Yahoo Noticias Unos heroicos Panthers de Florida superan a los Oilers y hacen historia al ganar por primera vez la Stanley Cup
Lo hicieron. Heroicos.
Los Panthers de Florida conquistaron por primera vez en sus 30 años de historia la Stanley Cup, la gloria máxima del hockey sobre hielo. Sufrieron hasta el último aliento, pero al final derrotaron 2-1 a unos temibles Oilers de Edmonton, la noche del lunes en el Amerant Bank Arena en Sunrise para asegurar la serie 4-3.
En los últimos 60 segundos del partido el club visitante cambió a su arquero por un jugador de campo y se fueron encima en busca del milagro. Fue entonces en que alcanzó su mayor expresión el coraje de los Panthers, que estaban decididos a redondear la hazaña.
Fueron momentos en los que el corazón se salía por la boca, pero el equipo local tuvo la templanza para saber comportarse a la altura de las exigencias.
Los goles anotados por Carter Verhaeghe y Sam Reinhart fueron suficientes para coronar este histórico logro, pero también fue fundamental la labor del arquero Sergei Bobrosvky, quien había fallado en los últimos tres partidos cuando los Oilers en una remontada histórica igualaron la serie 3-3 al mejor de siete.
Si hubiesen ganado, los canadienses se habrían convertido en apenas el segundo club en la historia de la final de la Stanley Cup en conquistar el título, luego de estar abajo 0-3 en la serie final. En 28 veces que se ha dado este caso solo una se remontó la ventaja.
Los Maple Leafs de Toronto le dieron la vuelta a los Red Wings de Detroit en 1942. En 82 años nadie ha podido igualar esa conquista.
Pese a haber perdido la corona, el astro de los Oilers Connor McDavid recibió el trofeo Conn Smythe al Jugador Más Valioso del playoff final de la Stanley Cup.
En el último y decisivo partido, McDavid fue silenciado por los Panthers.
El partido tuvo un comienzo espectacular y ambos equipos sabían lo que estaba en juego después de haber estirado la batalla hasta lo máximo posible, el séptimo juego, donde el ganador se llevaba todo. La temporada entera estaba sobre la cancha de hielo.
Los felinos empezaron bien, decididos, alentados de manera total por su público y no tardaron mucho en brindarles una recompensa por tanta entrega.
Cuando los Oilers jugaban con un hombre menos por suspensión de uno de ellos tras falta, los Panthers sacaron el mayor provecho de la ventaja númérica y apenas a los 4:27 minutos de iniciado el partido, Verhaeghe capitalizó una acción combinada entre Evan Rodrigues y Anton Lundell para abrir el marcador.
La arena se convirtió en un manicomio. Era un magnífico presagio.
Los Panthers habían visto evaporarse una inmejorable ventaja 3-0 en la serie luego de perder los siguientes partidos de manera consecutiva y en todos ellos los Oilers habían abierto el marcador.
Los canadienses supieron recuperarse de inmediato. Asimilaron el impacto, se ordenaron en el campo y en un contragolpe letal, a los 6:44 minutos, Mattias Janmark quedó solo frente al arquero Bobrovsky y tras varios amagues envió con fuerza el puck (disco) para decretar el empate 1-1 transitorio.
A partir de ese momento, los Oilers manejaron el partido y los Panthers tuvieron que esforzarse para no ser superados. Luego el entrenador del equipo local Paul Maurice reordenó su equipo y de esta manera pudo superar el mal momento y equilibrar las acciones para terminar igualados los primeros 20 minutos de juego.
Apenas reanudado el encuentro para el segundo de los tres periodos, se produjo un nuevo power play, pero esta vez, los Panthers se quedaron con un hombre menos fuera durante dos minutos por falta.
Entonces se produjo una defensiva titánica de los felinos frente a los embates de los visitantes. Los pupilos de Maurice pudieron capear el temporal y luego con el equipo completo, y sobre la base de coraje, pudieron empujar a los canadienses.
Cuando se llevaban jugados 15:11 minutos, luego de una gran salvada de Bobrovsky, Verhaeghe y Dmitry Kulikov organizaron un contragolpe.
Reinhart recibió el puck y remató con fuerza, a más de 78 millas por hora, y superó al arquero de los Oilers Stuart Skinner.
A partir de entonces, el partido se hizo de ida y vuelta. Se jugó con tremenda intensidad.
La gloria o la derrota era dividida por una línea muy fina y ambos equipos sabían que un gol de diferencia no aseguraba nada y eso motivó que cada acción y cada puck fuera disputado como si fuese la última oportunidad.
