Como Harry y Meghan: Japón, cautivado por la historia de una princesa que abdica a la realeza para casarse con un plebeyo

La princesa japonesa Mako, la hija mayor del príncipe heredero Akishino y la princesa heredera Kiko, y su novio Kei Komuro, en una conferencia de prensa en el Palacio Akasaka de Tokio, en 2017
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TOKIO.- A primera vista, es un cuento real clásico: una princesa se enamora de un plebeyo y decide romper las tradiciones imperiales al renunciar a su título real para casarse con su amor de la universidad.

Pero para la princesa japonesa Mako y su prometido, Kei Komuro, ambos de 29 años, el cuento se volvió realmente complicado. Komuro se ha convertido en una figura tan despreciada, que incluso su nuevo peinado de cola de caballo es ahora visto como un símbolo de su incapacidad para encajar con la familia real.

Japón está gobernado por la dinastía hereditaria más antigua del mundo. Pero la familia real, que no tiene poder político y se acata a deberes ceremoniales, vive, en general, fuera del ojo público.

Kei Komuro, novio de la princesa Mako de Japón, en su reciente llegada al aeropuerto, desde Estados Unidos
KAZUHIRO NOGI


Kei Komuro, novio de la princesa Mako de Japón, en su reciente llegada al aeropuerto, desde Estados Unidos (KAZUHIRO NOGI/)

Sin embargo, la saga de esta pareja ha alterado la intimidad de la dinastía y a despertado intriga sobre la familia palaciega. Para los japoneses, el drama de la princesa y su prometido se equipara a la célebre salida real del príncipe Harry y Meghan, duque y duquesa de Sussex, en Reino Unido.

Mako se convertirá en la tercera mujer miembro de la familia real japonesa en abdicar de su título para casarse con un plebeyo, puesto que solo los miembros masculinos pueden casarse fuera de la familia.

Enfrentada a un intenso debate público, está lista para convertirse en la primera persona en renunciar a casi 1,35 millones de dólares del dinero aportado por los contribuyentes –y que le corresponde recibir– a cambio de renunciar al título. Mako trabaja actualmente como investigadora en el museo de la Universidad de Tokio.

La cola de caballo de Kei Komuro está mal vista en Japón, donde la uniformidad del peinado es considerada un respeto por las normas sociales
Eugene Hoshiko


La cola de caballo de Kei Komuro está mal vista en Japón, donde la uniformidad del peinado es considerada un respeto por las normas sociales (Eugene Hoshiko/)

Komuro aterrizó en Tokio el lunes para prepararse para la boda, en su primera aparición en Japón desde que dejó la escuela de leyes en Nueva York, poco después del compromiso de la pareja, en 2017.

Su pelo ha crecido mucho desde entonces, y sorprendió a la prensa. En Japón, donde la uniformidad en los peinados es vista como un signo de respeto por las normas sociales, la sociedad no está contenta con el cambio de look del joven.

Sus fotos y videos se volvieron virales, e inspiró a los usuarios de TikTok, que se burlan de su apariencia y critican su peinado. Un medio de deportes local, incluso, publicó el martes el titular “El regreso de la cola de caballo”, con fotos del peinado de Komuro desde varios ángulos.

Compromiso polémico

El drama japonés data de 2017, cuando Mako, la sobrina del emperador Naruhito –126º emperador del Trono del Crisantemo–, anunció el compromiso con su novio de toda la vida, con un amplio apoyo público.

Pero los japoneses rápidamente retiraron su apoyo a la pareja cuando los periódicos sensacionalistas informaron sobre una disputa financiera que involucró a la madre de Komuro, que le debía a su exprometido más de cuatro millones de yenes (unos 36.000 dólares) por apoyo financiero.

La Agencia de la Casa Imperial, que se encarga de los asuntos de la familia real, anunció entonces que el casamiento se pospondría mientras el joven asistía a la escuela de leyes estadounidense.

A medida que la disputa financiera tomó temperatura, el público se volvió cada vez más escéptico de Komuro y su compromiso con Mako se convirtió en un dolor de cabeza político.

Las familias reales son, por naturaleza, jerárquicas e insulares. Como símbolos dinásticos de su país, mantienen una línea exclusiva de sucesión al trono que ha generado peleas internas feroces y curiosidad en todo el mundo.

La inminente salida de Mako ha despertado nuevas preocupaciones respecto de la disminución del número de miembros de la dinastía y cuestionamientos sobre si las actuales reglas de sucesión y matrimonio deben o no ser tan estrictas, informó Kyodo News.

Llamado a la solidaridad

El año pasado, pese al revuelo, la princesa Mako anunció que seguiría adelante con el matrimonio e imploró al público que apoyara su decisión: “Somos insustituibles el uno para el otro, podemos confiar en el otro tanto en tiempos felices como infelices. Por eso, nuestro matrimonio es necesario para que vivamos y protegemos nuestros sentimientos”.

Pero los japoneses no fueron convencidos por la princesa y las críticas se intensificaron, al punto que Komuro debió emitir un comunicado de 28 páginas en el que intentaba rectificar la situación financiera de su madre, pero no salió bien.

A principios de este año, Komuro se graduó de la facultad de derecho y fue contratado en una firma de abogados estadounidense. Luego del casamiento, la pareja planea instalarse en Estados Unidos, según informaron medios locales.

Kei Komuro y la princesa Mako se comprometieron en 2017, tras toda una vida de noviazgo
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Kei Komuro y la princesa Mako se comprometieron en 2017, tras toda una vida de noviazgo (KAZUHIRO NOGI/)

La presión pública ha llevado a la Agencia de la Casa Imperial a pronunciarse en contra de celebrar una ceremonia de compromiso tradicional, y, tras abdicar a su condición, Mako no podrá reincorporarse a la dinastía incluso si su matrimonio termina en divorcio.

Komuro llegó a Japón y debió realizar cuarentena en la casa de su madre en Yokohama, al sur de Tokio, por protocolo sanitario en el marco de la pandemia del coronavirus.

Su arribo al país asiático despertó críticas, intriga y la escalada del ciberacoso.

Además de su pelo, muchos criticaron su lenguaje corporal. Por ejemplo, que suele mantener las manos en los bolsillos o ignorar las preguntas de la prensa.

Una encuesta online realizada entre el 22 y el 28 de septiembre por AERAdot, dirigida por el principal medio de comunicación Asahi Shimbun, consultó a 2051 personas si celebrarían o felicitarían a la pareja. Solo el 5% dijo que sí, y el 91% bajó el pulgar.

The Washington Post