Paso del "desastroso" huracán Otis por México deja 27 muertos y millonarios daños
Por Henry Romero y Diego Oré
ACAPULCO, México, 26 oct (Reuters) - Al menos 27 personas fallecieron y cuatro siguen desaparecidas luego de que una de las tormentas más poderosas que jamás haya tocado tierra en México azotara Acapulco, uno de los destinos turísticos más importantes del país, causando daños estimados en decenas de miles de millones de dólares.
Sorprendiendo a muchos, Otis pasó en pocas horas de ser una tormenta tropical a un huracán de la máxima categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson para tocar tierra durante la madrugada del miércoles como el ciclón más potente que haya golpeado la costa Pacífica de México desde que hay registro, incluso más que el devastador Patricia, de octubre de 2015.
Horas más tarde, Otis se disipó en las montañas entre los estados Guerrero y Michoacán dejando copiosas precipitaciones.
Acapulco, en el estado Guerrero, parecía una zona de guerra: palmeras y postes caídos en las calles, habitaciones de hoteles destrozadas, techos y paredes derruidas y autos parcialmente sumergidos bajo las aguas estancadas. La gente batallaba con palas para remover el lodo de sus casas.
Una larga hilera de edificios de departamentos, ubicados en primera línea de playa en una exclusiva zona de Acapulco, quedaron despedazados. La ciudad posee más de 100 edificios de hasta 123 metros y más de 33 kilómetros de playas.
"Fue muy desastroso lo que padeció Acapulco (...) no tiene precedentes en el país en los últimos tiempos", dijo el jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario explicó que Otis fue tan inesperado como excepcional por la forma en que se intensificó en pocas horas y por impactar en una zona altamente poblada y urbanizada.
Acapulco tiene unos 850,000 habitantes, según los últimos datos oficiales. A ellos se suma una población flotante de millones de turistas que acuden por los atractivos de sus playas y su diversión nocturna. Anualmente, la zona recibe unos 4,5 millones de turistas, la gran mayoría locales.
López Obrador, conocido por su acrónimo AMLO, anunció que el Gobierno va a apoyar a hoteleros y comerciantes para resarcir los daños y volver a reactivar el turismo, el motor de la zona. El Gobierno cuenta con financiamiento y activará dos fondos por más de 600 millones de dólares para afrontar los daños que dejó Otis, dijo el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio.
Las autoridades no han cuantificado aún la repercusión económica del impacto del huracán, pero la consultora Enki Research dijo en un informe que se acercaría a los 15,000 millones de dólares y que casi tres millones de personas sufrieron los efectos de Otis.
La secretaria de Seguridad, Rosa Rodríguez, informó que las autoridades están atendiendo a todos los municipios afectados por el ciclón y detalló que colapsaron 50 torres de alta tensión en la zona afectada, que sigue parcialmente incomunicada. Además, Otis provocó daños en hospitales públicos y hubo que trasladar a 600 pacientes.
El huracán dejó afectaciones en el 80% de los hoteles de Acapulco, dijo la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, e informó que las autoridades trabajan para restablecer la electricidad y reactivar las bombas de agua potable en la zona. Las clases en los centros educativos del estado fueron canceladas.
Para la tarde del jueves, el servicio telefónico comenzaba a restablecerse, aunque aún lentamente. Muchos se veían en la necesidad de abandonar la ciudad en busca de comida, agua y electricidad.
"TRES HORAS DE TERROR"
La costa occidental de México no es ajena a los ciclones. En octubre de 1997, el huracán Pauline tocó tierra en el estado Oaxaca con vientos de 215 km/h. Posteriormente se internó en el estado Guerrero y dejó a Acapulco casi devastado cobrando la vida de unas 400 personas y dejando sin hogar a 300,000.
En septiembre de 2013, las lluvias y potentes vientos del huracán Manuel se juntaron con los del ciclón Ingrid en el Golfo de México causando devastación en la costa de Guerrero con un saldo de 123 muertos, 68 desaparecidos y decenas de miles de evacuados.
Otis, sin embargo, es el huracán más potente en tocar tierra en la costa del Pacífico mexicano, de acuerdo a un análisis de Moody's RMS, una empresa de Moody's Corporation cuya misión es el modelado y análisis de riesgos climáticos y desastres naturales.
