¿Cómo hacemos que las personas denuncien la corrupción?

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En México se denuncia menos de 1 de cada 100 hechos de corrupción. 1 Las principales razones por las que las personas no denuncian son por considerarlo “inútil” o una “pérdida de tiempo” (51.7 %), por considerar la corrupción una “práctica muy común” (13.1 %), por falta de tiempo (10.6 %), por miedo a represalias (7.8 %) o porque no saben ante quién denunciar (4.8 %). 2

Para atender el problema de la no denuncia, la Secretaría de la Función Pública creó una plataforma de ciudadanos alertadores de la corrupción, la cual “asegura el anonimato de las alertas y la identidad de la persona que alerta”. Además, la Política Nacional Anticorrupción y su Programa de Implementación contemplan la adopción de un marco normativo homologado a nivel nacional en materia de protección a denunciantes de faltas administrativas y delitos por hechos de corrupción. De igual manera, el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, junto con diversos actores estratégicos, se encuentran elaborando una ley de protección a alertadores, mientras que, la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción, un Sistema de denuncias públicas de faltas administrativas y hechos de corrupción, el cual buscará “establecer un canal único para la denuncia y simplificar su presentación, trámite y seguimiento”.

A pesar de lo loable de estos esfuerzos, consideramos que estos pueden atender al porcentaje de personas que no denuncian por falta de tiempo, por el miedo a represalias y para quienes desconocen en qué instancias denunciar. Sin embargo, seguimos teniendo un grueso de la población que desafortunadamente seguirá sin denunciar por considerar que denunciar “no sirve para nada”. Tristemente, las instituciones confirman la percepción de la gente, pues solo el 0.19% de las denuncias presentadas a nivel nacional logran obtener una sentencia condenatoria. 3 Para atender esta problemática que se encuentra del lado de las instituciones, sin duda la opción es terminar con la impunidad y que verdaderamente se sancione a las personas que cometen actos de corrupción. Para lograr esto, debemos profesionalizar a las autoridades encargadas de procesar las denuncias, dotarlas de incentivos, aumentar el número de personas que atienden las denuncias e instalar controles y mecanismos de vigilancia para que realicen su trabajo eficazmente y sin corrupción.

Aunado a eso, pero del lado de la sociedad civil, debemos crear mecanismos de acompañamiento que sean integrales. Si bien las plataformas son útiles, no reemplazan el factor humano. Debemos crear redes conformadas por personas y organizaciones que acompañen a las personas a la hora de denunciar. 4 Esto implica, asesores jurídicos que orienten a los denunciantes sobre si lo que pretenden denunciar es efectivamente un acto de corrupción y que los orienten en cuanto a sus derechos, la redacción de escritos, los pasos que su denuncia seguirá y las instancias encargadas de atenderla. De igual manera, la red debe brindar acompañamiento emocional para los denunciantes, víctimas y alertadores de la corrupción. Debemos interiorizar que el denunciar no es algo fácil y sin consecuencias. Para muchos denunciantes de la corrupción, el denunciar no solo implica un riesgo a su integridad física, sino también emocional, ya que la personas se pueden ver acosadas por sus compañeros de trabajo, vecinos o familiares; perder su empleo, amistades o relaciones laborales; tener sentimientos de humillación, culpa o remordimiento. 5 La Red tendría que contar también con personas que puedan brindar un acompañamiento con un enfoque plural, de género, intercultural, generacional y de cualquier otra índole, que sea necesario para que la persona que denuncia no esté ni se sienta sola.

Consideramos que estas redes de acompañamiento pueden ser detonadas y lideradas por los Comités de Participación Ciudadana de los Sistemas Anticorrupción, pues son ellos los entes articuladores y canal de interacción entre sociedad y gobierno en la lucha anticorrupción y responsables de proponer mecanismos para que la sociedad participe en la prevención y denuncia de este fenómeno. Por supuesto, este trabajo no podrá hacerse sin el respaldo y acompañamiento de las redes de participación ciudadana que existen a nivel nacional o en las entidades federativas.

A pesar de las alarmantes cifras, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que exigir un mejor tratamiento de las denuncias y los denunciantes, así como un seguimiento profesional a los casos de corrupción. También debemos seguir incentivando a que la personas denuncien, no solo porque así las instituciones pueden detectar dónde ocurre la corrupción, y de esa manera investigarla y sancionarla, sino porque la justicia y la reparación del daño es un derecho que tenemos todas las personas.

* Emiliano Montes de Oca es investigador anticorrupción (@EmilianoMDO) y Sabrina Ciscomani (@sabriciscomani) es pasante, ambos en Ethos Innovación en Políticas Públicas (@EthosInnovacion).

 

1 Programa de Implementación de la Política Nacional Anticorrupción. Disponible aquí.

2 INEGI. Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), 2021. Disponible aquí.

3 Iniciativa de Transparencia y Anticorrupción de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey. “Fiscalías Anticorrupción. Un ejercicio de transparencia y acceso a la información sobre su autonomía y resultados”. Disponible aquí.

4 La idea proviene del proyecto “RED”, impulsado por Sabrina Ciscomani y Mariana Cornejo, estudiantes del Tecnológico de Monterrey, el cual consiste en una red de apoyo y seguridad a personas a quienes les han vulnerado su dignidad humana. En ella, se brinda información de cómo generar reportes en el Centro de Dignidad Humana de la Universidad, se otorga acompañamiento psicológico a víctimas y se cerciora que las personas estén acompañadas si desean reportar.

5 Para conocer más sobre la cultura de la denuncia, los alertadores de la corrupción y el cambio de visión con respecto al denunciantes escuchar el Twitter Space “¿Quiénes son las personas alertadoras y por qué protegerlas?”. Disponible aquí.