El “estilo Riestra”: jugadores-guerreros, manual de estilo, música electrónica en los partidos y camisetas genéricas

Una imagen inusual: Deportivo Riestra y su entrenamiento en la playa, a las 3 AM; detrás, las luces de una discoteca
Una imagen inusual: Deportivo Riestra y su entrenamiento en la playa, a las 3 AM; detrás, las luces de una discoteca - Créditos: @X @prensariestra

“Hola, ¿qué tal? ¿Está dispuesto a levantarse a las tres de la mañana en verano y entrenarse desde las 3 de la mañana en cuádruple turno?”. Esa es la primera pregunta que escucha un futbolista cuando está a punto de firmar con Deportivo Riestra, que desde fines de enero jugará en primera división, terreno inexplorado durante sus 92 años de existencia. Si la respuesta es afirmativa, la entrevista continúa. El jugador sabe que el equipo tiene un manual de estilo, con normas de convivencia muy específicas. Que los días de partido sólo se escucha música electrónica, que se tiene que lavar su propia indumentaria y limpiar los vestuarios después de usarlos. Sabe, también, que ingresará a un grupo de WhatsApp en el que todos los días recibirá frases motivadoras de Vincent Lombardi, un exentrenador de fútbol americano. Recibirá su copia de “El arte de la guerra”, de Sun Tzu, y deberá ver -si es que no lo hizo aún- la película “El juego de la fortuna”, que tiene a Brad Pitt como protagonista y en la que se cuenta la historia de un equipo de béisbol que basó su éxito en las estadísticas individuales de sus jugadores.

Si el mismo futbolista firma con el equipo del Bajo Flores, recibirá su bolso con la ropa deportiva. La rúbrica del contrato será en medio de latas de la bebida energizante que es el main sponsor del equipo (y mucho más). En los primeros entrenamientos llegarán más preguntas. Una de ellas: “Si te robaran a tu hijo, ¿hasta dónde estarías dispuesto a correr al ladrón?”.

Riestra busca guerreros, más que trabajadores del fútbol. Y tanto sus dirigentes como los jugadores se sienten cómodos en ese papel de “malos de la película”. Los acusaron de pegar más de la cuenta en el ascenso desde la Primera Nacional y de tener un reglamento aparte. “Es problema de quien lo dice. Nosotros no salimos a hablar ni a dar notas”, dice a LA NACION Fernando Salorio, presidente del club. Está hace 16 años y apenas se perdió cuatro partidos de su equipo desde que nació. Aunque eso implicó saltearse el parto de uno de sus hijos.

Los jugadores de Deportivo Riestrra posan en el parador Boutique de Pinamar, donde hacen la pretemporada con vistas a su debut en la Liga Profesional
Los jugadores de Deportivo Riestrra posan en el parador Boutique de Pinamar, donde hacen la pretemporada con vistas a su debut en la Liga Profesional - Créditos: @Marcelo Manera

“El jugador se siente cómodo en el club”, agrega Salorio. Y completa: “Dentro de la cancha juegan un fútbol que cualquier hincha aplaudiría: dejan la vida. Tienen sentido de pertenencia, son aguerridos. Juegan por el club, por la familia y por ellos. Son todos jugadores con hambre, se quieren mostrar y quieren ganar”. El estilo Riestra los llevó desde la desafiliación a la máxima categoría. “Hambre” y “Pertenencia” son dos palabras del manual de estilo que todo integrante del plantel de los Malevos conoce de memoria. Algunos jugadores, como Gonzalo Bravo, van a cumplir diez años en el club. Desde Ferro (Primera Nacional) acaba de llegar Jonathan Herrera, el delantero que alguna vez fue el jugador franquicia de la institución y por el que sus compañeros cobraban premio doble cada vez que le daban una asistencia. “Había jugado con nosotros en todas las categorías y sólo le faltaba la primera. Ahora lo va a poder hacer”. Hizo goles en todas; esperan que repita en la Liga Profesional.

Quien hace las entrevistas con los futbolistas surcó las canchas del ascenso desde que tiene uso de razón. Se llama Diego Figueroa. Todos lo llaman “Pela”. Formado en Platense, hizo goles -era 9- con todas las camisetas que vistió: San Miguel, Laferrere, Excursionistas, Lamadrid, Defensores Unidos, Midland, Estudiantes de Buenos Aires, Barracas Central y Los Andes. En sus últimos años compaginaba su trabajo de goleador con las tareas en la empresa que figura en la camiseta de Riestra. Y pensaba en el equipo del Bajo Flores, que por entonces deambulaba en la B Metropolitana. Algunos lo llamaban “doble agente”, por su pluriempleo. Estaba todo hablado. Hoy, ya retirado, Figueroa es el gerente deportivo del equipo de camiseta negra. El encargado de seleccionar jugadores para reforzarlo. “Seguimos una línea de trabajo que nos trazamos hace diez años: traer lo mejor de la categoría desde la que ascendemos”, cuenta Figueroa a LA NACION desde Pinamar, donde el plantel malevo hace la pretemporada.

