Todo comenzó como algo pequeño: Cómo ganó el virus en EEUU

Todo comenzó como algo pequeño.

Un hombre que vivía cerca de Seattle tenía una tos que no se le quitaba. Una mujer de Chicago tenía fiebre y no podía respirar bien. Para mediados de febrero, solo se sabía de quince casos de coronavirus en Estados Unidos, y todos estaban vinculados de manera directa con China.

Por todas partes surgieron brotes invisibles. Estados Unidos ignoró las señales de advertencia. En este trabajo intentamos reconstruir cómo fue que la epidemia se salió de control.
Por todas partes surgieron brotes invisibles. Estados Unidos ignoró las señales de advertencia. En este trabajo intentamos reconstruir cómo fue que la epidemia se salió de control.

“En unos cuantos días, estos quince casos se habrán reducido casi a cero”, afirmó el presidente Donald Trump. Los pacientes fueron aislados. Sus contactos fueron monitoreados. Y se restringió el ingreso a viajeros procedentes de China.

La prohibición de la llegada de personas procedentes de China tuvo un éxito parcial: se calcula que solo unos cuantos viajeros contagiados en China entraron al país sin ser detectados antes de que se impusieran las restricciones el 2 de febrero. Pero no fue suficiente. Solo era visible una pequeña parte del panorama.

En febrero, procedente de otros países de Asia, Europa y del resto del mundo, llegó una gran oleada de viajeros contagiados —un modelo propone que aproximadamente mil— y cada uno constituía una peligrosa chispa que podía desencadenar un brote más grande.

Muchos de esos contagios se disiparon pero, para mediados de febrero, algunos se activaron y se convirtieron en brotes que se esparcieron de manera invisible. Alrededor de unos 2000 contagios silenciosos ya estaban propagándose por las principales ciudades de Estados Unidos.

El país no era consciente de su propia epidemia. Muchas pruebas proporcionadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades no funcionaron y solo hubo exámenes suficientes para las personas que habían ido a China o que habían tenido contacto con unos cuantos casos confirmados. Durante las dos semanas siguientes, se duplicó el número de casos de los brotes invisibles, y luego se duplicaron tres veces más.

The New York Times hizo un seguimiento de la propagación silenciosa de la epidemia para explicar cómo Estados Unidos no pudo detenerla. En todos los momentos cruciales, los funcionarios estadounidenses iban semanas o meses rezagados de la realidad del brote. Lo más probable es que esos rezagos hayan costado decenas de miles de vidas.

Estalló sin que nadie se diera cuenta

A fines de febrero, los principales expertos en salud a nivel federal concluyeron que era probable que el virus se propagara por todas partes en Estados Unidos. Los funcionarios del gobierno sabían que tendrían que exhortar a la población a que adoptara las medidas de distanciamiento social, como evitar las multitudes y permanecer en casa.

Por todas partes surgieron brotes invisibles. Estados Unidos ignoró las señales de advertencia. En este trabajo intentamos reconstruir cómo fue que la epidemia se salió de control.
Por todas partes surgieron brotes invisibles. Estados Unidos ignoró las señales de advertencia. En este trabajo intentamos reconstruir cómo fue que la epidemia se salió de control.

No obstante, Trump quería evitar un trastorno en la economía. Así que, a fines de febrero, algunos de sus asesores de salud, a petición del presidente, les dijeron a los estadounidenses que podían seguir viajando dentro del país y continuar con su vida normal.

Y así lo hicieron. Los datos demuestran que millones de personas viajaron por todo el país. Algunos eran portadores del virus sin saberlo.

Para el 13 de marzo, cuando Trump impidió la entrada a los viajeros procedentes de Europa, estas restricciones fueron prácticamente inútiles. El brote ya se había estado propagando durante semanas de manera generalizada en la mayoría de los estados.

Por la tardanza murieron miles de personas

Frente a un brote que había superado la capacidad de realizar pruebas o rastreos, los funcionarios estadounidenses no tuvieron otra alternativa que pedirle a la población que se resguardara en casa.

El 16 de marzo, semanas después de que los funcionarios de salud concluyeron en privado que se necesitaría una respuesta más activa, Trump les pidió a los estadounidenses que limitaran sus viajes, evitaran reunirse en grupos y no fueran al trabajo ni a la escuela si se sentían enfermos. Uno por uno, los estados emitieron órdenes de permanecer en casa y cerraron las empresas.

El brote disminuyó en los lugares donde las medidas se adoptaron con relativa rapidez. Pero en la ciudad de Nueva York, los dirigentes políticos esperaron días determinantes para cerrar las escuelas e imponer la orden de permanecer en casa mientras el virus circulaba fuera de control.

Los investigadores de la Universidad de Columbia calculan que se habrían podido evitar más de 22.000 fallecimientos en el área de la ciudad de Nueva York, si tan solo una semana antes se hubiera implementado el distanciamiento social en el país.

