Havana Club: la guerra por una legendaria marca de ron

POR B. Marrant-. Es el último capítulo de una saga que dura más de dos décadas, y ahora ha dado un giro inesperado.

Bacardí, el mayor fabricante privado de bebidas alcohólicas del mundo, está moviendo cielo y tierra tras una sorpresiva decisión del gobierno de Estados Unidos. El 13 de enero la Oficina de Marcas y Patentes Registradas, adscrita al Departamento de Comercio, la despojó de su derecho a la marca Havana Club para entregarla a una empresa estatal cubana asociada con la firma francesa Pernord Ricard, su rival.

Botellas de Havana Club en una tienda de La Habana/Reuters.

Bacardí solicitó la divulgación de documentos oficiales que expliquen la decisión del gobierno de Barack Obama, movilizó a su favor a congresistas tanto republicanos como demócratas y logró que se convocara a una audiencia en el Congreso para debatir el tema.

“Es bastante simple -no se pueden sacar ganancias de propiedad robada. Es un principio/ley que está ampliamente aceptado en todo el mundo”, dijo a Yahoo Noticias Amy Federman, portavoz de la compañía. “Es por eso que la última decisión del gobierno de Estados Unidos, a pesar de no tomar acción desde 2006, es tan sorprendente”.

Un litigio de amargo sabor

La disputa tiene raíces históricas, trasfondo político y el amargo sabor del exilio.

Bacardí fue fundada en la ciudad de Santiago de Cuba en 1862 por Emilio Bacardí Massó, un comerciante de vinos de origen catalán que emigró a Cuba a los 16 años.

El emblemático edificio donde estaba la sede de Bacardí en La Habana/Reuters.

Iniciada como una empresa netamente familiar, la popularidad de su aromático elíxir de mieles de caña, añejado en barriles de roble, la convirtió en pocos años en un boyante negocio que se adueñó del comercio del ron en Cuba y buena parte del mundo. El linaje de la familia Bacardí dejó también una huella en la política y la cultura cubana de la etapa republicana.

Aunque fue nacionalizada por la revolución de Fidel Castro en octubre de 1960, la compañía ya había transferido sus marcas a una entidad en el extranjero y sus propietarios decidieron establecerse en la isla de Bermuda. Fue el inicio de una veloz expansión que la convertiría en el emporio actual: tiene más de 200 marcas y etiquetas, fabrica en 27 instalaciones en 16 mercados de cuatro continentes, y vende en más de 150 países, con ganancias que superan los 5,000 millones de dólares.

La marca Havana Club fue establecida en 1878 por la familia Arrechabala en la zona de Cárdenas, Matanzas. Hacia 1934 comenzó a exportarse a Estados Unidos y rápidamente pasó a considerarse el ron tradicional de Cuba.

Bacardí adquirió los derechos del Havana Club de la familia Arrechabala, pero no los usó durante décadas. Una firma estatal cubana producía el ron que se expendía dentro de la isla y en los países socialistas de Europa.

En 1994, tras el desplome del socialismo europeo, el gobierno cubano autorizó que la francesa Pernord Ricard se asociara con Cubaexport, una firma estatal cubana, para exportar el Havana Club, marca que considera propiedad estatal. El mismo año, Bacardí comenzó a elaborar el ron en Puerto Rico para venderlo en el mercado estadounidense.

Una botella de ron Havana Club y varias copas a las puertas de un local de jazz de Miami Beach, en Florida, el 17 de agosto de 2006. (AFP | Roberto Schmidt)

Fue el inicio de las hostilidades y de una larga batalla judicial, cuyo más reciente capítulo ocurrió esta semana en el Capitolio estadounidense.

En el 2006 fue rechazado un intento de Cubaexport/Pernord Ricard de registrar la marca Havana Club en Estados Unidos. En esa ocasión la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) se negó a aceptar la petición por considerar que entregarle una licencia de uso comercial a una empresa gubernamental cubana “sería incompatible con la política de Estados Unidos”, y el registro fue oficialmente cancelado.

El caso escaló hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos, que se negó a revisarlo en mayo de 2012 y retornó desde entonces bajo el arbitrio de la Oficina de Marcas y Patentes Registradas, que lo mantuvo en el limbo hasta que sorpresivamente le concedió la patente a Cubaexport y Pernord Ricard en enero.

Duro cuestionamiento en el Congreso

Esta semana, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes realizó una larga sesión sobre la disputa.

El congresista republicano Darrell Issa, presidente del Subcomité de Tribunales, Propiedad Intelectual e Internet, no tuvo compasión con los representantes del gobierno, a quienes cuestionó severamente por la decisión.

El congresista republicano Darrell Issa/AP

Issa le preguntó en particular a Kurt Tong, subsecretario del Buró de Asuntos Económicos del Departamento de Estado, si el tema de la propiedad sobre Havana Club había estado sobre la mesa de negociaciones para el restablecimiento de relaciones con Cuba.

“No, hasta donde sé no. No es que no se ha tocado, pero no formó parte de las negociaciones”, respondió Tong.

El funcionario indicó además que en Cuba hay 5,000 marcas estadounidenses registradas. Cuestionado sobre si el gobierno de Raúl Castro las respetaría de manera recíproca, Tong se limitó a decir que había recibido “una retroalimentación positiva en lo que respecta a la protección de la propiedad intelectual”.

Por su parte, Mary Denison, comisionada de la Oficina de Marcas y Patentes Registradas, precisó que la decisión de enero parte de la base de la “presunción de propiedad”, pero que el verdadero propietario de Havana Club todavía se debe decidir en las cortes federales.

A través de su representante en la audiencia congresional, Rick Wilson, vicepresidente de asuntos externos de Bacardí, mostró la indignación de la compañía ante la decisión del gobierno de Barack Obama. “Estas decisiones no tienen precedentes y no dejan de sorprender, ya que deshacen décadas de leyes y revelan la política de Estados Unidos aprobando los esfuerzos de Cuba para capitalizar y traficar bienes robados”.

“Bacardí seguirá llevando a cabo todas las acciones legales y de otra índole necesarias para defender su posición sobre la legitimidad de sus derechos y la propiedad de ron Havana Club”, dijo Amy Federman. “Como la empresa ha mantenido todo el tiempo, Bacardí es el legítimo titular de la marca”.