Hugh Jackman se divierte al interpretar un papel 'tan arrogante como ningún otro'

Hugh Jackman en el Winter Garden Theater, donde interpreta a Harold Hill en la nueva versión de Broadway de "The Music Man", en Nueva York, el 5 de mayo de 2022. (Victor Llorente/The New York Times)
Hugh Jackman en el Winter Garden Theater, donde interpreta a Harold Hill en la nueva versión de Broadway de "The Music Man", en Nueva York, el 5 de mayo de 2022. (Victor Llorente/The New York Times)

“Fue una especie de milagro que incursionara en el teatro musical”, comentó el actor Hugh Jackman, al recordar el comienzo de su carrera en 1995. “Me acababa de graduar y mi agente me dijo que no encontraban a nadie para interpretar a Gastón en la producción australiana de ‘La Bella y la Bestia’, así que fui y lo intenté. Conseguí el papel, pero mi contrato incluía clases de canto una vez a la semana. Desde el principio me he sentido como un fuereño”.

El australiano, que ahora está nominado a su tercer premio Tony por su interpretación del estafador Harold Hill en la nueva versión de “The Music Man”, relató cómo ha sido su regreso a los escenarios en su primer musical de Broadway desde 2003. (Aunque no ha sido un total desconocido; protagonizó “A Steady Rain” en 2009 y “The River” en 2014). A lo largo de una hora de la tarde en un hotel de Midtown, Jackman se mostró como un intérprete curioso que lidera con la afirmación; el suyo es un encanto cautivador esculpido a base de consideración y confianza.

A pesar de su larga lista de créditos y reconocimientos, Jackman, de 53 años, parece tan deseoso de complacer como de lanzarse a la siguiente aventura. Tiene una mente inquisitiva, algo que experimenté de primera mano cuando asistió como oyente a un curso de posgrado de Historia del Cine en la Universidad de Columbia al que yo también asistí en el semestre de la primavera de 2020. Su amiga Annette Insdorf impartía el curso, y cuando la pandemia suspendió las clases presenciales, Jackman siguió asistiendo a los seminarios de cuatro horas a través de Zoom.

“Tengo un entendimiento rudimentario del cine. Solía pedirles a los directores que me mencionaran cinco películas que debería ver antes de morir, y casi todas nunca las había visto”, aseguró. “Le pedí ayuda a Annette y ella me dijo que simplemente me uniera a su curso”.

En ese momento, estaba promocionando la película de HBO “Bad Education”, en la que interpretó a un exsuperintendente escolar de la vida real que se declaró culpable de robar dos millones de dólares de su distrito, y comenzaba los primeros ensayos de “Music Man” con su futura coprotagonista Sutton Foster.

Estos son fragmentos editados de nuestra conversación.

P: Interpretas a estafadores extravagantes tanto en “The Music Man” como en “Bad Education”. ¿Te basaste en uno de esos papeles para interpretar el otro?

Hugh Jackman en el Winter Garden Theater, donde interpreta a Harold Hill en la nueva versión de Broadway de "The Music Man", en Nueva York, el 5 de mayo de 2022. (Victor Llorente/The New York Times)
Hugh Jackman en el Winter Garden Theater, donde interpreta a Harold Hill en la nueva versión de Broadway de "The Music Man", en Nueva York, el 5 de mayo de 2022. (Victor Llorente/The New York Times)

R: Me cautiva mucho la fascinación colectiva con los estafadores y defraudadores, y hay algo de coincidencia con P.T. Barnum (a quien interpretó en la película “The Greatest Showman”). Todavía no estoy completamente seguro de dónde viene, pero creo que está muy arraigado en una filosofía individualista muy estadounidense de no hacer lo que te dicen que hagas.

P: Has vivido en Estados Unidos durante casi veinte años. ¿Te consideras estadounidense?

R: Soy australiano. Sin embargo, creo que Estados Unidos es un lugar extraordinario: hay muy pocos lugares tan generosos de espíritu.

P: ¿Crees que esa generosidad es la que atrae a los estadounidenses hacia los estafadores?
R: Se remonta a ese sentido de individualismo, y la máxima expresión de eso es el estafador, que va en contra de todo y cambia las reglas de la jerarquía. Australia tiene un poco de eso, pero vimos durante la pandemia que los australianos siguen las reglas. Hay una manera colectiva de pensar: “Realmente deberíamos estar haciendo tal cosa”, y la gente se alinea con esa mentalidad. Y como lo vimos aquí, en cambio, la gente no se apega al comportamiento aceptable.

P: Entonces, ¿tu atracción por estos personajes es puro escapismo?

