Fui vegana durante un mes y no volveré a serlo nunca más

La nueva tendencia de la moda es hacerse vegano. Ahora todos comen sano, evitan los productos de origen animal y compran sus alimentos directamente a los productores locales. Todo parece indicar que es la fórmula perfecta para mantenerse saludable y obtener los nutrientes que necesitamos. Así que cuando dos de mis mejores amigos se hicieron veganos y me hablaron de la dieta, decidí darle una oportunidad.

Al comienzo todo iba bien. Seguía al pie de la letra la dieta e incluso comía ensalada, algo que antes no solía hacer. Incrementé mi consumo de frutas y vegetales, incluía en mis comidas platos a base de frutas y verduras y añadí algunas recetas nuevas. Incluso creé mi propio tablero de Pinterest de alimentos veganos. Me había metido de lleno en el estilo de vida vegano.

Sin embargo, la motivación me duró muy poco. Sobre todo cuando fui a Whole Foods y dos productos me costaron 50 dólares. Ser vegano representa una transformación drástica en tu vida y tienes que estar muy, muy comprometido con ese cambio si quieres conseguirlo.

Yo no lo estaba. Quería implementar hábitos alimenticios saludables en mi dieta y solo introduje algunos. Es cierto que consumía más frutas y verduras, pero también muchos más carbohidratos. Pastas y arroz. Más pasta. Y patatas.

Los carbohidratos son excelentes, hasta cierto punto. Durante ese mes nunca me sentí satisfecha comiendo solo frutas y verduras. Necesitaba incluir más alimentos en mi dieta.

El desayuno era lo más difícil porque soy una amante de los huevos. Básicamente, solo desayunaba harina de avena, frutas y tostadas. Descubrí que me gustaban mucho las tostadas con aguacate, pero otra vez volvía a los carbohidratos. En la mayoría de las ocasiones terminaba comiendo un salteado de vegetales con arroz o pasta con pesto y patatas.

Al terminar ese mes me percaté de algunos detalles:

  1. Salir a comer a mis restaurantes favoritos era inútil porque no podía pedir mis comidas preferidas.

  2. Salir a comer a cualquier lugar era prácticamente imposible porque en todos lados utilizaban mantequilla.

  3. Lloraba cuando veía a mi padre haciendo galletas de chocolate.

  4. Comer conmigo se convirtió en un gran problema (lo siento mucho papá).

  5. La comida vegetariana es cara y, por tanto, no es apta para una estudiante universitaria sin dinero.

  6. Solo deseaba un plato de macarrones con queso no-vegano.

Decidí dejar de ser vegana porque realmente no lo sentía. Aunque hubiera querido asumir ese estilo de vida, realmente no me gusta la comida vegana. Ser vegana cambió mi vida y llegó a convertirse en una molestia. Aunque he aprendido a respetar mucho a los veganos pues siguen una dieta impresionante.

Sin embargo, yo percibo los alimentos de una manera diferente. Para mí, la comida es expresión de uno mismo y, por tanto, debe hacerte feliz. Quiero comer alimentos que me hagan sentir bien, que me hagan sonreír y que pueda compartirlos con los demás. Quiero que comer sea una tarea fácil. Las comidas se deben disfrutar. No quiero negarme los alimentos que adoro, ni siquiera por un día.

También pensé que al intentar seguir una dieta vegana terminé consumiendo muchos más alimentos procesados que antes. Desde el queso vegano hasta la crema agria vegana y la mayonesa vegana. ¿Cuáles son los ingredientes de estos productos?

La vida es demasiado corta. Come todo lo que quieras. Si muriera mañana, me habría arrepentido de no comerme ese último pedazo de pastel de chocolate.

No obstante, respeto a quienes prefieren evitar los productos de origen animal. Amo a los animales tanto como a las personas. Pero crecí comiendo productos lácteos y carne, y pretendo seguir alimentándome así. Sobre todo porque soy griega y corro el riesgo de que me repudien si rechazo un cordero.

Además, ¿cómo se puede decir que no a eso?

Spoon University
Zoe Karavolis