Netanyahu camina sobre la cuerda floja política en su viaje a EEUU tras retiro de Biden de contienda

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu atiende una sesión del Parlamento de Israel en Jerusalén, el miércoles 17 de julio de 2024. (AP Foto/Ohad Zwigenberg)

JERUSALÉN (AP) — El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se dirige a Washington el lunes, dejando atrás una guerra brutal para pronunciar un discurso políticamente precario ante el Congreso estadounidense en un momento de gran incertidumbre tras la decisión que el domingo tomó el presidente Joe Biden de no buscar la reelección.

Con los esfuerzos por lograr un alto el fuego entre Israel y Hamás, las crecientes preocupaciones sobre la extensión de la guerra al Líbano y Yemen y la vertiginosa campaña presidencial estadounidense, el discurso de Netanyahu tiene el potencial de causar confusión en ambos lados del océano.

Los riesgos aumentan con la salida de Biden de la contienda presidencial, especialmente porque la elección del próximo candidato demócrata —y del potencial próximo mandatario estadounidense en que tendrá que confiar Netanyahu— aún no se toma.

Una persona familiarizada con la agenda de Biden confirmó el domingo que el presidente estadounidense recibirá a Netanyahu en la Casa Blanca. El funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hacer comentarios públicos, dijo que no se ha fijado el momento exacto de la reunión porque Biden se está recuperando del COVID-19.

Se prevé que Netanyahu pronuncie un discurso ante el Congreso estadounidense el miércoles. También se espera que se reúna con la vicepresidenta Kamala Harris, que ahora busca la nominación del Partido Demócrata.

Un funcionario de la oficina de Netanyahu confirmó que el primer ministro israelí viajará a Washington el lunes. El funcionario también habló bajo condición de anonimato a la espera de un anuncio formal.

Netanyahu pronunciará su discurso en el Congreso teniendo en cuenta a varias audiencias: Sus socios gobernantes ultranacionalistas, la clave de su supervivencia política; el gobierno de Biden, con el que Netanyahu cuenta para su apoyo diplomático y militar; y el Partido Republicano de Donald Trump, que podría ofrecer a Netanyahu un reinicio de las relaciones si es reelegido en noviembre.

Pero también corre el riesgo de hacer enojar a cualquiera de esas partes, algo que Netanyahu no puede permitirse si espera conservar su tenue control del poder.

“Hay algunas minas terrestres y trampas en este viaje”, destacó Eytan Gilboa, experto en las relaciones entre Estados Unidos e Israel en la Universidad Bar-Ilan de Israel, antes de la decisión de Biden de abandonar la contienda presidencial. “Se le considera un mago político que sabe cómo escapar de las trampas. No estoy seguro de que todavía sepa cómo hacerlo”.

Es el cuarto discurso de Netanyahu ante el Congreso —más que el de cualquier otro mandatario mundial. Durante su discurso, sus socios gobernantes de ultraderecha querrán escuchar su determinación de continuar la guerra y derrocar a Hamás.

Por su parte, el gobierno de Biden buscará avances hacia la última propuesta de alto el fuego respaldada por Estados Unidos y detalles sobre un plan de posguerra. Los republicanos esperan que Netanyahu manche a Biden y refuerce la esperada percepción del Partido Republicano como un partidario incondicional de Israel.

Al recibir la invitación, Netanyahu dijo que “presentará la verdad sobre nuestra guerra justa contra aquellos que buscan destruirnos”.

La guerra, que fue provocada por la violenta irrupción de Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel, ha puesto a prueba los lazos de Israel con su principal aliado como nunca antes.

El gobierno de Biden se ha mantenido firmemente al lado de Israel. Pero se ha alarmado cada vez más por la conducta del ejército israelí, las continuas dificultades para llevar ayuda humanitaria a Gaza, especialmente después del breve funcionamiento del muelle militar estadounidense frente a la costa de Gaza, así como por la falta de planes de posguerra de Israel y el daño a los civiles. en Gaza. Es probable que persistan preocupaciones similares si los estadounidenses eligen un nuevo presidente demócrata.