A FONDO-Los hospitales de Hong Kong, en el frente de las protestas contra China

Por Farah Master

22 nov (Reuters) - Los hospitales públicos de Hong Kong, conocidos durante mucho tiempo por su profesionalidad, se han convertido en un nuevo frente en las protestas antigubernamentales que han envuelto la ciudad durante más de cinco meses.

Un incidente en el que la policía antidisturbios, armada con escudos y porras, interrogó a una mujer embarazada junto a su cama en la sala de partos de un hospital se ha convertido en un grito de guerra para los profesionales de la sanidad que temen que la confidencialidad de los pacientes y la gran calidad en el tratamiento médico se vean amenazados.

Los dos oficiales hicieron caso omiso a las peticiones del personal médico de no entrar en la habitación de la mujer embarazada, y detuvieron a la joven de 19 años por sospechas de participar de una protesta ilegal. El incidente del 7 de octubre fue corroborado por el personal médico, la Autoridad Hospitalaria de la ciudad, financiada por el gobierno, y la policía.

Según Arisina Ma, presidenta de la Asociación de Médicos Públicos de Hong Kong (HKPDA, por sus siglas en inglés), que representa al personal de los hospitales públicos, y otros seis médicos y enfermeras que solicitaron el anonimato, la policía rara vez entraba en áreas como las salas de parto o de urgencias antes de que se produjeran las protestas, que se intensificaron en el pasado mes de junio.

Ahora, los arrestos e interrogatorios de sospechosos dentro de hospitales públicos se han convertido en algo común, dijeron. Esto ha suscitado la preocupación de que los manifestantes que necesitan atención médica puedan evitar el sistema de hospitales públicos por miedo a ser arrestados.

En un post de Facebook que fue ampliamente compartido, la HKPDA cuestionó por qué la policía había entrado en la sala de partos, y enfatizó la "necesidad de proteger los derechos de la paciente".

"La policía antidisturbios llega a los hospitales públicos con todo su equipamiento, lo que da miedo", dijo una enfermera que sólo contestó con el nombre de Cheng. "La reputación de los hospitales está siendo arruinada no sólo por la policía de Hong Kong, sino también por los gerentes administrativos de la Autoridad Hospitalaria que tratan de quitar la libertad de expresión a los profesionales de la salud".

La Autoridad Hospitalaria ha ordenado al personal que no participe en asambleas públicas ni que exprese su opinión sobre las protestas, ya que, según dicen, afectan el funcionamiento del hospital.

La presidenta de la HKPDA, dijo que la dirección de la Autoridad Hospitalaria había estado bajo una "intensa presión" de los gobiernos continental y local, y de los partidarios de la policía, lo que les dificultaba apoyar a sus colegas.

La Autoridad Hospitalaria se negó a hacer comentarios. La policía ha defendido sus acciones, calificándolas de necesarias para combatir unas protestas que se han vuelto cada vez más violentas.

"La policía respeta la privacidad personal. Al realizar investigaciones u operaciones en los hospitales, la policía no interferirá con la operación del hospital y los servicios al paciente", dijo la policía en un comunicado a Reuters.

TEMORES SOBRE EL TRATAMIENTO Y LA PRIVACIDAD

Más de 2.100 personas heridas en las protestas han sido ingresadas en hospitales públicos desde junio, dice la Autoridad Hospitalaria. La policía también es tratada en hospitales públicos, pero algunos son transferidos posteriormente a instalaciones privadas, dijo la presidenta de la HKDA.

El sector médico de la ciudad emplea a unas 100.000 personas. Cientos de personales sanitarios han trabajado como voluntarios de primeros auxilios en su tiempo libre en las primeras líneas de las protestas, atendiendo a los manifestantes heridos durante los enfrentamientos con la policía.

El personal del hospital ha sido acusado por los medios de comunicación y los funcionarios estatales chinos de no adoptar una postura más dura contra las protestas. Un incidente ocurrido en octubre en el que un hospital público expresó su apoyo a un médico detenido cerca de una zona donde ocurrían las protestas fue condenado por medios de comunicación estatales como Xinhua y el Diario del Pueblo.

La Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao de China en Pekín no respondió a una solicitud de comentarios de Reuters.

La HKPDA dijo que su sitio web había sido inundado con miles de mensajes críticos publicados por "partidarios de la República Popular China" después de que el grupo de médicos condenara el disparo a un manifestante por parte de la policía.

"Aunque usted no participe en nada, pero no se muestre en contra de las protestas, será usted quien haga algo mal", dijo Ma.

Muchos manifestantes dicen que están demasiado asustados para buscar tratamiento en los hospitales públicos, prefiriendo las clínicas improvisadas creadas por voluntarios que han surgido en toda la ciudad.

"Es un momento muy crítico porque nuestro sistema médico tiene vínculos con la fuerza policial", dijo un manifestante de 30 años que se identificó sólo como Ben que busca tratamiento en una clínica. "La gente tiene miedo de ir al hospital."

El grupo que dirige la clínica dijo que también dio tratamiento gratuito a los pacientes en las calles. Fung, una estudiante de medicina voluntaria de 24 años, dijo que la clínica había ayudado a miles de pacientes, utilizando aplicaciones de medios sociales como Telegram para comunicarse, que ayuda a minimizar el escrutinio oficial.

En los hospitales públicos, el personal dice que está caminando por la cuerda floja.

"Nos sentimos asustados", dijo un enfermero de 26 años en un hospital público que dijo llamarse Stephen.

El personal de sanidad que viste ropa negra, el color que usan muchos manifestantes, es revisado regularmente por los oficiales de policía antes de entrar al hospital, dijo.

"Para los trabajadores de salud es difícil expresar nuestros puntos de vista porque no podemos dejar de lado nuestros empleos. Tenemos que cuidar de nuestros pacientes".

(Información adicional de Sarah Wu y Juarawee Kittisilpa; Editado por Anne Marie Roantree y Philip McClellan; Traducido por Michael Susin en la redacción de Gdansk.)