Fijan cuadrantes para atender incendios en CDMX

CIUDAD DE MÉXICO, abril 12 (EL UNIVERSAL).- Para prevenir y controlar los incendios forestales en la Ciudad de México, la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) estableció un mapa con cuadrantes en el suelo de preservación que abarca nueve alcaldías.

"En una superficie de 88 mil metros cuadrados hicimos cuadrantes de 100 hectáreas para poder tener el control del territorio y que no se nos quemara (…) Estos cuadrantes están asignados por brigadas", declaró Columba Jazmín López Gutiérrez, directora de la Corenadr.

Esta estrategia, dijo, es única en México y es implementada con la finalidad de realizar acciones de conservación, protección, restauración, monitoreo y vigilancia ambiental de los recursos naturales en las áreas protegidas de la capital.

Del 1 de enero al 27 de marzo de 2024, la dependencia ha registrado 497 incendios forestales que afectaron mil 260.90 hectáreas.

En comparación con otros años, los incendios han aumentado, pero se ha logrado disminuir la superficie quemada y el tiempo de atención. Con los cuadrantes del suelo de conservación de las alcaldías Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco, se pueden ubicar las zonas de mayor incendio e identificar las causas.

Compartió que los incendios son ocasionados 99% por actividades del hombre: intencional y otra es la quema agropecuaria.

Más de 2 mil brigadistas de la Corenadr, del núcleo agrario, trabajan 24 horas los siete días de la semana en los cuadrantes.

Están capacitados en diferentes niveles para la actuación ante incendios forestales. Cuentan con un equipo especial conocido como ignífugo, que protege al cuerpo.

Los combatientes utilizan dos técnicas para sofocar las llamas; la manual, con palas, azadones y pulaskis, en el que se extrae tierra de una superficie para luego aventarla directamente al fuego. Y la subterránea, donde utilizan agua, para terrenos donde predomina la piedra.

Misael Romero, uno de los brigadistas, acepta que aunque su trabajo es un riesgo constante, es un orgullo para él salvaguardar al bosque.