Humeante debate por el uso legal de la marihuana en EEUU

Una planta de marihuana, en una imagen tomada el 7 de septiembre de 2012 en Los Ángeles. (GETTY IMAGES NORTH AMERICA/AFP | David Mcnew)

Para los más radicales es la promesa de un paraíso, o la amenaza de la degradación general. Otros lo ven como un arma para desdentar al crimen organizado, o como una medida médico-terapéutica. Y muchos no ven en ello sino la oportunidad de cobrar impuestos y balancear las cuentas públicas.

Las propuestas y acciones de legalización o despenalización de la marihuana en Estados Unidos, ya sea para su uso medicinal o recreativo, han sido foco de polémica y han concitado el respaldo y rechazo de los ciudadanos por igual.

En el 2013 el debate sobre el uso legal del cannabis cobró fuerza en EEUU, tras el fuerte impulso que esta causa recibió en noviembre del 2012, con la aprobación por parte de los votantes de Colorado y Washington de leyes que legalizan el uso recreativo de la marihuana.

En el caso del uso médico o terapéutico de la controvertida planta, y muy a pesar de sus detractores, el escenario parece volcarse en apoyo a esa modalidad de consumo.

Ya no es tema tabú

Un ejemplo que tuvo fuerte impacto mediático en el 2013 fue la 'retractación pública' del doctor Sanjay Gupta, conductor de CNN, en la que declaró su cambio radical de actitud de un rechazo al uso de la marihuana medicinal a apoyarla por sus efectos benéficos. Esta 'confesión' fue muy sonada y es uno de los indicadores del cambio en la percepción pública hacia esa planta que ha comenzado a registrarse.

Gupta ha destacado públicamente el impacto positivo de la marihuana medicinal en pacientes, y enfáticamente ha afirmado que las autoridades federales carecen de bases científicas para catalogar a esa planta en el mismo rubro que drogas consideradas peligrosas, y que por tanto deben ser ilegales.

La joven cantante Miley Cyrus fue aún más lejos, encendiendo y fumando ante las cámaras de televisión lo que habría sido un cigarrillo de marihuana. Su desenfado es síntoma también de la relajación experimentada con respecto a este tema durante el año.

¿Sirve para curar enfermedades?

Desde el laboratorio también han surgido impulsos en pro de una mayor legalización de la marihuana. Científicos de San Francisco identificaron que componentes provenientes del cannabis son capaces de frenar la metástasis en casos de cáncer y con ello incrementar dramáticamente las posibilidades de sobreviviencia de los que lo sufren.

En Inglaterra, además, se identificó que sustancias de la marihuana eran capaces de eliminar células malignas en casos de leucemia. Y la historia de la niña de seis años Charlotte Figi, que vive en Colorado, resonó también con intensidad al revelar que el consumo de marihuana medicinal contribuyó a aliviarla de un caso grave de ataques epilépticos.

Así, ya no se trataría solo de los efectos paliativos de la marihuana para atenuar el sufrimiento de enfermos terminales o con graves males crónicos: la marihuana sería útil en terapias curativas y por ello sus posibilidades de uso se vislumbran mucho mayores.

La marihuana y la economía

Pero más allá del componente médico, la legalización de la marihuana para el uso recreativo también recibe apoyos crecientes. Uno es de tono económico: además de la fuerte derrama fiscal que esa actividad podría generar, una industria de la marihuana en sí es vista como toda una revolución económica.

En Kentucky, un estado que no podría considerarse precisamente liberal, se ha avanzado legislativamente para permitir el cultivo industrial de marihuana (aunque no su consumo), en preparación para un negocio millonario. Se ha calculado que tan solo en 2013 en Estados Unidos se venderá marihuana legalmente por unos $1,430 millones y se estima que esa cifra crezca dramáticamente en 2014 hasta unos $2,340 millones. De legalizarse la planta de modo general esas sumas subirían, presumiblemente, de modo sustantivo.

Opiniones a favor... y en contra

Y finalmente está la sanción general de la opinión pública: una encuesta de Gallup publicada en octubre de 2013 indicó que 58% de los estadounidenses apoya la legalización de la marihuana, un salto histórico, y solo el 39% consideró estar en contra. En cambio, en 1969, en plena época hippie, el apoyo social a la legalización de la planta era, según Gallup, de apenas 12% mientras que 84% se oponía a ello.

No obstante, el gobierno federal mantiene su oposición a la legalización de la marihuana. En la página web de la Casa Blanca se menciona claramente el rechazo a legalizar esa planta y se indica que el consumo de la marihuana se asocia con adicción, enfermedad respiratoria y mental, baja motricidad, reducción de la capacidad cognitiva y problemas del sistema inmunológico.

