Gustavo Quinteros, Walter Ribonetto, Alejandro Orfila y Matías Módolo: historias, secretos y tácticas de los cuatro entrenadores que harán su debut en la primera A

Gustavo Quinteros, sonriente en Vélez: un DT de selección, que pasó por Ecuador y Bolivia, reemplaza a Sebastián Méndez.
Gustavo Quinteros, sonriente en Vélez: un DT de selección, que pasó por Ecuador y Bolivia, reemplaza a Sebastián Méndez. - Créditos: @https://twitter.com/Velez

La Copa de la Liga Profesional empezará durante el fin de semana del domingo 28 de enero. Habrá dos zonas de 14 equipos cada una y los cuatro primeros de cada grupo pasarán a la etapa final. El torneo argentino, otra vez con 28 integrantes, tendrá viejos conocidos en el banco de los suplentes. Entrenadores de amplia trayectoria en la primera A, con la excepción que confirma la regla: cuatro entrenadores harán su presentación en la máxima categoría. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Qué tienen en mente? Un repaso de las historias de vida de Gustavo Quinteros, de Vélez; Walter Ribonetto, de Talleres; Alejandro Orfila, de Barracas Central, y Matías Módolo, de Riestra.

Gustavo Quinteros es el más experimentado. Nacido en Santa Fe hace 58 años, fue un caudillo como defensor, marcó 30 goles en 222 partidos, fue nacionalizado boliviano y hasta actuó en la Copa del Mundo de Estados Unidos. Dos partidos en la tierra norteamericana, de los 26 protagonizados con la camiseta verde. Como director técnico inició su carrera en Blooming en 2005, y en la Argentina dirigió solamente a San Martín, de San Juan. Hasta pasó por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Condujo a dos seleccionados: Bolivia y Ecuador. Y en su última etapa, en Chile, consiguió cuatro trofeos en Colo Colo. Estuvo cerca de Independiente y merodeó la escena de Racing.

Quinteros, en el día de la presentación en Liniers; se siente identificado con el gusto futbolístico de los hinchas del Fortín.
Quinteros, en el día de la presentación en Liniers; se siente identificado con el gusto futbolístico de los hinchas del Fortín. - Créditos: @https://twitter.com/Velez

Vélez le abrió las puertas, luego del suspenso de si se mantendría en la elite. ¿Cuál es la idea de Quinteros? “Presionar alto, defender lejos del arco propio y cerca del arco del rival. Es lo que le gusta a la gente de Vélez; intentaremos hacerlo”, advierte en su carta de presentación. Tuvo un fugaz paso por la vieja B Nacional, en San Juan, en 2006/2007. Otro mundo.Siento mucha ilusión, mucha motivación. Es un club grande que tiene historia y fue campeón del mundo. Es un club que da la posibilidad de trabajar, formar un equipo competitivo y estar arriba siempre. Conozco el paladar futbolístico de la gente de Vélez y no tengo dudas de que coincidimos en tratar de tener un equipo protagonista para que la gente disfrute un buen fútbol”, sostiene el hombre que reemplaza a otro ex defensor, Sebastián Méndez, que una vez lograda la permanencia declinó continuar, por motivos personales.

Lo mismo ocurre en Talleres: un zaguero de otra época reemplaza a otro. Walter Ribonetto toma la posta de Javier Gandolfi. Después de tres etapas como defensor en Lanús, “Tino” se retiró en Córdoba. De 49 años, nacido en Corral de Bustos, comenzó su aventura en la conducción de la reserva un año atrás. Se fogueó, se preparó. Y saltó a la cúspide del club.

Walter Ribonetto, ahora dueño de la pelota en Talleres, luego de entrenar a la reserva con buenos resultados.
Walter Ribonetto, ahora dueño de la pelota en Talleres, luego de entrenar a la reserva con buenos resultados. - Créditos: @https://twitter.com/CATalleresdecba

Serio, meticuloso, como conductor de la reserva afrontó 69 partidos entre 2022 y 2023, con 32 victorias, 14 empates y 23 derrotas. La victoria más impactante fue un 4 a 1 en un clásico contra Belgrano. “Lo importante es el grupo de jugadores: siempre les digo que cuando ganan, ganan ellos, y cuando pierden, pierdo yo”. Un calco, cuentan en el pago chico, del pensamiento de su predecesor.

Fue parte del proyecto de inferiores en Lanús, con el que alcanzó la gloria de una liga en el Apertura 2007. Trabajó bajo el calor de Diego Dabove como asistente en Argentinos Juniors, San Lorenzo y Banfield. “Confiá en mí: estoy preparado”, aseguran que le dijo a Andrés Fassi, el hombre fuerte de la T. “Si la pelota entra, sos un fenómeno; si pega en el palo y sale, un desastre”, suele pensar el entrenador que cree que el prólogo de su libro debe rubricar cuatro principios básicos: personalidad, credibilidad, honestidad y capacidad. Y algo central: el DT se adapta a los jugadores, y no al revés.

