El Gobierno francés trata de calmar a los agricultores con concesiones

Los bloqueos de carreteras y protestas agrícolas que han causado caos en el tráfico obligan al Gobierno de Macron a hacer concesiones. Los agricultores quieren que se tomen medidas para abordar los crecientes costes y lo que consideran como un exceso de regulación. También tratan de lograr mejores remuneraciones y protección frente a las importaciones.

Durante una visita a una granja ganadera, el primer ministro francés, Gabriel Attal, prometió simplificar los procedimientos burocráticos y reducir el impuesto al combustible diésel.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno por calmar los ánimos, no parece que la jornada de este viernes suponga el último episodio de protestas, que han tomado una dimensión de crisis para el Ejecutivo francés que evoca la de las manifestaciones de los chalecos amarilllos de 2018 y 2019 contra la injusticia económica, que sacudieron el primer mandato del presidente Macron y afectaron a su popularidad.

Esta vez, el nuevo primer ministro de Macron, Gabriel Attal, cuyo temple se ha puesto a prueba apenas dos semanas después de asumir el cargo, espera apaciguar y ganarse a los agricultores con una serie de medidas que anunció durante una visita a una granja ganadera en el sur de Francia este viernes por la tarde. La batería de medidas incluye “simplificar drásticamente” ciertos procedimientos técnicos “a partir de hoy”, y el fin progresivo de los impuestos al combustible diésel para los vehículos agrícolas.

El primer ministro, vestido con traje y corbata y leyendo notas que descansaban sobre un fardo de heno, dijo que el Gobierno había decidido “poner la agricultura por encima de todo”; unas palabras que repitió en numerosas ocasiones. En un aparente guiño a la extrema derecha, Attal dijo que toca “proteger nuestra herencia e identidad” porque la agricultura francesa define “quiénes somos”.

Descontento agrícola a nivel europeo

Los disturbios en Francia también son sintomáticos del descontento en los núcleos agrícolas de toda la Unión Europea. El influyente y fuertemente subsidiado sector se está convirtiendo en un tema candente antes de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo junio. Los partidos populistas y de extrema derecha esperan sacar provecho del descontento rural con los acuerdos de libre comercio, los costes onerosos empeorados por la guerra de Ucrania y otras quejas.