“La historia que conocemos en Perú es limeña, blanca, católica, heterosexual y pelada”

Foto de perfil de Marco Sifuentes
El periodista Marco Sifuentes radica en Madrid desde donde dirige y conduce el podcast "La Encerrona".

Alemania, 1936.

Una multitud delirante se puso de pie en el estadio olímpico de Berlín y levantó el brazo derecho para saludar a los atletas que desfilaban detrás de la bandera nazi.

Adolf Hitler miraba con satisfacción.

El Führer preparaba a su Tercer Reich para la guerra y las olimpiadas eran la propaganda perfecta para reafirmar ante el mundo sus teorías sobre la superioridad racial germana.

The British Broadcasting Corporation

Según la leyenda, ese entusiasmo pronto se convertiría en rabia.

Hitler en la inauguración de los Juegos OIímpicos de Berlín en 1936
¿Podía una selección sudamericana de fútbol arruinar los planes de Hitler?

Su país natal caería ante los disparos de una escuadra de mestizos, negros y mulatos llegados en barco de Sudamérica: la selección peruana de fútbol.

"Eso deberían enseñarlo en las escuelas (de Perú)", afirmó el escritor uruguayo Eduardo Galeano en un canal de televisión de Montevideo el 2010.

"Saben una cosa, niños, nosotros pertenecemos a un país que humilló a Hitler, suponte una clase así. ¿Por qué no?", reiteró Galeano, que también cuenta la anécdota en su libro Espejos: una historia casi universal.

Y es verdad. La historia no la enseñan en los colegios, pero los peruanos la heredamos como si fuera una medalla de oro que las viejas generaciones le ponen al cuello a las nuevas.

Hijo, en las olimpiadas de Alemania, le ganamos a Austria 4 a 2, a pesar de que el árbitro nos anuló tres goles. Hitler estaba en el estadio, furioso, y le exigió a la FIFA que el partido se jugara otra vez. Como la FIFA aceptó, toda nuestra comitiva abandonó el país como protesta.

Esta es una historia de superioridad física, pero, sobre todo, de superioridad moral.

"Es un cuento bonito, y da hasta pena desmentirlo", dice el periodista y escritor peruano Marco Sifuentes, y sus palabras se sienten como un autogol.

"Así no pasó", precisa.

Este es uno de 79 pasajes insólitos que Sifuentes reúne en "Perú Bizarro", un compendio de relatos entre lo extravagante y curioso, pero que, en muchos casos, reflejan las luces y sombras de Perú con mayor precisión que la historia oficial.

En sus páginas cenamos con Bolívar y el travesti más famoso de Lima, perseguimos criminales nazis sospechosos de asesinar al hombre más rico del país, dominamos las costas de California en un barco de guerra o esperamos por tres días la resurrección de un profeta junto a su ataúd.

Y claro, protestamos por el robo del partido contra Austria.

Si lo ganamos sin atenuantes, ¿por qué se anuló?

La respuesta, lejos de la epopeya moral, tendría que ver con un vicio muy peruano, como le cuenta a BBC Mundo Sifuentes, con quien conversamos en el marco del Hay Festival Arequipa que se realiza entre el 3 y el 6 de noviembre en esa ciudad peruana.


¿Tu pretensión con el libro es divertirnos o resignarnos?

De haber tenido una visión idílica del periodismo durante muchos años, creo que a estas alturas lo único para lo que creo que sirve es para que la gente haga sentido de las cosas. Y eso ya es bastante.

Es que a veces la realidad parece no tener sentido.

Lo pregunto porque "Perú Bizarro" puede confundir al lector por sus temas y por su lenguaje coloquial, a pesar de que tu libro no es solo sobre asuntos folclóricos…

La tentación de caer en el folclorismo, en el exotismo, era grande.

Por ejemplo, un caso como el de Richard Swing (un cantante peruano a quien le calza bien el adjetivo extravagante) termina un poco provocando la caída de un presidente. O tienes también los brujos consultados por Alberto Fujimori.

¿Dirías entonces que lo estrambótico es la envoltura de algo más profundo?

Nuestra forma de abordar el poder es también un poco estrambótica. Y cómo se derrumba el poder también lo es. Entonces, este es un buen ángulo para entrar.

Siento que no lo podemos afrontar de otra manera. Incluso los gobiernos más serios o "de lujo" también tienen esas cosas. Por ejemplo, PPK (el expresidente Pedro Pablo Kuczynski) haciendo yoga en la puerta de Palacio de Gobierno.

El presidente Pedro Pablo Kuczynski haciendo aeróbicos con sus ministros en la puerta del Palacio de Gobierno (2016).
La política de lo insólito. El presidente Pedro Pablo Kuczynski haciendo aeróbicos con sus ministros en la puerta del Palacio de Gobierno (2016).