¿Quiénes pueden calzarse la camiseta negra? El club tercerizó el scouting (la búsqueda de talentos de acuerdo a las necesidades del equipo), pero todos los candidatos tienen que pasar el filtro de Figueroa. “El identikit del jugador de Riestra es simple: perfiles que se puedan adaptar a la matriz del modelo de fútbol de la empresa”, asegura el exdelantero. Y agrega: “Soy el gerente deportivo, pero tengo que conocer a los jugadores que traigo”. Un ejemplo de esa información privilegiada fue el operativo para traer a Milton Céliz, un ex delantero de Arsenal que llegó al Bajo Flores tras una propuesta tentadora: “Lo seduje con la cinta”, dice Figueroa. Céliz llegó y ya era el capitán de Riestra.

En rigor, Figueroa es el penúltimo filtro antes de que los refuerzos posen para las fotos. El último tiene un apellido pesado y conocido: Víctor Stinfale. Amigo de Diego Armando Maradona; preso y luego sobreseído por la causa Time Warp, el abogado es el dueño de Speed, la empresa que figura en la camiseta de Riestra, el sponsor que es mucho más que un auspiciante común.

En el club están felices con la alianza: “No tiene nada que envidiarle a cualquier sponsor de primera”, asegura Salorio, el presidente. Dicen que lo de Stinfale no es un gerenciamiento. Ni siquiera, de un aporte de capitales privados. “Riestra no es una sociedad anónima deportiva (SAD) ni está gerenciado: es de sus socios e hinchas. Y Stinfale (Víctor) no es ni dirigente. Conversamos sobre los jugadores y somos tres patas: nosotros, la empresa y el gerente deportivo (Figueroa), que sabe mucho de fútbol y es el nexo entre la empresa y nosotros. Este éxito es producto del trabajo conjunto”, relata Salorio, presidente del club.

Víctor Stinfale y Diego Maradona, en el vestuario de Riestra
Víctor Stinfale y Diego Maradona, en el vestuario de Riestra

La realidad es que Stinfale suele dar indicaciones por walkie-talkie y cerca suyo dicen que Riestra es “una mezcla de hobby con marketing”. Las fuentes van más allá: “Él tiene el dominio absoluto. Pone el logo de la bebida energizante como quiere. Usa al arquero de 9. El community manager en redes sociales y jefe de prensa es Valentín Torres Erwerle, el más joven de primera división”, aseguran. Y se jactan de ser “disruptivos”.

Más: “Hay un manual de estilo. Se defiende de una manera, se ataca de otra. Los laterales son diestros y tienen que tener ida y vuelta. Deben correr 12 kilómetros por partido”. Todo en el equipo está tipificado. En el fondo, es un experimento publicitario: los futbolistas que salgan a la cancha tienen que responder a un estilo, el de la garra y la presión permanente. “Ni locos le damos un pase al arquero. La orden es siempre saltar líneas. Quizás ahora el arquero juegue más porque Ignacio (Arce) es buenísimo con los pies, pero antes no pasaba”, cuentan los que siguen al equipo que dirigirá Matías Modolo, ex compañero de Figueroa, el director deportivo de Riestra, en Midland.

¿Cómo jugará Riestra en la Liga Profesional, entonces? El librito es el mismo que los trajo hasta la cima de la pirámide del fútbol argentino. Sienten que no tienen por qué cambiar por codearse con los grandes. El plan de juego puede resumirse en un par de oraciones, aportadas desde el riñón mismo del equipo: “Para jugar en Riestra, los extremos tienen que ser rápidos. Sin velocidad no pueden jugar. Ponemos cuatro nueves: dos de punta y dos por afuera, más dos números cinco en el medio”. El 4-4-2 que los trajo hasta acá no se toca. Hay más genes del ADN Riestra: “El equipo ataca mucho y es de los que más presiona. Eso es lo que tenés que hacer si jugás con cuatro nueves. Además, los internos tienen que ir y venir. Y siempre tenemos seis jugadores en ataque”. Habrá que ver a un equipo desesperado por la pelota, entonces.

