¿Por qué los franceses odian tanto a Emmanuel Macron?
La ya mala opinión de los franceses sobre su presidente, Emmanuel Macron, se ha deteriorado aún más desde el 9 de junio cuando decidió disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones para los días 30 de junio y 7 de julio.
"Fuera de onda", "narcisista", "desconectado": los franceses tienen pocas palabras buenas para su presidente.
"El rechazo hacia el presidente de la República nunca ha sido tan alto como ahora", afirma Alain Duhamel, periodista y ensayista político. El autor de 'Prince Balafré - Emmanuel Macron et les Gaulois (très) réfractaires', publicado en septiembre de 2023 (Edition de l'Observatoire), ya había analizado "el odio particular contra Emmanuel Macron".
Su solitaria decisión de disolver la Asamblea Nacional francesa y convocar precipitadamente elecciones legislativas, anunciada la misma noche de las elecciones europeas, "simboliza y refuerza este rechazo", añade.
Este desencanto se refleja en la baja puntuación obtenida por la lista del partido Renacimiento del presidente en las elecciones europeas: consiguió el 14,6% de los votos, por detrás de la extrema derecha, que se llevó casi el 40% de los sufragios, entre ellos, el 31% para la Agrupación Nacional (AN).
Una semana después del 9 de junio, Emmanuel Macron había perdido entre cinco y siete puntos de opinión favorable, cayendo al 28% (sondeo Ipsos) o al 26% (Ifop).
Una impopularidad "normal" para un presidente francés
Pero "todos los presidentes han sido impopulares, incluso De Gaulle", recuerda Alain Duhamel. El auge de popularidad que sigue a su elección suele dar paso rápidamente al desencanto de la población francesa.
François Hollande, predecesor de Emmanuel Macron, cayó por debajo del 20% durante su mandato. Y el alemán Olaf Scholtz no es más popular en su país, con un 27% de opiniones favorables, según el sondeo de Ipsos para 'Euronews' realizado en marzo de 2024 en 18 países de la Unión Europea.
Hoy, Emmanuel Macron ve cómo sus propios partidarios se alejan: ha perdido 11 puntos de opinión favorable entre los electores que le eligieron en la primera vuelta de mayo de 2022.
"Es entre su electorado donde la incomprensión de su decisión de disolver la Asamblea es más fuerte. Se sintió como una traición", afirma Alain Duhamel.
Un odio "personal" hacia Emmanuel Macron
Además de este rechazo vinculado al cargo, a la oposición a las políticas llevadas a cabo y al desgaste del poder inherente a un segundo mandato, existe una "dimensión personal" en el caso de Emmanuel Macron, explica Alain Duhamel.
Es la persona en sí, su carácter, lo que irrita a los franceses. Los candidatos de su partido a las próximas elecciones ya no muestran su rostro en los carteles de campaña: pretender estar cerca de él es ahora una desventaja.
La disolución es vista como "una reacción de orgullo herido, una lección dada al pueblo porque ha votado mal", prosigue el ensayista. Una lección que repitió cuando pidió a los franceses que fueran "responsables ", instándoles a votar contra los extremos, tanto a la derecha como a la izquierda, en las elecciones legislativas.
Refuerza la imagen de un hombre arrogante, incluso desdeñoso, apresurado y autoritario, que impulsó reformas impopulares como el retraso de la edad de jubilación. Un hombre que, bajo el pretexto de "grandes debates" para aliviar crisis como la de los 'gilets jaunes' (chalecos amarillos) a finales de 2018, elude la concertación y la negociación. Un hombre "desconectado" de las preocupaciones de sus conciudadanos, un "presidente de los ricos" con formación de banquero de inversión.
Jugar al póquer y dramatizar
Emmanuel Macron había dicho que quería dejar que su primer ministro Gabriel Attal dirigiera la campaña para las elecciones legislativas. Pero en lugar de mantener un perfil bajo, está omnipresente.
Su repentina e inesperada decisión, calificada por muchos observadores en Francia como una "jugada de póquer", y sus discursos sobre el tema "yo o el caos", no sólo causan inquietud en gran parte de la población francesa, sino también "animosidad y resentimiento agudos", según Alain Duhamel. Lejos de calmar y unir a la gente, está avivando las llamas de la histeria en el debate.
Pequeñas frases que crispan a la gente
En 'Le Prince Balafré', Alain Duhamel ya le calificó de "torpe", "imprudente", y le señaló por hablar "demasiado, demasiado rápido y demasiado alto". En 2018, Macron le dijo a un horticultor en paro: "Cruzaré la calle y te encontraré (un trabajo)". Y tantas otras frases sin filtro que se han quedado grabadas en la memoria de los franceses como muestras de su desprecio percibido.
Según 'Le Monde', el antiguo diputado de Renacimiento Patrick Vignal le dijo a Macron, que le llamó después del 9 de junio para calibrar las reacciones a la disolución de la Asamblea: "La gente te odia".
Sin embargo, fuera de Francia, según un sondeo de Ipsos para 'Euronews', Emmanuel Macron es el líder europeo con opiniones más favorables (41%), solo por detrás del ucraniano Volodímir Zelenski (47%).
Esta popularidad podría verse mermada si su maniobra socava a Europa al permitir que un Gobierno de extrema derecha tome el poder en Francia. Su decisión es descrita en la prensa internacional como una "apuesta loca", "muy arriesgada" que "toma a Europa como rehén" y como un "inmenso peligro para la Unión Europea".
A no ser que haya que culpar a los franceses, como hace un editorialista italiano del diario liberal 'Il Foglio'. Considera que "el odio de los franceses hacia Emmanuel Macron es psicoanalítico, ya que han elegido a un reformista aunque odien el cambio".