Me gusta lo que dices de buscar el sentido, porque al leer el libro te das cuenta de que, si cambias algunos nombres, las historias parecen repetirse década tras década.

Sí, como con el contrato Dreyfus (siglo XIX), la International Petroleum Company (siglo XX) o recientemente Odebrecht. Es impresionante.

A veces sientes que Perú no tiene salida. Esto que estamos pasando ahora, siento que dentro de 30 años pasará nuevamente.

¿Así de pesimista?

Yo pensaba que esto de que los peruanos no tienen memoria era un cliché, pero es real. Creo que hay ciclos de 30 años. Cambia la generación y la que viene se olvidó de todo lo que pasó.

Perú Bizarro, publicado el 2022 por editorial Planeta.
Perú Bizarro, publicado el 2022 por editorial Planeta.

Tendrá que ver con la manera en que nos han contado la historia...

La historia que conocemos en Perú es limeña, blanca, católica, heterosexual y pelada.

Ahora ya hay muchos historiadores que cuestionan esa forma de contar la historia, pero lo malo es que no hay una labor de difusión, y eso es parte de lo que he querido hacer.

El maricón principal de Lima

El de arriba es el título del quinto capítulo.

Y como muchos que alcanzan fama en Perú, su protagonista es un cocinero.

Manifestación del orgullo gay en Perú en 2022
¿Acaso la conservadora sociedad peruana tuvo un gesto de prematura tolerancia con el cocinero de Bolívar?

Tal era la sazón de Juan Cabezudo, que durante las primeras décadas del siglo XIX los limeños se aglomeraban frente al pequeño puesto de viandas que estacionaba entre la plaza de toros y la plaza mayor.

Incluso le encargaron preparar el banquete de despedida de Simón Bolívar.

En la conservadora y esclavista sociedad de la época, a nadie parecía importarle que Cabezudo fuera negro, homosexual y aficionado a travestirse.

"En Perú, la gente aprecia la fama y celebridad. Si eres famoso te pueden perdonar un huevo de cosas", apunta Marco Sifuentes.

"Y aceptar a alguien por su fama no deja de ser conservador", señala el autor a BBC Mundo.

Sifuentes escogió 79 historias porque ese fue el año en que nació: 1979. Podrían haber sido 100, o 150. La editorial Planeta le propuso el proyecto, pero fue flexible en la manera de abordarlo.

Y es que Perú Bizarro es una franquicia que surge con el éxito de México Bizarro, publicado el 2017.

Desde entonces, se ha editado también un Chile Bizarro y un Colombia Bizarra.

¿El que sea una franquicia no le quita singularidad a cada país?

"Claro que le quita. Esa es la gracia", explica Sifuentes.

"El éxito del libro es encontrar en qué consiste esa singularidad. Es como cuando en todos los países latinoamericanos se repite que su himno es el más bonito, después de la Marsellesa", ríe.

Bizarro y valiente

Antes de la pandemia, bizarro era la palabra más buscada en el diccionario online de la Real Academia Española (RAE), solo después de la palabra cultura.

Y su significado era valiente o espléndido. Muy lejos del uso común.

Es más, en su diccionario panhispánico de dudas publicado el 2005, la RAE consideraba que usar bizarro como sinónimo de raro era un "calco semántico censurable" del francés e inglés bizarre.

Foto del escritor Marco Sifuentes con su libro Perú bizarro
El éxito de México Bizarro, publicado el 2017 dio origen a la franquicia.

Pero como la lengua es de quien la habla, la avasalladora popularidad de este adjetivo para describir aquello que resulta fuera de lo común empujó a la RAE a incluirle oficialmente los significados de raro y extravagante.

Utilizar hoy la palabra bizarro en su sentido original es una extravagancia.

"Pero yo no uso el término bizarro solo para describir algo que es raro, sino también valiente", acota Sifuentes.

Como la batalla de María Trinidad Enríquez, una cusqueña que en 1875 se convirtió en la primera mujer sudamericana en ingresar a la universidad.

Enríquez peleó durante 15 años para que el suyo fuera el derecho de todas las mujeres.

Y perdió.

Un fallo judicial de 1890 determinó que "no es honesta cosa que la mujer tome oficio del varón".

"Hay luchas ultra progresistas en el país que se han perdido porque lo heroico se asocia casi exclusivamente a lo militar", señala el escritor.

"Debería de haber universidades con el nombre de María Trinidad", afirma a BBC Mundo.

Meses después de la sentencia, Maria Trinidad Enríquez murió. Tenía 44 años.

Su recuerdo es sólo asunto de especialistas e historiadores.

Una turista es llevada en carro por un local
La peruana es una sociedad marcada por los contrastes y la diversidad. También por lo insólito.

