Tras el huracán Helene, la desinformación es una grave amenaza

Una persona camina entre los daños causados por las inundaciones del huracán Helene en Swannanoa, Carolina del Norte. (Loren Elliott/The New York Times)
Una persona camina entre los daños causados por las inundaciones del huracán Helene en Swannanoa, Carolina del Norte. (Loren Elliott/The New York Times)

En Carolina del Norte y otros estados, un torrente de teorías conspirativas y afirmaciones falsas sobre los esfuerzos de asistencia está alarmando y desanimando a funcionarios y trabajadores.

Tras la devastación causada por el huracán Helene en el oeste de Carolina del Norte, la reunión pública celebrada en el condado de Rutherford el miércoles era un asunto esencial. Funcionarios de varias comunidades afectadas por el huracán se reunieron para hablar de los cuantiosos daños y de las labores de búsqueda y rescate en curso.

Pero a las pocas horas, una teoría conspirativa cobró fuerza. En redes sociales se afirmaba que la reunión había sido un debate secreto para hablar de demoler, confiscar o incluso vender tierras para obtener ganancias o para extraer litio.

“El único litio que se vende en el condado de Rutherford es el de las pilas de 9 voltios de los almacenes Lowes”, dijo Bryan King, presidente de la comisión del condado, quien estuvo presente en la reunión. El poder de la teoría conspirativa, añadió, “es simplemente desalentador”.

PUBLICIDAD

Mientras miles de personas en todo el sureste de EE. UU. lamentan las muertes y los daños causados por el huracán de categoría 4 que tocó tierra el 26 de septiembre, un torrente de teorías conspirativas, rumores y mentiras amenaza con socavar los esfuerzos por proporcionar información precisa y recursos vitales. La desinformación ha sido particularmente desenfrenada en Georgia y Carolina del Norte, y el gran número de falsedades ha alarmado a funcionarios y expertos.

“Llevo casi 20 años trabajando en desastres, y no se me ocurre ningún otro desastre grave en el que haya habido tanta desinformación”, dijo Samantha Montano, profesora adjunta de Gestión de emergencias en la Academia Marítima de Massachusetts.

Un puente destruido tras las catastróficas inundaciones provocadas por el huracán Helene en el condado de Carter, Tennessee. (Loren Elliott/The New York Times)
Un puente destruido tras las catastróficas inundaciones provocadas por el huracán Helene en el condado de Carter, Tennessee. (Loren Elliott/The New York Times)

Aunque el huracán diezmó comunidades y mató a más de 230 personas en todo el sureste del país, el epicentro de los daños se extiende por el oeste de Carolina del Norte y el este de Tennessee. Más de una semana después del paso de Helene, pequeñas comunidades de montaña como Chimney Rock y Lake Lure, en el condado de Rutherford, continúan en alguna forma de aislamiento: sin agua, electricidad o servicio de telefonía celular fiable, o abandonadas entre carreteras colapsadas.

Aaron Ellenburg, sheriff del condado de Rutherford, lleva días refutando afirmaciones infundadas sobre ventas de litio o comunidades arrasadas para tapar los cadáveres que ha dejado la tormenta. “Nunca he visto nada igual”, dijo. “Estoy harto de estas estupideces”.

PUBLICIDAD

La desinformación relacionada con el clima tiende a aumentar tras las catástrofes naturales, como ocurrió el año pasado tras una serie de olas de calor, inundaciones e incendios forestales. Las afirmaciones falsas atribuyen estos sucesos a engaños globalistas, incendios provocados y las llamadas armas energéticas. A menudo son acompañadas con imágenes generadas con inteligencia artificial o de sucesos anteriores, o con razonamientos distorsionados de los grupos de presión de los sectores del petróleo y el gas, de políticos e incluso agentes de influencia extranjeros.

Las teorías conspirativas y los rumores que se publicaron en X después de que Helene arrasara el sureste también se han compartido por figuras de alto perfil, incluyendo a Elon Musk, quien, desde que adquirió la plataforma de medios sociales, ha hecho a un lado la moderación de contenidos y se ha dedicado a difundir desinformación entre sus millones de seguidores. Los representantes de X no estuvieron disponibles en un primer momento para hacer comentarios.

El expresidente Donald Trump también ha afirmado falsamente que se estaban desviando fondos de ayuda para desastres a fin de alojar a migrantes indocumentados, y ha insinuado sin aportar pruebas que los demócratas no estaban dispuestos a brindar ayuda a los ciudadanos conservadores. (De hecho, algunos gobernadores republicanos han elogiado al gobierno de Joe Biden por su respuesta).

Cuando se le preguntó sobre el papel de Trump en la difusión de afirmaciones falsas, Karoline Leavitt, portavoz de Trump, reiteró la falsedad.

“La desinformación es una grave amenaza tras una tormenta como Helene”, dijo el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, en un comunicado, advirtiendo que podría ser “mortal”.

PUBLICIDAD

Las falsedades han generado el rechazo de legisladores y funcionarios de todo el país. Glenn Jacobs, alcalde del condado de Knox, Tennessee, dijo a sus seguidores: “Si todos pudieran por favor dejar de lado el odio por un momento y dar una mano, sería genial”. Y Kevin Corbin, representante estatal republicano en Carolina del Norte, suplicó en Facebook: “POR FAVOR, ayuden a detener estas tonterías”.

