Hamza bin Laden, ¿el futuro líder de Al Qaeda para contrarrestar al ISIS?

El 1 de mayo de 2011 unas unidades de élite de las fuerzas militares de Estados Unidos abatieron a Osama bin Laden durante un tiroteo en Abbottabad, Pakistán. Se ponía así fin a 10 años de persecución infructuosa del terrorista más buscado del mundo, autor de los atentados del 11-S.

Han pasado más de cinco años y en el tablero internacional han cambiado muchas cosas: las fallidas Primaveras Árabes que desembocaron en conflictos en Siria o Libia, la aparición del Daesh (más conocido como Estado Islámico o ISIS), los acuerdos entre Estados Unidos e Irán…

Y ante estas nuevas situaciones, Al Qaeda está pensando de nuevo en un Bin Laden que haga que la organización recupere su protagonismo en el mundo. Hamza, uno de los hijos del terrorista y al que Osama veía como su sucesor, parece que puede ser el elegido.

Hamza promete venganza por la muerte de su padre (AP).

Tiene 25 años y es muy popular y carismático dentro del grupo, según relatan académicos como Fawaz Gerges, autor del libro ‘Auge y caída de Al Qaeda’. Pese a su juventud, ha ido mejorando poco a poco su posición dentro de la organización, necesitada del altavoz mediático que tenía antaño. Hasta el momento la guerra propagandística la está ganando el ISIS, mientras que las actividades del grupo quedan constantemente en un segundo plano.

El hecho de tener el apellido bin Laden ayudaría mucho a la cobertura recibida, les daría una nueva imagen, les sacaría de la sombra a la que les ha condenado el Estado Islámico y mostraría el poder de Al Qaeda, aunque es evidente que el hijo no tiene la misma experiencia que tenía el padre.

Aun así su recorrido dentro de la organización no es precisamente corto. Su primera aparición pública fue cuando tenía 10 años, junto a los restos de un helicóptero estadounidense abatido en Afganistán. Desde entonces, ha salido en numerosos vídeos vestido de militar en los que frecuentemente alaba las proezas de Al Qaeda y defiende la destrucción de países como Francia, Estados Unidos o Reino Unido. Pero los últimos han sido diferentes.

Este año, en varios discursos y llamamientos, ha hablado de derrocar a la monarquía saudí y ha pedido a los jóvenes que se unan a Al Qaeda de la Península Arábiga, que opera principalmente en Yemen. Esta amenaza muestra el cambio de estrategia del grupo.

Deja un poco más de lado a los enemigos más lejanos y tradicionales e intenta contrarrestar la influencia del Daesh en la región, poniendo el foco en Siria, Arabia Saudí e Irak, donde el autoproclamado califato se ha hecho más fuerte.

Un edificio con la bandera del Daesh en el pueblo en Manjib, Siria, recién liberada de los terroristas (REUTERS).

Al Qaeda mantiene sus tradicionales feudos como Afganistán o Pakistán, pero las grandes extensiones de terreno que ha conquistado el ISIS en Siria, Libia o Irak, unidas a los atentados que ha cometido en Francia, Bélgica o Turquía entre otros países, han provocado que las potencias occidentales fijen a los segundos como enemigos prioritarios.

Ahora el Estado Islámico parece debilitado y está perdiendo parte de su territorio, aunque su aparato propagandístico sigue en buena forma. Está por ver si con Hamza y con la nueva estrategia más local Al Qaeda es capaz de recuperar la posición que tenía antes de la muerte de Bin Laden.

Javier Taeño (@javiertaeno)