La casa se derrumba

¿Cómo es eso de que toda peruanidad es un travestismo? (frase de un personaje del libro)

Es buenísima. Tiene que ver con una performance. El personaje que la menciona se movía en un mundo de blancos, pero luego regresa a su pueblo andino y, claro, él se pregunta… ¿qué soy yo?

En este país vas adoptando diversas capas dependiendo de cómo interpretas qué es ser peruano.

Y entonces, ¿hay tal cosa como la identidad peruana?

Es muy difícil. Es muy diverso. Tampoco hay una dirección nacional. No solo a nivel de Estado, sino también a nivel de dirigencia. No sabemos a dónde queremos ir.

¿Pero no te parece que hay intentos de construirla?

Eso sí, hay un esfuerzo durante los últimos 20 años de crear una identidad a partir del boom gastronómico, pero el problema con eso es que no puedes tener identidad sin memoria.

Esta se ha ido construyendo de manera superficial y ahora la vemos colapsando. Era una identidad con pies de barro (…) Hemos empezado a la casa por el techo y falta la base.

Hablas de la paradoja peruana, ¿a qué te refieres?

A que siendo un país tan diverso sea tan discriminador. Y no es solo en lo racial.

Es también la paradoja de la historia que nos han contado, y quienes la han contado, frente a la diversidad real del país.

Varias de tus historias permiten darle una mirada distinta al presente

Sí, algunas historias te ayudan a entender el presente, pero también muchas historias del pasado se entienden mejor si las miras desde el presente (…) Es el eterno retorno.

La guerra a Hitler

Las noticias de que había oro en California afiebró a cientos de peruanos que zarparon al norte en 1848.

No eran obreros y muchos viajaron en sus propios barcos.

La bonanza del guano en Perú permitió a numerosas familias abonar esta nueva aventura.

"Pero los recuentos de la época son involuntariamente graciosos", cuenta Sifuentes.

"Los peruanos se lamentaban porque en Estados Unidos eran tratados como todos los demás y hasta marginados por sus apellidos españoles", apunta.

Foto de un navío de guerra estadounidense
La marina de guerra de los Estados Unidos es hoy la fuerza naval más poderosa del mundo, pero hace 170 años un bergantín peruano dominaba su costa oeste.

En California, buena parte de los peones abandonaron a sus patrones, y fue tal la incertidumbre que el gobierno peruano envió un bergantín de 16 cañones que patrulló la costa estadounidense por diez meses para darles seguridad.

Según la Marina de Perú, la tripulación incluso bajó a poner orden en un puerto sumido en la anarquía.

Hoy sería considerada una invasión.

¿Fue acaso la confianza en ese antiguo poderío naval lo que animó a Perú a declararle la guerra a la Alemania de Hitler 100 años después?

"Solemos repetir que Perú le declaró la guerra a los nazis, ¡pero lo hizo en 1945!", aclara el autor.

"Este país fue tolerante con los nazis antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial", sentencia.

Y la historia de la humillación a Hitler en las olimpiadas del 36 tampoco fue tal.

Foto de un seguidor peruano en el Mundial de fútbol de Rusia en 2018
La hinchada siempre pensó que les robaron el partido contra Austria, pero fue la tardanza de sus dirigentes la que los dejó sin medalla.

El Führer ni siquiera estuvo en el estadio, y fue la selección de Austria la que solicitó la anulación del partido bajo el pretexto de que hinchas peruanos habían invadido el campo.

La FIFA atendió el reclamo y programó una audiencia para escuchar los alegatos de Perú, audiencia a la que los dirigentes peruanos llegaron tan tarde, que había concluido. La hora peruana.

"A veces siento que quizá deberíamos dejar que la gente crea estas historias, pero también creo que dice mucho el que nos hayamos construido estos mitos", señala Sifuentes.

Y Perú sigue siendo hoy una fábrica de momentos insólitos.

Vives en Madrid, y si alguien allá te pide que le expliques qué está pasando en Perú, ¿Qué le dices?

Pasa lo de siempre, en realidad. No es distinto de otras crisis. Aunque creo que recientemente el país vivió una tormenta perfecta.

¿Cómo así?

Primero Odebrecht, que derrumbó la credibilidad de la clase política, luego la polarización exacerbada por las redes y después la pandemia.

Una pandemia que encontró al país con servicios básicos casi inexistentes…

Sí, y aquí hay otro mito. Tuvimos crecimiento económico, pero también tenía pies de barro. Nadie guardó pan para mayo.

Y llegó mayo.

Este artículo es parte del Hay Festival Arequipa, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza del 3 al 6 de noviembre de 2022.Puedes leer toda nuestra cobertura del Hay Arequipa haciendo clic aquí.


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