Francisco Galindo Vélez, el diplomático salvadoreño que verificará las negociaciones del polémico acuerdo en España entre Pedro Sánchez y los independentistas

Francisco Galindo Vélez
Francisco Galindo Vélez es el encargado de mediar y verificar en las reuniones entre ambas partes.

Muy discreto, con un muy bajo perfil, una persona de la que apenas hay fotos y de la que poco se conoce.

Así es el diplomático que actuará como verificador en España entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por el presidente de España, Pedro Sánchez, y Junts per Catalunya, partido independentista con el que el mandatario tuvo que pactar para recabar los votos necesarios para alcanzar la presidencia.

Se trata de Francisco Galindo Vélez (San Salvador, 1955), diplomático de carrera y quien también fue representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Su nombre se dio a conocer hace unos días tras una reunión entre PSOE y Junts en Ginebra, Suiza, ya con Galindo presente.

Aunque la diferencia entre un verificador y un mediador es sutil, la primera figura es menos intervencionista y su papel es revisar y constatar que todo lo que hablan y acuerden las partes se vaya cumpliendo.

Será pues el encargado de revisar un tema que levanta espinas en España.

Diplomático de familia

Galindo Vélez, de 68 años, fue embajador de su país en Francia y en Colombia en distintos periodos entre 2009 y 2019.

Además, fue representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Francia, Colombia, México y Egipto.

Con esta misma organización se desempeñó como Representante Regional Adjunto en México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cuba y Belice entre 1987 y 2008.

Su formación inicial es como graduado en Ciencias Jurídicas y Políticas y está autorizado como abogado en El Salvador. Luego se doctoró en el Instituto Universitario de Estudios Internacionales Avanzados de Ginebra, según se desprende del portal de Transparencia del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador.

Lo de la diplomacia le viene de familia, ya que su padre, Reynaldo Galindo Pohl, ejerció numerosos cargos a nivel internacional: representante de El Salvador ante la ONU o parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; también fue parte activa de la política nacional y presidió la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la Constitución salvadoreña de 1950.

También lo de mediador, ya que su padre fue parte del tribunal arbitral que en 1994 resolvió la disputa entre Chile y Argentina sobre el territorio de la Laguna del Desierto.

Imagen en blanco y negro de Reynaldo Galindo Pohl.
El padre de Galindo Vélez, también experto en resolver conflictos internacionales.

Fue parte de la delegación diplomática de El Salvador en Colombia en dos etapas, entre 2009 y 2019, durante los gobiernos de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén.

Se ubicó en Ginebra con la llegada de Nayib Bukele a la presidencia de El Salvador.

“Tiene un amplia experiencia y trayectoria en promover diálogos, es una persona ecuánime”, dijo sobre Galindo Vélez la política Nidia Díaz, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador en una entrevista en una radio de España.

Ahora le tocará ser el “coordinador del mecanismo internacional”, tal y como se han referido a él PSOE y Junts.

Un pacto controversial

Cuando a comienzos de noviembre se dio a conocer el pacto entre PSOE y Junts, fue polémico.

Y esto se debe a que el tema independentista catalán, así como su relación con el gobierno de España, lleva en la agenda política más de una década generando suspicacias y grandes tensiones.

También a que, hasta antes de necesitar los votos, Pedro Sánchez se había opuesto a la ley de amnistía.

Este es uno de los puntos más controversiales de este acuerdo y que consiste en la anulación de las condenas y procesos legales de las personas que participaron en el procès, el referendo de autodeterminación de Cataluña de 2017, previamente declarado ilegal y suspendido por el Tribunal Constitucional, y la posterior declaración unilateral de independencia.

Pedro Sánchez.
Para llegar a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez necesitó el apoyo del independentismo catalán, entre otros grupos.

Pero también comprende otros puntos, como la participación de Cataluña de modo directo en las instituciones europeas y demás organismos internacionales y las propuestas de Junts de hacer un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Cataluña bajo el amparo de la Constitución, así como una excepción fiscal que permita a esta comunidad autónoma quedarse con el 100% de lo recaudado en impuestos en ese territorio, entre otras medidas económicas.

La contraparte era, por un lado, el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, con el voto a favor de todos los diputados de Junts, algo que se hizo efectivo el pasado 16 de noviembre, y la estabilidad de la legislatura de Pedro Sánchez.

