La austeridad del Papa Francisco

La revolución en el Vaticano del papa del fin del mundo ya ha comenzado. Las señales del cambio, de la ruptura de estilo, son evidentes: nada de limusina, nada de crucifijo de oro, nada de estola, nada de zapatos rojos. Adiós a la ostentación, a la pompa: bienvenida la austeridad, la sencillez. El pontífice seguirá llevando zapatos negros y pantalones del mismo color. Y para que no quede dudas ha delineado el tono de su papado con un llamado a la defensa de los más débiles y del medio ambiente, diciendo que de esta manera se evitaba el triunfo de la muerte y la destrucción.