Gran parte de la desinformación ha sido dirigida contra la Agencia Federal para el manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), la cual fue duramente criticada durante el huracán Katrina en 2005 por los errores de sus dirigentes en la respuesta a la emergencia.

Desde entonces, la agencia ha contratado a gestores de emergencias más experimentados, entre ellos su actual administradora, Deanne Criswell, quien dirigía el departamento de gestión de emergencias de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, sus esfuerzos por abordar las disparidades raciales en los programas de ayuda y renovar sus programas de asistencia en caso de catástrofe han convertido a FEMA en un blanco más fácil para la desinformación.

En los últimos días, FEMA se ha visto obligada a enfrentar afirmaciones de que está robando donaciones, desviando a Ucrania ayuda para catástrofes o rechazando la ayuda de otros, una falsedad que Musk ha difundido.

Pero el domingo, tan solo en Carolina del Norte, había más de 700 empleados de FEMA y más de mil efectivos de la Guardia Nacional, FEMA había aprobado 30 millones de dólares en viviendas y otras ayudas, y casi 1700 personas se encontraban alojadas en hoteles a través de un programa de FEMA, según las autoridades.

PUBLICIDAD

El presidente Biden también anunció el domingo el despliegue de 500 soldados adicionales al oeste de Carolina del Norte. “Mi administración no escatimará recursos para apoyar a las familias en su camino hacia la reconstrucción”, dijo Biden en un comunicado.

En una entrevista concedida el domingo a la cadena ABC, Criswell calificó la desinformación de “simplemente falsa” y “realmente peligrosa”. Dijo que era “una vergüenza que la gente esté en casa cómodamente sentada en sus sofás mientras tenemos a miles de personas aquí, en el lugar, que han dejado a sus propias familias para poder ayudar a los necesitados”.

Criswell añadió que esa retórica ha creado “miedo en nuestros propios empleados”. Se han hecho llamados para que los residentes formen milicias para defenderse de los miembros del personal de FEMA, así como amenazas antisemitas y misóginas contra ellos.

“La gente que solo quiere llamar la atención, o que quiere sembrar el caos es, no sé de qué otra forma decirlo – son lo peor de nosotros en estos momentos”, dijo el alcalde Tim Futrelle, de Boone, Carolina del Norte.

El alcance de la desinformación se ha filtrado hasta los gobiernos locales, una tendencia preocupante que surgió durante el punto más alto de la pandemia de COVID-19. Los funcionarios locales dijeron que era desalentador no solo ver cómo se desviaban recursos de la respuesta de emergencia para combatir las falsedades, sino también ver el desprecio y la desconfianza en comunidades tan pequeñas.

Muchos funcionarios y voluntarios afirman que ha sido doloroso ver cómo sus esfuerzos eran desacreditados o cuestionados, a menudo por personas que podrían no tener una conexión directa con la zona.

“Es difícil leer y ver esos mensajes en las redes sociales”, dijo Aaron Aguirre, piloto de helicópteros Black Hawk en la Guardia Nacional de Tennessee. Tan solo el viernes, Aguirre ayudó a distribuir alrededor de dos toneladas de suministros en el este de Tennessee.

“Todo el mundo está aquí porque quiere, no porque tenga que estar”, añadió. “Estamos al 100 por ciento en esto. De verdad queremos estar aquí”.

Algunos señalaron que el apagón de comunicaciones de la tormenta, que ocasionó que los residentes pasaran días sin poder contactar a familiares o amigos ni acceso a las noticias, contribuyó a ampliar el vacío de información al principio del proceso de recuperación. Dado que muchos funcionarios siguen enfocados en gestionar las tareas de rescate, la información también puede volverse obsoleta rápidamente.

“El dolor colectivo y la desorientación tras el desastre son muy reales para todos”, dijo Hannah Minick, de 36 años, una terapeuta que el sábado se sentó bajo una tienda de campaña bordada con un cartel dibujado a mano que decía “Estoy aquí para escuchar” en Swannanoa, Carolina del Norte.

En las calles de Swannanoa, decenas de vehículos cubiertos de polvo y barro transportaban cajas de suministros. Helicópteros aterrizaban junto a una tienda de Harley-Davidson. Y muchas personas dijeron que sabían que la ayuda no solo llegaba de sus vecinos y grupos religiosos, sino también de agencias y personas de todo el país.

“Se siente bien saber que personas de todo el país están conectadas con nosotros y reciben noticias nuestras”, dijo Nancy Benedict, de 77 años, mientras sostenía un pretzel gigante horneado a unos pasos de una fila de tiendas de campaña con comida.

Sin embargo, ella y otros residentes comentaron que la desinformación era un trasfondo frustrante en el flujo de información importante.

“Te enoja, de verdad”, dijo Sherry Griffith, de 71 años, profesora jubilada de educación especial. Cuando ella y su marido fueron a visitar a un amigo que había quedado aislado por las inundaciones, se apresuró a desmentir la preocupación de su amigo por la escasez de ayuda, afirmando que la ayuda era abundante.

“O sea, mira esto”, añadió Griffith, señalando a los trabajadores que estaban instalando mangueras para suministrar de agua potable a la gente. “Constantemente”.

Audra D. S. Burch, Troy Closson, Eduardo Medina y Mark Walker colaboraron con reportería.

Audra D. S. Burch, Troy Closson, Eduardo Medina y Mark Walker colaboraron con reportería.

c. 2024 The New York Times Company