El Gobierno mantiene a Sergio Massa al margen de la pelea contra la Corte Suprema para “no desgastarlo”

El ministro de Economía, Sergio Massa, y su de Educación, Jaime Perczyk, ayer, en una conferencia de prensa
El ministro de Economía, Sergio Massa, y su de Educación, Jaime Perczyk, ayer, en una conferencia de prensa

Durante la agitada jornada del martes, y mientras el presidente Alberto Fernández y sus colaboradores intentaban torcerle al brazo a gobernadores reacios a acompañar el pedido de juicio político contra la Corte Suprema, Sergio Massa trabajaba en la refinanciación de la deuda en pesos y compartía un acto con el ministro de Educación, Jaime Perczyk, ya repuesto de los efectos de la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus.

Ninguna voz oficialista se alzó pidiendo que Massa tome una postura en la embestida contra el presidente de la Corte, Horacio Rosatti, y el resto de los miembros del Tribunal. “A (Sergio) Uñac le van a pedir explicaciones, a él no se la van a pedir. Tiene que hacer lo suyo”, reconocieron cerca del ministro de Economía, hoy por hoy la mejor opción que le queda al oficialismo de cara a las elecciones de octubre, según fuentes del Frente de Todos.

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Desde el massismo, y también desde los demás sectores que componen el Frente de Todos, como el cristinismo e incluso el albertismo, coinciden. El acuerdo tácito es “preservar” al ministro de Economía de una pelea que, en principio, el oficialismo está dispuesto a dar y perder en el Congreso, por falta de votos suficientes. “Hay una decisión política de todos en el espacio de no desgastarlo, de no mancharlo, de no hacerlo jugar batallas que están perdidas”, afirmaron cerca del ministro, quien ante su mesa chica sigue bajando el mismo discurso: solo se dedica a la gestión.

“Todos tienen claro que no me entra un tema más”, reconoció con ironía el ministro de Economía en las últimas horas, según dirigentes que comparten su cotidianeidad. En su agenda de preocupaciones prioritarias figuran, entre otras, los acuerdos con los organismos internacionales de crédito, la pelea contra la inflación, la acumulación de reservas para el Banco Central, el plan Gas, las negociaciones paritarias y los inminentes acuerdos económicos con Brasil y Alemania, entre muchos otros. Este listado de temas explicaría su silencio ante el ataque motorizado por el Presidente, al que adhieren los leales a Cristina Kirchner, pero sin unanimidad entre los gobernadores peronistas.

Confiados en que sus gestiones lleguen a buen puerto en el decisivo año electoral que ya comenzó, entre los dirigentes que rodean al ministro de Economía hay otra certeza: la pelea contra la Corte dejará heridos en el oficialismo, y el exjefe de gabinete kirchnerista será uno de los encargados de tender puentes con el Tribunal. “Alguien tiene que quedar para recuperar el vínculo, aunque la Corte que venga va a ser distinta que la que está ahora”, comentaron desde un despacho fuera de la Casa Rosada.

Sobre el caso del gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, que no estuvo en la firma del acuerdo para enjuiciar a la Corte, cerca de Massa negaron cualquier “influencia” sobre la decisión del mandatario provincial y deslizaron que estaría en el exterior por un tema de salud familiar. Arcioni es uno de los mandatarios provinciales que responde al trigrense.

La preocupación oficial por sostener un clima de “racionalidad” en las decisiones de gobierno que no afecten a la economía sobrevuela la actual embestida contra la Corte. De hecho, y según coincidieron altas fuentes oficiales, fue la mano derecha de Massa, su secretario de Legal y Técnica, Ricardo Casal, quien junto al vicejefe de gabinete, Juan Manuel Olmos, trabajaron días atrás en una solución intermedia, la del pago con bonos para no desconocer el fallo de la Corte que aumentó un 0,6 por ciento la masa coparticipable para la ciudad de Buenos Aires. Una decisión que mereció la crítica directa de la vicepresidenta, pero que no salpicó al ministro de Economía.

“Unidad”, reclamaron desde el massismo, expectante por el acuerdo de no agresión con el cristinismo. A la vez, se entusiasmaron con una inflación “que empiece con 3″ en los próximos meses, una estadística que-especulan-podría favorecer las chances del Frente de Todos en las próximas elecciones presidenciales.