¿Funcionan las bombas de calor en invierno? Los expertos explican por qué los países nórdicos son los que más aparatos han instalado
A Oyvind Solsta se le encendió la bombilla de las bombas de calor cuando leyó que la energía caliente que producen supera con creces la cantidad de electricidad que consumen.
La instalación de una bomba de calor en su casa situada en las colinas de Oslo ha beneficiado enormemente a este asesor de comunicaciones de 56 años de una empresa ferroviaria: ha mejorado su confort, sus finanzas y su huella climática.
Noruega es uno de los países con más bombas de calor per cápita, junto con sus vecinos Finlandia y Suecia.
"Cuando investigué sobre el tema, leí que una bomba de calor puede generar el equivalente en calor de tres o cuatro veces la cantidad de electricidad que le metes", explica Solsta.
"Sólo con ese dato se me encendió una bombilla en la cabeza y pensé: 'Esto tiene que ser ingenioso'".
Cientos de miles de noruegos han tenido la misma brillante idea, incluido el príncipe heredero Haakon, que ha hecho instalar bombas de calor en su residencia oficial.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) considera esta tecnología tan decisiva para combatir el cambio climático como los vehículos eléctricos, ya que las soluciones de calefacción generan unos 4.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, lo que representa el 8% de las emisiones mundiales.
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¿Funcionan las bombas de calor en climas fríos?
El hecho de que los países nórdicos, conocidos por sus duros inviernos, se encuentren entre los mayores usuarios desmiente la suposición, a menudo extendida, de que la tecnología no funciona cuando la temperatura desciende en picado.
Este mito ha alimentado la resistencia en toda Europa continental.
"Hay muchos falsos mitos sobre las bombas de calor. Algunos países productores de petróleo y gas, como Rusia, algunas personas, algunos sectores y algunas empresas no quieren ver esta transición", explica Caroline Haglund Stignor, investigadora de los institutos de investigación RISE de Suecia.
"Sí, las bombas de calor funcionan en climas fríos. Sí, las bombas de calor funcionan en edificios antiguos".
Para calentar una vivienda, las bombas de calor extraen el calor exterior -que existe incluso en climas fríos- y lo inyectan en el interior.
Los primeros modelos no incluían sistemas de descongelación ni compresores de velocidad variable, que hoy en día les permiten funcionar con más eficiencia en una gama más amplia de temperaturas.
Aunque su eficiencia disminuye un poco con el frío, siguen siendo más eficientes y ecológicas que otras opciones, dicen los expertos.
¿Son mejores las bombas de calor que la calefacción eléctrica?
"Se trata de una tecnología madura que funciona, probada para mantener calientes millones de hogares cada invierno. Pero está en continuo desarrollo para hacerla aún mejor", afirma Stignor.
Según un estudio del grupo independiente Regulatory Assistance Project (RAP), las bombas de calor de fuente de aire para climas fríos pueden ser hasta dos veces más eficientes que la calefacción eléctrica cuando las temperaturas exteriores descienden a -30 Celsius.
En Francia, los detractores de las bombas de calor también argumentan que provocan un mayor consumo de electricidad, no funcionan bien en todas las condiciones, como en viviendas mal aisladas, y requieren una instalación costosa.
Las calderas de gas y gasóleo siguen siendo populares en muchos países.
En Alemania, los socios de la coalición llegaron este año a un acuerdo para prohibir las calefacciones de origen fósil a partir de 2045.
El Estado subvenciona ahora las bombas de calor, que en 2022 sólo se utilizaban en el 3% de los hogares, y las ventas están empezando a despegar.
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¿Cómo ayudan las bombas de calor a los noruegos a ahorrar dinero?
A diferencia de muchos países europeos, Noruega casi no tiene calefacción urbana y prohibió los hornos de gasóleo en enero de 2020.
Para mantenerse caliente durante sus fríos inviernos, el país depende principalmente de su abundante y limpia electricidad, gracias a sus vastos recursos hidroeléctricos.
Al producir entre tres y cinco kWh de energía térmica por cada kWh de electricidad consumida, las bombas de calor son instrumentos de eficiencia energética -un aspecto clave de la lucha contra el cambio climático- y también permiten a los consumidores realizar importantes ahorros.
Tras sustituir su radiador eléctrico por una bomba de calor aire-aire hace dos años, Solstad vio cómo se reducían sus facturas de electricidad.
"En los cuatro primeros meses, nuestro consumo disminuyó un 20% respecto al año anterior, a pesar de que entretanto compramos un coche eléctrico", afirma.
Aunque su inversión inicial pueda parecer costosa, unos 2.500 euros incluida la instalación, cree que se amortizará "en pocos años".
Además, su bomba de calor funciona como aire acondicionado en verano.
Cuando los precios de la electricidad se dispararon el año pasado durante la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, las ventas de bombas de calor alcanzaron un récord en Noruega, con un aumento del 25%.
La tendencia continuó en el primer semestre de este año.
"Los noruegos han comprendido que en los próximos años pueden esperar precios de la electricidad más altos que en el pasado", explica Rolf Iver Mytting Hagemoen, director de la Asociación Noruega de Bombas de Calor (NOVAP).
"Y la eficiencia energética es un tema cada vez más candente", precisó.