Cerca de 17 millones de estadounidenses la habrían consumido en el periodo de un mes anterior al reporte y 374,000 personas tuvieron que ser atendidas de emergencia por problemas de salud vinculados al consumo de marihuana. Además, la Casa Blanca señala que la legalización de la marihuana reduciría su precio y por ello ampliaría su consumo (se teme que los menores resulten afectados) y que los impuestos que lograran recaudarse de ello quedarían anulados por los efectos sociales nocivos del consumo en materia de salud, productividad en el trabajo y justicia. Rechaza también que la legalización vaya a reducir la violencia actualmente vinculada a las drogas.

Historia de claroscuros

Durante la primera parte del siglo XX la producción, uso y consumo de la marihuana en el país se realizó en un contexto distinto al actual y en muchas instancias no se consideraba ilegal, al menos no en grado elevado. Pero tras la Segunda Guerra Mundial las cosas comenzaron a cambiar y al final la marihuana se sitúo en el campo del delito, no solo para los que la produjeran, distribuyeran o vendieran sino también, en diversos grados, para los consumidores.

En 1996 los votantes de California aprobaron el uso medicinal de la marihuana, pero en varias resoluciones la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que aunque los estados legalicen la marihuana, a nivel federal sigue siendo ilegal y por ello las autoridades pueden perseguir a quien la produzca, venda o consuma. Esta situación creó un esquema contradictorio en el que se enfrentó el estado con el gobierno federal. El problema fue conceptual y de vigencia y jurisdicción de la ley, pero también hubo en ello cierto grado de discrecionalidad de la autoridad federal, que ha perseguido a la marihuana médica en California con diversas intensidades. Actualmente esa práctica ha menguado y la administración de Barack Obama ha considerado la posibilidad de suspender esa persecución.

A finales del 2012 y durante el 2013 la situación comenzó a revertirse. En noviembre del 2012, los estados de Colorado y Washington dieron un salto sustantivo: sus votantes aprobaron la venta y posesión de marihuana para fines recreativos y regularon esa planta de modo similar al alcohol, restringiéndola a mayores de 21 años y con ciertos límites a la posesión y cultivo personal de la planta, pero autorizando la producción y venta a escala comercial.

La determinación de esos estados puso en jaque al gobierno federal, pues la marihuana médica era una cosa, y el uso recreativo de esa planta otra. En febrero y abril del 2012, congresistas propusieron iniciativas de ley para despenalizar la marihuana a nivel federal (considerándola de modo similar al alcohol) y para que se respeten las leyes estatales en la materia. Hasta el momento no han prosperado tales propuestas y en solo dos estados de la Unión–Colorado y Washington- se permite la marihuana para fines recreativos. Pero otros 20 estados y el Distrito Columbia aprueban el uso de la marihuana medicinal en diferentes grados y hay una creciente tendencia en la opinión pública a apoyar una mayor legalización.

Una razón, se indica, es abatir la criminalidad y el mercado negro relacionados con la marihuana, pues miles de arrestos se realizan cada año en el país por cargos de posesión de marihuana, en muchos casos de pequeñas cantidades. También se invoca, como en el caso de la marihuana medicinal y de la recreativa en los estados donde es legal, que la industria de esta planta puede constituir una fuente importante de ingresos fiscales, de modo similar a los impuestos que se cobran al alcohol o al tabaco.

En Colorado, por ejemplo, se ha indicado que el ingreso fiscal por actividades vinculadas a la marihuana se requiere para ampliar los fondos de la educación pública, y para mantener una supervisión y control de esa actividad de modo efectivo. A fines de noviembre pasado se abrió en ese estado la primera tienda del país que vende marihuana para fines recreativos (dispensarios de marihuana medicinal existen ya en los estados que lo permiten). Otras 136 solicitudes de tiendas han sido aceptadas en Colorado. Y en Washington la legalización será efectiva el 1 de enero de 2014.

Pero dado que esa industria sigue siendo ilegal a escala federal, la posibilidad de choques legales y de problemas jurídicos para esos establecimientos es latente. Incluso en Washington y Colorado se han propuesto medidas ante la Corte para que los abogados puedan dar asesoría legal en materia de marihuana de modo de que no incurran en violaciones a la ley federal.

El asunto sigue en desarrollo. Organizaciones como American for Safe Access impulsan el uso medicinal de la marihuana a escala nacional y otras como la National Organization for the Reform of Marijuana Laws y el Marijuana Policy Project van más allá y apoyen una legalización más amplia para usos no medicinales y avalan el uso responsable por parte de adultos sin que ello implique sufrir penas legales.

A escala internacional, además, aunque los gobiernos por lo general siguen opuestos a la legalización, existe una importante corriente de opinión que avala la legalización como una opción contra el crimen organizado y sus lacras, sobre todo en los países en desarrollo.

Dado que el 2014 es un año electoral, existe la doble posibilidad de que algunos estados lleven a las urnas propuestas de legalización, aunque a nivel federal resulta improbable que, en una situación de confrontación legislativa como la actual, muchos legisladores decidan introducir el tema en sus campañas. Así, es previsible que la situación actual continúe, aunque puede, desde luego, darse alguna sorpresa.

-Jesús Del Toro es director del periódico RUMBO de Houston. @JesusDelToro