El ascenso de Riestra

Siempre en casa

Los Malevos juegan sus partidos en el estadio Guillermo Laza, el hermanito menor del Nuevo Gasómetro en la geografía del Bajo Flores. Hasta acá, cada encuentro se pensó como un show. Música electrónica -infaltable-, jugadores locales que salen a la cancha como si fuera fútbol americano y camisetas negras con el logo grande de Speed -también infaltable- con números correlativos. Stinfale se autodefine como “bilardista y mourinhista”, por lo que adoptó los métodos -y las tretas- de ambos entrenadores. Así, el lateral derecho puede tener la 5, el 9 jugar con la 8 y el arquero cambiar de rol para ser el 9 del equipo . Todo vale.

Pero quienes conocen al abogado -que fue arquero y llegó a ser suplente en la primera de Nueva Chicago- aseguran que ahora deberá cambiar: la Liga Profesional obliga a que los futbolistas usen un número fijo durante toda la temporada. Y a que al salir a la cancha hagan el tradicional saludo “en hilerita”. “Los números eran correlativos y ahora nos cagaron”, dicen cerca del abogado. De todas formas, el show continuará: “Nosotros generamos un estilo. El equipo refleja una marca”, aseguran. Y en esa línea, la idea es que Riestra no se mude de su estadio para jugar en primera. “Vamos a hacer que el estadio quede como si fuera un shopping”, cuentan cerca de Stinfale. El fixture de la Copa de la Liga, en el que reemplazan al descendido Arsenal invirtiendo las localías, le deparó un premio gordo: el fin de semana del 11 de febrero recibirán a River. Ni más ni menos.

El estadio Guillermo Laza, la casa de Deportivo Riestra
El estadio Guillermo Laza, la casa de Deportivo Riestra

Nuestro plan B y C es jugar en Riestra y llegar con todas las refacciones que nos pide la Liga Profesional”, asegura Salorio, el presidente del club. Y agrega: “Las instalaciones son de primer nivel y los vestuarios se reformaron hace dos años. Las comodidades para los planteles ya están. Trabajamos las 24 horas para cumplir con los plazos que nos pidió la Liga Profesional”. El reglamento para la organización, desarrollo y transmisión de la Liga Profesional establece una capacidad mínima de 16 mil espectadores. El Guillermo Laza puede albergar apenas a tres mil personas. ¿Entonces? “La Liga nos dio un plazo para adecuarnos ”, asegura Salorio. Un antecedente reciente juega a su favor: Barracas Central pudo jugar en su propio campo, que tiene un aforo de 4.400 asistentes. No es una cancha cualquiera: lleva el nombre de Claudio “Chiqui” Tapia, actual presidente de la AFA.

Riestra es un equipo peculiar hasta en su indumentaria. En lugar de firmar un contrato con un sponsor técnico para que las diseñe y las provea, la empresa que está detrás del fútbol compra las camisetas negras, genéricas, con el logo de Adidas. Y les estampa tanto la publicidad como el escudo. El atuendo tiene otra única leyenda. “Irak”. ¿Propaganda política del país asiático? Nada que ver. “En la empresa hay 500 empleados y ese es el equipo de Stinfale. ¿La razón detrás del nombre? El país siempre estaba en guerra: con Irán, con Kuwait y después con Estados Unidos. Ese es el origen”, explican fuentes del equipo. Riestra, entonces, recluta soldados. Guerreros que den todos por la causa, más que jugadores talentosos.

Los entrenamientos a cuádruple turno en pretemporada son habituales desde la D. Antes, en las playas deshabitadas de Santa Teresita. Ahora, en el glamour de Pinamar. La esencia no cambia. Mientras Figueroa hace su trabajo en los escritorios buscando refuerzos, el plantel fue el primero en volver a las prácticas: lo hizo el 19 de diciembre. Y desde la costa cuentan la evolución en relación a los años anteriores con una anécdota: “Siempre hacemos pasadas por los médanos. Al tercer día solíamos tener siete chicos con vómitos (por la exigencia). Este año tuvimos sólo dos, lo que marca la superioridad física de este plantel. Y es una premisa: los nuevos tienen que tener más dinámica que los que se fueron”.

“Esto es publicidad y hobby. El equipo refleja la empresa”, dicen cerca de Stinfale, el hombre fuerte del club que no tiene siquiera un contrato firmado con la institución. Y agregan, casi como un mantra: “No aceptamos que los jugadores vuelvan caminando después de una jugada de ataque. Tienen que terminar los partidos infartados. Muertos por el esfuerzo”, grafican.

Aseguran que el equipo “irá para adelante y no perderá agresividad por haber ascendido. Los futbolistas juegan por las familias, no por la plata”. Vincent Lombardi, el gurú del fútbol americano cuyas frases aparecen a diario en el grupo de WhatsApp del equipo, dice algo parecido con otras palabras: “La diferencia entre una persona exitosa y una que no lo es no es, la falta de fuerza o de conocimiento, es la falta de voluntad” .