Con sus vientos de 270 kilómetros por hora (km/h), Otis dejó atrás el registro de Patricia que, en octubre de 2015, alcanzó la costa occidental de México con vientos de 240 km/h luego de haber registrado 305 km/h en mar abierto, convirtiéndolo en el ciclón tropical más intenso jamás observado.
Otis, de acuerdo a Moody's RMS, se intensificó inusualmente rápido impulsado por condiciones climáticas como la temperatura de la superficie marina de hasta 30 grados Celsius. El pronto fortalecimiento lo convierte en uno de los 10 huracanes que más rápidamente ganaron fuerza en la historia, dijo Moody's RMS.
Erik Lozoya, un mago de 26 años que estuvo con sus dos bebés y el resto de su familia en el hotel Hutsson de Acapulco cuando el huracán tocó tierra, contó a Reuters que nadie les avisó de la llegada del ciclón y que, poco antes de tocar tierra, sólo les notificaron que el acceso a la playa estaría restringido.
"No estábamos enterados, lo que queríamos era descansar y pasar un rato con la familia. Estábamos en la playa, en la alberca, y el hotel nunca dio señales de que hubiera un huracán en camino. Seguían funcionando los bares, las albercas, todo seguía normal", relató vía telefónica, ya desde la capital.
Lozoya dijo que, junto con sus familiares y dos huéspedes más se reunieron en una habitación y colocaron las camas y otros muebles como barricadas improvisadas sobre las ventanas. Finalmente, cuando el ojo del huracán pasó cerca de Acapulco, los ocho tuvieron que guarecerse en el baño de la habitación.
"Al momento de que colapsa el vidrio, entra la presión del aire tan fuerte que nos tapa los oídos a todos. Se sintió como si nos fueran a explotar los oídos. Fue preocupante por los bebés", dijo, agregando que el "clímax" duro unas "tres horas de terror".
Posteriormente, bajaron a buscar ayuda y se enteraron que había refugios en algunos salones del hotel. Allí pasaron la noche y, a la mañana siguiente, partieron de regreso a Ciudad de México en una travesía de más de 14 horas al ver que ya empezaba el desabastecimiento de comida, agua y combustible y que la ciudad estaba "devastada".
El jueves, aún se veían en Acapulco árboles arrancados de raíz, cables y postes de alumbrado público en las calles inundadas, construcciones venidas a menos y vías bloqueadas por los escombros y el lodo.
Uno de los principales problemas que enfrenta ahora Acapulco es su incomunicación con el resto del país. Según la secretaria de Seguridad, Rodríguez, el huracán provocó el cierre de seis carreteras, entre ellas la autopista que comunica esa población costera con la capital mexicana.
Además, el aeropuerto internacional de la ciudad portuaria fue cerrado después de que Otis destrozara la torre de control, cortara las telecomunicaciones y dejara bloqueadas las vías de acceso. Por la tarde del jueves, se había recuperado la torre de control de la terminal aérea, dijo la Secretaría de Infraestructura, agregando que desde el viernes se realizará un puente aéreo con la capital mexicana para evacuar a los turistas.
"Parece una mentira", dijo Jaime Villanueva, un turista mexicano al observar los daños causados por el huracán desde el piso 21 del hotel Solar Ocean, en Acapulco. "No puede ser posible. Acapulco está destruido", agregó al ver la devastación.
En las últimas horas, se registraron algunos saqueos en tiendas y comercios, según medios locales y testigos de Reuters. Unos robaban comida, agua y medicinas, mientras que otros aprovechaban para hacerse con televisores y refrigeradores.
Casi 8,400 miembros del ejército, la fuerza aérea y la Guardia Nacional fueron desplegados en la ciudad de la costa del océano Pacífico y sus alrededores para ayudar en los esfuerzos de limpieza, según la Secretaría de Defensa.
(Reporte de Henry Romero en Acapulco, México; y Diego Oré en Ciudad de México; Reporte adicional de Ana Isabel Martínez, Raúl Cortés Fernández y Dave Graham en Ciudad de México)