R: Lo que me encanta de la actuación es explorar los aspectos de las personas que eligen vivir de una manera opuesta a cómo nos criaron, y no pueden creer que todos a su alrededor sigan las reglas. Así que no es escapismo; es divertido analizar algo que no me permitiría o no me gustaría hacer en la vida. Me alegro de que no todos sean Harold Hill, pero es muy divertido interpretar a alguien tan arrogante como sea posible durante dos horas y media. El autodesprecio se vuelve aburrido después de un tiempo.

P: ¿Cómo se siente el papel después de un recorrido de seis meses de la obra?

R: Para mí, este gran espectáculo con un elenco de 47 artistas sigue creciendo. Estoy en un papel principal, pero no se siente tan agotador como lo he experimentado (en otras obras) en el pasado. Creo que es la forma en que construyeron estos viejos espectáculos. Estoy mucho en el escenario y llevo la batuta mucho tiempo, pero es diferente: continúo al principio, canto el primer número y me voy a cambiar de vestuario. No soy fumador, pero se siente como una pausa para fumar, que estoy bastante seguro de que es lo que muchos de ellos estaban haciendo en ese entonces.
Hay algunos días que entro cansado, pero al llegar a la tercera escena pienso: “Caray. Estoy de regreso.” Hay algo en este espectáculo que me anima con una energía que no pensé que tenía. Y cuando trabajas con Sutton...

P: ¿Te ha enseñado ella algo sobre la resistencia? Es una estrella que pone impulso en el trabajo.

R: Ella es una maravilla. En efecto, tengo que usar mis mejores herramientas. Pedirme que baile tap junto a Sutton Foster es como pedirme que interprete a Novak Djokovic en la cancha. Los ensayos con ella fueron divertidos, pero fue un poco desalentador pasar un año y medio trabajando en eso y luego ver a esos niños entrar y aprenderlo en tres horas.

P: Nunca habías trabajado con tantos niños en el escenario, y mucho menos en un espectáculo con 21 debuts en Broadway. ¿Te comportas como un padre con ellos?

R: Se ha vuelto un poco así, particularmente con los jóvenes. Supongo que algunos de ellos me ven como Wolverine (el superhéroe que interpreta en la serie de películas “X-Men”), por lo que resulta un poco paternal. Creo que, particularmente con los niños en su primer espectáculo, quiero que sigan siendo niños y que no pierdan esa alegría. Los protejo.

P: ¿Sentiste el peligro de perder tu propia alegría durante tu ascenso?

R: Hubo momentos en los que estaba haciendo la primera “X-Men”, mi primera gran película estadounidense, en los que me sentía bastante solo. Yo venía principalmente del teatro, y podías sentir esa sensación de “Mmm, es un mal sabor de boca”. No sé exactamente cuándo cambiaron las cosas, pero cuando el estudio dijo que les gustaba lo que estaba haciendo, pude sentir que todos acudían a mí. Me entristeció. Me di cuenta de que el cine era más individual, menos un conjunto. El teatro prospera y tiene que tener un sentimiento de conjunto, o muere. Simplemente no hay forma de pasar los ensayos, u ocho shows a la semana, a menos que se apoyen mutuamente.

Entonces, desde esa primera película, he sido bastante proactivo al tratar de crear una atmósfera abierta y de apoyo. Quiero asegurarme de que, incluso bajo la presión de una situación profesional, estos niños sigan siendo niños.

P: Dijiste que dudabas en hacer “The Music Man” porque querías esperar a encontrar una pieza original. ¿Qué cambió?

R: Cada vez que iba al teatro en la escuela, quería ver algo nuevo. No era alguien a quien le gustaba el teatro musical desesperado por ver esta versión de aquello, solo quería ver algo grandioso que me conmoviera, y la mayoría de las veces, eran las obras nuevas las que tenía ese efecto en mí.

Cuando me encontré en una posición en la que la gente me preguntaba qué quería hacer, quise usar ese capital en algo nuevo. Traté de poner en marcha algunas cosas que no sucedieron: un musical de “Houdini”, algunos talleres para “Big Fish”, y aprendí lo difícil que era todo. Luego, “Showman” tardó ocho años en realizarse, y fue entonces cuando me di cuenta: está bien, “The Music Man” es un gran espectáculo. Está bellamente escrito, bellamente estructurado, y sabía que tenía que hacerlo. Todavía me encantaría hacer algo original en el escenario.

P: ¿Y hacer una nueva versión desde cero? Un cambio de género al estilo de “¡Hello, Dolly!” ¿quizás?

R: Creo que sería divertido, estoy totalmente dispuesto a hacerlo. Sutton y yo bromeamos sobre hacer una broma del Día de los Inocentes e intercambiar roles. Ciertamente conozco sus canciones; las escucho todas las noches. Pero mi voz soprano no es tan buena.

© 2022 The New York Times Company