Gali: Esperábamos de España lo que Portugal hizo con Timor Leste, vía referéndum

Campamentos saharauis de Tinduf (Argelia), 20 may (EFE).- El líder del Frente Polisario, Brahim Gali, considera en una entrevista por cuestionario con EFE que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, "no dejó otra opción que congelar las relaciones", tras su giro sobre el Sáhara Occidental, y que lo que esperaba de España es "lo que Portugal hizo con su excolonia Timor Leste, vía referéndum, que culminó con la independencia".

Gali preside hoy un gran desfile militar en los campamentos de refugiados saharauis, en Argelia, para conmemorar los 50 años de la primera acción bélica contra la colonización española (1884-1976), en la que él mismo participó, porque asegura había "motivos más que suficientes para la revolución contra la injusticia".

Primer secretario general del Polisario (1973), volvió a ser reelegido para un tercer mandato en enero en esta segunda etapa de liderazgo, en un momento en el que el movimiento independentista también ha retomado la lucha armada con el fin del alto el fuego con Marruecos en 2020, que prevé intensificar.

PREGUNTA: Las relaciones con España han sufrido altibajos en este medio siglo hasta la suspensión actual, ¿qué supuso para el Polisario el giro de Madrid sobre el futuro del Sáhara Occidental?

RESPUESTA: España no es cualquiera respecto al conflicto. Esperábamos un cambio, pero en otro sentido. Establecer un serio y directo esfuerzo como el que hizo Portugal en su momento respecto a su excolonia Timor Leste, decisivo en una solución democrática, vía referéndum, que culminó con la independencia. Con esta nueva traición al pueblo saharaui de alinearse claramente con el régimen expansionista, agresor y ocupante marroquí, el Gobierno de Sánchez no dejó al Polisario otra opción que congelar las relaciones.

P: ¿Qué cree que motivó a España a apoyar la tesis marroquí?

R: Es una pregunta que fue dirigida muchas veces al mismo Pedro Sánchez y su ministro de Exteriores, sin la mínima aclaración ni a los saharauis ni a la opinión pública ni a los militantes del PSOE ni a sus propios socios de Gobierno. Por supuesto que este comportamiento levanta dudas y sospechas. Es incomprensible y totalmente sospechoso, como fue el caso de Felipe González que pasó de ser el aliado número uno en España de la causa saharaui, a ser el primer defensor y abogado del rey de Marruecos, tanto en España como en Latinoamérica y el mundo. Es sospechoso porque este comportamiento implica cierto clan o personas del PSOE como (José Luis Rodríguez) Zapatero, (Miguel Ángel) Moratinos, (Elena) Valenciano o (López) Aguilar. Sospechoso también porque no deja de saltarse a los medios de comunicación la posibilidad de la existencia tras ello de ciertos intereses personales o chantajes por fraude o espionaje.

P: ¿En qué se parece y en qué se diferencia el Frente Polisario de hace 50 años al actual?

R: Como movimiento de liberación nacional no ha habido el mínimo cambio. El Polisario y el pueblo saharaui son una misma realidad. Por otra parte, claro está que hay una grandísima diferencia entre un movimiento revolucionario en fase de fundación, formado por unos cuantos jóvenes militantes y el de hoy; una organización política bien estructurada, a nivel interno como en el mundo, internacionalmente respetada y reconocida como legítimo y único representante del pueblo saharaui.

P: Como Brahim persona, ¿cómo recuerda sus vivencias durante la colonización española que le llevaron a liderar el brazo armado?

R: Soy uno más de todos los saharauis que vivieron las prácticas coloniales a las que fue sometido nuestro pueblo; una combinación de ignorancia, pobreza, segregación y, al mismo tiempo, de explotación del ser humano saharaui y el saqueo masivo de los recursos naturales de su tierra.

Para mí como para los otros saharauis eran motivos suficientes para la revolución contra la injusticia y la reivindicación de nuestros legítimos derechos. Esa represión y esa brutalidad (secuestro y la desaparición de Mohamed sid Brahim Basiri en 1970 como detonante) fueron un doloroso golpe para todos los saharauis y, prácticamente, no dejó otro camino que el elegir la lucha armada.

P: En el último congreso de enero, decidieron intensificar esta lucha, ¿puede explicar por qué y en qué medida cree que puede ayudar a lograr sus objetivos?

R: Reiterar que acudir a la lucha armada nunca fue la opción más preferida del Polisario o por el pueblo saharaui, si no que fue impuesta, en los años setenta, y obligada a retomarla el 13 de noviembre de 2020, ante la injusticia, la represión y la intransigencia de los agresores. El pueblo saharaui ha dejado más claro, con toda paciencia y cooperación, y durante tres décadas, que es un pueblo pacífico y que su voluntad es la de llegar a una solución política y democrática, como es un referéndum. En el marco de la legalidad internacional, como cuestión de descolonización inconclusa que sólo se puede resolver respetando el inalienable derecho de la autodeterminación e independencia. La lucha armada es reconocida por las Naciones Unidas como derecho legítimo para los pueblos oprimidos y colonizados.

P: ¿En qué ha cambiado la situación en la berma (muro de separación en el Sáhara Occidental) con Marruecos tras esta decisión?

R: No se puede comparar una situación de tregua con la de una confrontación armada. Simplemente, estamos en situación de guerra, con sus consecuencias directas, como víctimas mortales y daños materiales, como indirecta, especialmente en el estado de emergencia, tanto a nivel de las tropas como a nivel de Estado (marroquí). Aunque Marruecos lo niega, los efectos de la guerra se notan en distintos aspectos, como el creciente gasto militar en un país bien conocido por su crítica situación económica.

P: Como presidente de la proclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), ¿cómo aborda la gestión desde el exilio?

R: Es el único caso en el que, desde el primer momento, se tomó la decisión de asumir paralelamente las responsabilidades de la guerra de liberación y la de construcción de un estado saharaui. Para muchos, esa idea es un reto casi imposible que los saharauis transformaron en realidad. Tenemos un estado que fue reconocido por más de 84 países del mundo, miembro fundador en la Organización de la Unión Africana.

P: ¿Sienten que han perdido apoyo en la arena internacional desde que el presidente estadounidense Donald Trump reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental?

R: Era de esperar que un tuit de Donald Trump tuviera cierto efecto mediático. Pero de ahí a perder apoyo, en la realidad, es algo que, más que nadie, se atribuye a los medios cercanos al Majzen marroquí. No notamos cambios en el apoyo a nuestra causa en el mundo. La ONU mantiene claro que tuits o, incluso decisiones, de este tipo no cambian nada del estatus del Sáhara Occidental como territorio no autónomo, en fase de descolonización. La misma actual administración estadounidense mantiene esa posición y reitera su apoyo a los esfuerzos de la ONU.

P: ¿Qué debería ocurrir para un acercamiento con España?

R: Todo lo que se requiere de los gobiernos españoles es cumplir con la legalidad internacional y con sus obligaciones legales, morales y políticas con el pueblo saharaui y con el derecho internacional y el derecho internacional humanitario.

Laura Fernández Palomo

(c) Agencia EFE