Esto último, reiteraron los independentistas en varias ocasiones, está sujeto a los avances y el cumplimiento de los acuerdos y pende como una espada de Damocles sobre el gobierno de Sánchez.

Tan intrincado es el tema que, dentro del mismo acuerdo se contemplaba la creación de un mecanismo internacional para “acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación” entre ambos partidos.

Aquí es donde entra Francisco Galindo Vélez, que actuará como verificador en las reuniones bilaterales que celebren ambos partidos.

“Extraordinaria desconfianza”

En el texto del acuerdo de ambos partidos, que vio la luz en noviembre, las partes reconocieron sus “profundas discrepancias” y “desconfianzas mutuas”.

Esta misma idea la repitió Sánchez hace unos días, cuando defendió la figura de un verificador en el proceso de negociación para salvar la “extraordinaria desconfianza” entre los actores políticos.

Entre los apuestas para esta negociación se barajaba el Centro para el Diálogo Humanitario Henri Dunant (CDH), que medió entre el grupo separatista armado ETA y el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero finalmente fue elegido Galindo Vélez.

No trascendieron los motivos específicos por lo que se le escogió ni a propuesta de quién, pero ambos partidos agradecieron a Galindo “su compromiso en poner a disposición de las partes su experiencia y su voluntad de contribuir a alcanzar la solución política y negociada al conflicto” tras la reunión de las partes en Ginebra la semana pasada.

Lo que está claro es que su muy bajo perfil y el poco conocimiento que se tiene de él en España puede ayudar a facilitar el proceso justamente por su poca visibilidad.

Desde la oposición se criticó el pacto y, ahora, la reunión de ambos partidos y la mediación.

Carles Puigdemont.
Carles Puigdemont huyó a Bruselas para evitar ser enviado a prisión.

En concreto, el líder del PP, Alberto Núñez-Feijóo, exigió el fin del “despropósito” de las reuniones en Suiza entre PSOE y Junts. “no se negocia en la clandestinidad la dignidad y la democracia de España”, dijo en un acto ante miles de personas en Madrid.

Sobre Galindo, dijo que es “una humillación” que Pedro Sánchez “ponga a un ciudadano de El Salvador a decidir el futuro de España”.

“Ahora es un experto en guerrillas latinoamericanas quien nos tiene que decir cómo España trata a una de sus comunidades autónomas”.

Galindo desmintió que participara en las negociaciones entre el gobierno de Colombia y las FARC pero que siempre se manifestó a favor del "esfuerzo de paz" en declaraciones a el diario español El País.

La mediación, una petición del independentismo

El punto álgido de tensión entre el independentismo catalán y el gobierno de España ocurrió en octubre de 2017, tras la celebración del referéndum de autodeterminación de Cataluña.

El entonces gobierno catalán, encabezado por el expresidente Carles Puigdemont, consideró los resultados legítimos y declaró de modo unilateral la independencia de Cataluña.

Felipe VI, rey de España, quien solo se dirige a toda la población durante el discurso del 24 de diciembre, lo hizo en esa ocasión como algo excepcional y dijo que “determinadas autoridades en Cataluña (…) han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla”.

El rey Felipe VI de España con Pedro Sánchez.
Felipe VI solo se dirige a toda la población durante el discurso del 24 de diciembre, pero hizo un discurso especial en octubre de 2017.

Puigdemont dijo estar dispuesto a “emprender un proceso de mediación”. Días después, Puigdemont huyó a Bruselas para evitar ser enviado a prisión.

Los ecos de la mediación resonaron y varios nombres estuvieron sobre el tintero para llevarla a cabo, entre ellos, varios políticos europeos de centro izquierda, como Jonathan Powell, ex jefe de gabinete del líder británico Tony Blair; el expresidente de Austria Heinz Fischer, y el expresidente de la Comisión Europea y ex primer ministro de Italia Romano Prodi.

También se habló de mediadores dentro del país.

Pero en declaraciones de 2019, el entonces presidente de España Mariano Rajoy dijo que sus posiciones “estaban claras” y “no pensaba negociar ni el cumplimiento de la ley, ni la Constitución, ni la soberanía nacional".

En esta nueva etapa está por ver hasta dónde llega este proceso y qué frutos genera a medio y largo en la sociedad española y en la catalana y, en el corto plazo, en la estabilidad del gobierno de Sánchez.

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