por periodos. “Las cosas que normalmente disfrutas, te dan miedo”, le dijo al exdoctor laborista Alastair Campbell en una entrevista para Men’s Health. “Llegas al trabajo y, obviamente, haces un trabajo profesional, pero tienes que ir encontrando maneras de soportarlo para hacerlo”.
Para encontrar una salida y lidiar con estos sentimientos, Edwards depende en gran medida del ejercicio físico. Boxea regularmente con Clinton McKenzie, quien representó a Gran Bretaña en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, en un gimnasio detrás del Dulwich Hamlet Football Club. También es un miembro habitual de Jewin, la iglesia presbiteriana galesa justo al lado de la finca Barbican en el centro de Londres. Durante una campaña para salvar la iglesia, el lugar de culto en idioma galés más antiguo de Londres, la describió como un “hogar lejos de casa”.
Pero a pesar de toda esta proyección externa de responsabilidad y valores familiares, Edwards evidentemente ha luchado con la fama y la riqueza. Las divulgaciones salariales más recientes de la BBC revelaron que Edwards tenía un salario anual de £435.000, lo que significa que, entre el personal masculino de New Broadcasting House, solo Gary Lineker y Alan Shearer ganan más que él.
Estas controvertidas diferencias salariales solo se someterán a un mayor escrutinio después de las acusaciones contra Edwards sobre las transferencias de efectivo a una adolescente vulnerable. Si va a ser el final de su carrera, es profundamente preocupante, y probablemente causará dolores de cabeza a la BBC en los años venideros.
“Los fracasos y los contratiempos son parte de la vida”, Edwards le dijo a una multitud de estudiantes reunida apenas hace unas semanas cuando pronunció la conferencia conmemorativa de Philip Geddes en Oxford. “No son el final de la vida”. Con Edwards mirando el mayor revés de su vida personal y profesional, su propio consejo le serviría bien. La opinión pública, que alguna vez estuvo tan firmemente consolidada a su favor, está dividida. Pero no hay duda de que la marca Edwards, una reputación construida sobre la base de representar una voz amable y tranquila, quedó irrevocablemente alterada.
Traducción de Michelle Padilla