Las estimaciones indican que aproximadamente 36.000 decesos a nivel nacional se habrían podido evitar a principios de mayo si el distanciamiento social hubiera empezado antes.

Notas

Lo que sabe el Times acerca del brote inicial en Estados Unidos se basa en los reportes de casos, patrones de viajes, secuencias genéticas y simulaciones de la enfermedad que representan el curso del brote con base en cómo se propagó y en lo que se sabe sobre el virus. Todos los modelos son estimaciones, y es imposible saber con certeza el origen de cada contagio o el número de contagios que no se confirmaron por medio de pruebas.

NEW YORK, NEW YORK - JULY 07: People gather to watch members of the New York Philharmonic perform a surprise free show outside Lincoln Center on July 7, 2020 in New York City. The New York Philharmonic has been closed since March 10th due to the ongoing coronavirus pandemic and will remain closed until 2021. (Photo by Noam Galai/Getty Images)
. (Photo by Noam Galai/Getty Images)

No existen conteos oficiales exhaustivos de los casos, de los fallecimientos ni de las pruebas en todo el país. Los casos confirmados proceden de una base de datos del Times elaborada con la información de los funcionarios federales, estatales y locales. Los casos se muestran por áreas estadísticas basadas en el núcleo o por condado para los casos fuera de esas áreas. Los primeros quince casos están identificados por área estadística. Tal vez esas identificaciones no coincidan con los nombres de las ciudades precisas en las que se vieron los casos.

Los patrones de viajes que muestra el Times representan los movimientos entre las áreas estadísticas basadas en el núcleo, según los datos acumulados de la ubicación de teléfonos celulares anónimos que recabó Cuebiq, una empresa de inteligencia de datos que rastrea la ubicación de más de quince millones de teléfonos móviles en Estados Unidos. Los datos registran los viajes, no los viajeros particulares, e incluyen los traslados entre las áreas estadísticas, así como los viajes de mayores distancias. No se muestran algunas rutas de poca importancia o cortas. La disminución de movimiento ocasionada por el distanciamiento social se basa en las mediciones de Cuebiq del rango promedio que viaja la gente de cada zona a diario. Los efectos del distanciamiento social se tomaron de “Social Distancing Is Effective at Mitigating COVID-19 Transmission in the United States” (El distanciamiento social es eficaz para mitigar la transmisión del coronavirus en Estados Unidos), una investigación de Lauren Gardner y otros colaboradores.

Los cálculos del número de contagios no detectados en once ciudades de Estados Unidos provienen del modelo de la Universidad del Nordeste, por cortesía de Alessandro Vespignani, así como los cálculos del número de viajeros contagiados no detectados que llegaron a Estados Unidos procedentes de otros países. También se consultó “The Effect of Travel Restrictions on the Spread of the 2019 Novel Coronavirus (COVID-19) Outbreak” (El efecto de las restricciones a los viajes sobre la propagación del brote del nuevo coronavirus 2019 (COVID-1), un estudio de Matteo Chinazzi, Jessica T. Davis y otros investigadores que fue publicado en la revista Science.

Las estimaciones del número de personas contagiosas que salieron de Nueva York y de Seattle provienen de un modelo de Sen Pei y Jeffrey Shaman de la Universidad de Columbia. Los cálculos del número de decesos que habrían podido evitarse con un distanciamiento social más anticipado proceden de “Differential Effects of Intervention Timing on COVID-19 Spread in the United States” (Efectos diferenciales del momento de la intervención sobre la propagación del COVID-19 en Estados Unidos), una investigación realizada por Pei y otros científicos que se publicó en medRxiv.org.

Las muestras genéticas del virus provienen de Nextstrain. El Times presenta las muestras agrupadas por los nombres que les fueron asignados antes del 1 de mayo de 2020. La relación de los brotes de Estados Unidos procedentes de la ciudad de Nueva York se basa en un análisis del Times de los patrones de viajes, así como en el estudio de las mutaciones genéticas del profesor adjunto Trevor Bedford, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson y de la Universidad de Washington. La información que el Times maneja sobre la relación genética entre Nueva York y Nueva Orleans es gracias a Karthik Gangavarapu, un científico de la computación de Scripps Research y a Bedford.

Las conclusiones de los funcionarios de salud federales en febrero sobre la probabilidad de la propagación del virus provienen de los reportajes del Times. El 26 de febrero, en una conferencia de prensa, Trump afirmó que los casos disminuirían casi a cero en pocos días. En una conferencia de prensa del 29 de febrero, los funcionarios de salud invitaron a los estadounidenses a seguir con su vida normal. En un tuit del 2 de marzo, el alcalde Bill De Blasio alentó a los neoyorquinos a que hicieran lo mismo. En una rueda de prensa del 16 de marzo, Trump recomendó a los estadounidenses que evitaran viajar.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company