No más nuevas gasolineras: El plan de Sacramento contra el cambio climático

El Concejo Municipal de Sacramento votó a favor de aprobar un marco general para construir viviendas cerca del transporte público y reducir la dependencia del automóvil en las próximas dos décadas, al tiempo que se reducen las emisiones de carbono en respuesta al cambio climático.

Entre las muchas nuevas políticas, el Plan General recién aprobado prohíbe las gasolineras y los servicios en el auto. También pone fin a las obligaciones de estacionamiento para las nuevas construcciones y concede una densidad prácticamente ilimitada a los proyectos de construcción de viviendas en zonas unifamiliares.

“Se trata de un documento histórico”, declaró el alcalde Darrell Steinberg sobre el plan general, que, según dijo, hará de Sacramento una ciudad más transitable, apta para el uso de bicicletas y asequible. “Representa los verdaderos valores progresistas de esta comunidad: vivienda para todos”.

Con este plan, aprobado el martes por la noche, Sacramento se convierte en la primera jurisdicción del país que permite la construcción de un número ilimitado de viviendas en un vecindario unifamiliar siempre que cumplan las restricciones de altura y de otro tipo.

También permite a los propietarios construir en porciones más grandes de sus lotes, exige que prácticamente todas las viviendas nuevas se construyan dentro de las zonas urbanizadas existentes y fomenta que las nuevas construcciones funcionen con electricidad en lugar de gas fósil.

Estas políticas pretenden contribuir a la consecución del Plan de Acción y Adaptación al Cambio Climático de la ciudad, también aprobado el martes, que traza una ruta para reducir drásticamente para 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte y los edificios, en camino hacia la neutralidad de carbono para 2045.

El plan climático de Sacramento se diseñó para cumplir el mandato estatal de California de reducir para 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero un 48% por debajo de los niveles de 1990, un objetivo que el propio Estado podría no alcanzar.

El plan climático, que ha sido objeto de críticas por parte de grupos ecologistas locales, estimaba la contaminación anual por gases de efecto invernadero de Sacramento en unos 3.4 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente al año, el 94% de las cuales proceden del transporte y los edificios.

Con el ritmo actual de quema de combustibles fósiles para alimentar los autos y calentar los edificios, el plan calcula que hay que reducir anualmente unas 540,000 toneladas de dióxido de carbono para cumplir el objetivo de 2030, que se acerca rápidamente, y alcanzar la neutralidad de carbono en 2045.

Para conseguirlo, la ciudad depende en gran medida del plan de carbono cero del Distrito Municipal de Servicios Públicos de Sacramento para casi la mitad de todas las reducciones de emisiones. Se calcula que la adopción de vehículos eléctricos supondrá el 17%, y la contaminación por residuos municipales, el resto de los recortes.

El plan fija objetivos para el transporte público, con la meta de que el 11% de todos los viajeros de la ciudad lo usen en 2030. También pretende aumentar la cubierta arbórea urbana de la ciudad y construir más de 30 millas adicionales de carriles para bicicletas.

El alcalde Steinberg declaró que todas estas políticas, incluida la prohibición de nuevas gasolineras y servicios en el auto, tienen que ver “con la calidad de vida, en todas nuestras comunidades, pero especialmente en aquellas que se han quedado atrás durante demasiado tiempo”.

El objetivo, dijo, es mantener a los habitantes fuera de sus autos y que puedan caminar, ir en bicicleta o tomar el transporte público de forma segura entre las tiendas de comestibles, el trabajo y el hogar. Al fomentar la densidad de viviendas y limitar el desarrollo descontrolado, la ciudad puede contribuir a acortar los desplazamientos al trabajo y, por extensión, a reducir la contaminación por carbono que calienta el planeta.

“Cuanto más cerca planifiquemos los lugares donde la gente trabaja, vive y juega, menos gente usará auto”, afirmó Steinberg. “Eso, por definición, incluye el clima”.

A medida que la gente de todo el mundo sigue quemando más combustibles fósiles y las temperaturas globales baten récords preocupantes, Sacramento puede esperar ver más calor extremo, sequías, incendios forestales e inundaciones en los próximos años y décadas.

Sacramento es uno de los muchos gobiernos locales de California y del país que responden a la crisis climática con planes de reducción de las emisiones de carbono que podrían ayudar colectivamente a frenar el calentamiento atmosférico y proteger a los habitantes contra fenómenos meteorológicos extremos.

Los activistas locales acogieron con satisfacción el nuevo marco de adaptación climática de la ciudad, pero lo criticaron por depender en gran medida de la adopción de vehículos eléctricos, argumentando que simplemente no logrará reducir las emisiones lo suficientemente rápido.

El año 2023 fue el más caluroso jamás registrado, y los científicos sostienen que se está cerrando la ventana para reconducir la nefasta tendencia al calentamiento del planeta. Esto hace que los activistas locales consideren urgente adoptar más medidas e invertir más para proteger a los habitantes de Sacramento contra los fenómenos climáticos extremos.

El año pasado, un grupo de organizaciones locales de defensa del clima criticó duramente los esfuerzos de la ciudad por abordar los problemas climáticos. Un exhaustivo boletín de calificaciones elaborado por Sacramento 350 dio a la ciudad una calificación de “D”, argumentando que la ciudad ha actuado con poca urgencia en relación con el clima.

“Necesitamos un mejor transporte público, ciudades transitables y ciudades favorables al uso de la bicicleta. Necesitamos un desarrollo infill [en áreas urbanas o suburbanas ya existentes que estén subutilizadas o vacías]. Hemos estado diciendo esto durante mucho tiempo”, dijo Katie McCammon, directora de proyectos de Sacramento 350, quien señaló que el proceso para este plan comenzó en 2019.

Lamentó que esta actualización del plan climático estuviera prevista inicialmente para 2021, después de que la comisión del alcalde sobre el cambio climático publicara sus recomendaciones en 2020. El plan climático más reciente se publicó en 2012.

“No es que no haya líderes que lo intenten. Tienen un trabajo duro”, dijo. “Pero estamos en una posición en la que tenemos que seguir presionando, recibiendo información actualizada de los científicos del clima y pidiendo a los líderes un futuro habitable”.

Lo que preocupa especialmente a Anne Stausboll, ex directora de inversiones de CalPERS y presidenta de la comisión del alcalde sobre el cambio climático, es la falta de fondos para aplicar el nuevo plan climático de la ciudad.

Según una consultora, los costos totales de aplicación ascenderían a $3,200 millones, pero el Concejo Municipal solo ha asignado hasta ahora $4.5 millones. La consultora argumentó que la ciudad necesitará una estrategia para financiar, como mínimo, $664 millones a prioridades clave.

Los servicios de transporte público, la construcción de carriles para bicicletas y pasarelas peatonales, el mantenimiento de los árboles y la construcción de infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos se destacaron como las acciones de mayor costo del plan.

“La decepción para mí es que han hecho toda esta planificación y sabían cuánto iba a costar”, dijo Stausboll. “Es estupendo tener un plan ambicioso, pero también hay que tener un financiamiento ambicioso para poder aplicarlo”.

En respuesta a las peticiones de comentarios, la vocera municipal Kelli Trapani dijo en un comunicado enviado por correo electrónico que “el personal seguirá evaluando las oportunidades viables y buscando más recursos.... Las medidas que no se financien a través de fuentes externas tendrán que financiarse gradualmente a través del proceso presupuestario anual de la ciudad”.

El plan general de la ciudad y el plan climático entran oficialmente en vigor el 28 de marzo.