"Tino" Ribonetto le pidió al presidente Andrés Fassi que confiara en él, porque se sentía preparado para saltar a la primera. - Créditos: @https://twitter.com/CATalleresdecba
"Tino" Ribonetto le pidió al presidente Andrés Fassi que confiara en él, porque se sentía preparado para saltar a la primera. - Créditos: @https://twitter.com/CATalleresdecba

Barracas Central y Riestra, a simple vista, parecen dos intrusos en la primera A. Más allá de algunas polémicas instaladas, el primero se mantuvo y el segundo se presenta. Alejandro Orfila, “Chano”, un uruguayo de 47 años, asumirá en el Guapo, en reemplazo a Sergio Rondina. Es un hombre del ascenso profundo, con intersticios en la categoría mayor: Comunicaciones, Ferro, Atlanta, Defensor Sporting (Uruguay), Belgrano, Morón, Almirante Brown y Temperley. En el Bohemio logró el ascenso a la Primera Nacional en 2019.

Tuvo un breve paso como futbolista por Barracas Central en la temporada 2011-2012, en la que el equipo fue un despiste y quedó 18º en la Primera B. “¡Bienvenido a casa, Chano! Después de tantos años y tantos lindos recuerdos tuyos con nuestra camiseta, hoy me toca a mí darte la bienvenida desde otro lugar, es un orgullo contarle a toda la familia Barraqueña que tenemos entrenador y se llama Alejandro el Chano Orfila”, escribió días atrás Matías Tapia, el presidente del club e hijo del primer mandatario del fútbol argentino, Claudio Tapia.

Matías Tapia y Alejandro Orfila, entre sonrisas; el presidente dio la bienvenida al uruguayo, que vuelve a Barracas Central, ahora como director técnico.
Matías Tapia y Alejandro Orfila, entre sonrisas; el presidente dio la bienvenida al uruguayo, que vuelve a Barracas Central, ahora como director técnico.

Como jugador actuó durante 17 años, y es entrenador desde 2017. “Me gusta asumir la responsabilidad del partido, proponer permanentemente. Me agrada el fútbol dinámico, pensar siempre en el arco del rival”, asume el DT, que suele andar de traje por la vida y por el fútbol. Cuando jugaba, entendió el concepto: si intentaba pisar el balón, se resbalaba. “Entonces, empecé a pegar patadas. Así pude permanecer”, contó con cierta picardía tiempo atrás. Prefiere ir al ataque, pero con recaudos: “El equilibrio lo es todo. Hay que saber interpretar el momento de cada partido”.

También Riestra fue relacionado con una exagerada vehemencia, la mostrada en los tramos decisivos rumbo al ascenso. Patadas permitidas, cuentan. Matías Módolo tiene 36 años, nació en Morón, se retiró a los 27 y cuatro temporadas más tarde se convirtió en “el DT más joven del fútbol argentino”, en mayo de 2018. Entrenaba a Centro Español, en el querible barro de la D, en el que permaneció cuatro años. Más tarde, en Midland logró el torneo Apertura de la B.

Matías Módolo (izquierda), de 36 años, comanda la exigente pretemporada de Riestra sobre la arena.
Matías Módolo (izquierda), de 36 años, comanda la exigente pretemporada de Riestra sobre la arena. - Créditos: @@prensariestra

“Las desventajas son los prejuicios. Es algo que tenés que revertir mostrando capacidad”, contaba. Una reciente nota de LA NACION advertía algunos secretos de su trabajo. “Hay un manual de estilo. Se defiende de una manera, se ataca de otra. Los laterales son diestros y deben tener ida y vuelta. Tienen que correr 12 kilómetros por partido”, define Módolo.

“Ni locos le hacemos un pase al arquero. La orden es siempre saltar líneas. Quizás ahora el arquero juegue más porque Ignacio [Arce] es buenísimo con los pies, pero antes no pasaba”, cuentan los que siguen al equipo de Módolo, compañero de Diego Figueroa –el director deportivo de Riestra– en su época de Midland. “Soy un animal competitivo. Pero, sobre todo, un obrero del fútbol”, asume el joven DT, que al igual que los jugadores lleva y levanta el plato de comida en la “militar” temporada en Pinamar, se lava la ropa y hasta colabora en la limpieza del vestuario.

En primer lugar, rigor, disciplina y orden. Más tarde, el sistema: el 4-4-2 que no se negocia. El equipo ataca mucho y presiona. Suele tener seis jugadores en ataque y defiende con un látigo colectivo. Habrá que ver a un conjunto desesperado por la pelota, entonces. Y en esa desesperación, cierta dosis de malicia. Para marcar el terreno.

Evidentemente, en ese rubro coinciden los cuatro nuevos entrenadores de la Liga Profesional: hay que hacerse un nombre. Y, según dicen, la primera imagen es la que cuenta.